Una relación muy estrecha con el éxito

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Quique Pina sitúa al Cádiz a las puertas de la elite tras llevar de Regional a Segunda A al Ciudad de Murcia y subir de Segunda B a Primera al Granada

Quique Pina, en compañía de su padre, Juan José, sostiene una bandera y una bufanda del Cádiz.
Quique Pina, en compañía de su padre, Juan José, sostiene una bandera y una bufanda del Cádiz. / Jesús Marín
F.j. Díaz

cádiz, 07 de junio 2017 - 06:54

Quique Pina está demostrando una vez más que no se pone límites. Su relación con el éxito deportivo es algo que empieza a parecer innato en su persona hasta el punto de que puede valer aquello de que "todo lo que toca lo convierte en oro". La clasificación del Cádiz para disputar el play-off de ascenso a Primera es la última prueba de que su mano sigue vinculada a las alegrías de aquellos equipos que controla.

La historia de este murciano con el balompié, más allá de su etapa de futbolista, comienza en el siglo pasado. Fue en 1999 cuando fundó el Ciudad de Murcia, un club dispuesto a hacer ruido en la región a pesar de la hegemonía del Real Murcia. Lo que parecía una aventura de un loco futbolero acabó por convertirse en un proyecto más que respetado, y hasta envidiado, dentro del fútbol español. Aquel Ciudad de Murcia arrancó en categoría regional, buscando un campo digno en el que jugar mientras el Real Murcia militaba en Segunda B y aún utilizaba el viejo feudo de La Condomina. Sin embargo, el proyecto de Quique Pina fue tomando fuerza después de varios cambios de entrenador aquella primera campaña de su historia -siendo uno de ellos el propio fundador- hasta alcanzar el ascenso a Tercera División. El conjunto murciano estaba ya en categoría nacional.

En Tercera fue llegar y besar el santo en la temporada 2000-01. Pina hizo un plantel con jugadores de renombre para esa división como Idiákez, Loinaz y el propio Juan Carlos Cordero. El resultado fue un equipo casi inexpugnable que sólo perdió tres encuentros y que sumó 99 puntos, un récord entonces. Ascendió a Segunda B después de una liguilla contra Balaguer, Manacor y Pego, en la que fue el mejor de los cuatro. Dos años de historia y dos ascensos. El Ciudad era nuevo equipo de Segunda B.

En la categoría de bronce, Pina siguió apretando al Ayuntamiento en busca de un campo digno; la única opción fue Molina de Segura. El equipo acabó quinto, muy cerca de la fase de ascenso. Un logro que consiguió en el siguiente curso (2002-03) cuando el Ayuntamiento le autorizó a jugar en La Condomina y Pina le arrebató al Real Murcia a Pepe Aguilar, un ex cadista que entonces era muy codiciado. Tras pasar dos entrenadores por el banquillo, la apuesta fue Carlos Orúe, que llegó acompañado por Ángel Oliva. Con los dos técnicos ex cadistas el Ciudad se metió en Segunda A tras obtener la mejor puntuación en la liguilla contra Pontevedra, Barakaldo y Castellón. Cuatro años después de su fundación, Quique Pina, como dirigente, llamaba a la puerta del fútbol profesional.

Las dos primeras campañas en Segunda A arrancaron con el objetivo de la permanencia, siendo un notición en la primera de ellas el fichaje del hoy cadista Dani Güiza, que anotó 16 goles. El espectáculo estaba garantizado con el jerezano en las filas de Ciudad. El tercer proyecto en Segunda A ya buscó descaradamente el ascenso a Primera. Pina apostó para el banquillo por Abel Resino y el equipo llegó a ser líder -el club más joven en lograrlo en Segunda A en la historia del fútbol español-. Tras algunas dudas, el Ciudad se enderezó en la segunda vuelta hasta llegar a la última jornada con opciones de ascenso. Precisaba ganar al Nástic de Tarragona y que el Levante no lo hiciera en Lérida. El Ciudad cumplió su parte venciendo 2-0, pero el equipo valenciano ganó al Lleida (0-1), por lo que mantenía el tercer puesto con dos puntos de ventaja sobre el Ciudad, que aventajó en 20 puntos al Real Murcia, todo un revés para el enemigo más directo.

La última campaña de Pina al frente del equipo (2006-07) arrancó con Oltra en el banquillo y el ascenso a Primera entre ojos. De nuevo acabó cuarto, más lejos en puntos del tercero, aunque cerrando otra campaña gloriosa en un club tan nuevo y sin respaldo municipal, lo que provocó que el dirigente murciano decidiera vender las acciones al empresario Carlos Marsá, que era presidente del Granada'74 y decidió llevarse a su tierra la plaza que tenía en la categoría de plata el conjunto murciano.

Posteriormente Pina aumentó sus lazos de trabajo con la familia Pozzo, dueños del Udinese, y a través de las empresas Nevauto SA y Daxian 2009 SL entró junto a Juan Carlos Cordero en la gestión y dirección del Granada CF. El equipo rojiblanco estaba entonces en Segunda B y aquella campaña, ya de la mano de Pina, se proclamó campeón del grupo IV y subió a Segunda A tras eliminar al Alcorcón. Posteriormente se proclamó campeón de la categoría de bronce al vencer en el cruce a la Ponferradina.

En su vuelta a Segunda A, el Granada se reforzó con jugadores procedentes del Udinese y formó un bloque compacto que se clasificó al final de la fase regular para disputar el play-off. El resto ya lo saben. Tumbó al Celta y al Elche para regresar a Primera 35 años después. Con Pina en la presidencia y Cordero en la dirección deportiva, el equipo de Los Cármenes se mantuvo cinco campañas consecutivas en la elite. Y en ese periodo de tiempo su vínculo con el Udinese se tradujo en la clasificación del conjunto italiano a la Liga de Campeones.

El ciclo se acabó hace casi un año, cuando ya estaba de alguna manera en la gestión deportiva del Cádiz que presidía Manuel Vizcaíno, logrando el fichaje de jugadores como Güiza, Cifuentes o Abel Gómez. Y el equipo amarillo subió a Segunda A. Lo de la temporada actual es un feliz presente de la gestión deportiva de Pina; el Cádiz se salvó con suficiente antelación del descenso y ahora peleará el ascenso por el mismo camino que el Granada. ¿Vivirá el murciano un final idéntico al de entonces, abriendo las puertas de Primera División?

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