Cádiz CF

La producción se ralentiza

  • Hace tres meses que el conjunto amarillo no enlazaba dos partidos sin vencer

  • El último empate y la anterior derrota, claras señales de la dificultad de la segunda vuelta

Carrillo salta más que Seoane en un acción del partido contra el Lugo disputado el pasado sábado.

Carrillo salta más que Seoane en un acción del partido contra el Lugo disputado el pasado sábado. / fito carreto

Se acabaron los tiempos de felicidad permanente. El Cádiz deja atrás de manera definitiva la excelente racha que le impulsó como un cohete desde la 16ª hasta la segunda posición y se instala como uno más en la normalidad de la competición, la que se traduce en una repentina ralentización de la producción de puntos. Bienvenido a la realidad de la rutina, la que reparte alegría, media sonrisa -o medio enfado- y tristeza a partes iguales. Cada punto empieza a ser oro puro en el largo esprint sostenido hasta la linea de meta y los que vuelan cuando parecen atrapados son carne de lamentación pasajera antes de la preparación del siguiente duelo. Dos se marcharon en el último instante el pasado sábado y no queda otro remedio que mirar adelante. El futuro es de quien capture cada instante del presente. La mente del futbolista se traslada ya al estadio del Nástic de Tarragona tras una rápida digestión de la súbita decepción que significó el gol a última hora del Lugo.

Hay que remontarse tres meses atrás para dar al menos con dos jornadas consecutivas sin la jugosa recompensa de la victoria, cuando los amarillos perdieron 1-0 en el terreno del Huesca y luego empataron en casa (0-0) frente al Rayo Vallecano, dos conjuntos enfrascados también en la batalla por el salto a la élite. El Cádiz se había acostumbrado a vivir en un lecho de rosas que se torna ligeramente espinado. Ahora se repite la historia con la derrota en Alcorcón y las tablas frente al Lugo, un rival directo en la pelea por el ascenso del que no logró distanciarse aún más en la clasificación. Lo podía haber dejado a seis puntos pero continúa a tres.

Los de Cervera arrancan la segunda vuelta con menos bríos que la primera

El Cádiz sufre un ligero bajón apoyado en sus problemas para reaccionar cuando se ve por detrás en el marcador -nunca mete un gol una vez que ha recibido uno- y sus momentos de fragilidad sobrevenida que aprovecha el contrincante de turno. El Lugo apretó el acelerador en busca de una igualada que Alberto Cifuentes evitó en primera instancia -una vez más apareció el portero para ejercer de apagafuegos- hasta que un error colectivo en defensa a la salida de un saque de esquina propició el gol del empate en la recta final de partido, cuando más se acrecienta la sensación de frustración casi sin tiempo para más. El cuadro gallego sí demostró capacidad de reacción frente a un Cádiz que no supo explotar sus virtudes, en fase de hibernación. Hacía frío, mucho, y se quedó helado. No aprovechó los espacios que concedió el adversario, volcado en ataque, para sentenciar con una segunda diana que hubiese sido determinante. Jugó a que no pasara nada, a expensas de la velocidad del reloj, pero sí pasó algo y de añadir a su cuenta tres puntos que casi guardaba en el bolsillo se tuvo que conformar con uno. Con lo que cuesta sumar, y más a estas alturas de la temporada, la especulación conlleva el riesgo de que pase factura. El lado positivo es que desde la privilegiada atalaya del segundo puesto dispone de margen para equivocarse.

Los números reflejan que el conjunto entrenado por Álvaro Cervera comienza la segunda vuelta con más dificultades que la primera. Si en las tres jornadas iniciales del campeonato se embolsó siete puntos -un par de triunfos y un empate-, en las mismas citas pero ya de la segunda rueda avanzó cuatro con una victoria, una igualada y una derrota. De mantener esa frecuencia -cuatro puntos cada tres partidos-, cerraría el torneo de la regularidad con 67 -sumaría 24 en los 18 capítulos restantes-.

Los gaditanos se mueven en la evidencia del pequeño bajón experimentado desde la vuelta de las vacaciones navideñas. No siempre se puede mantener el ritmo de la cosecha. Se puede entender el frenazo como algo lógico. La muralla sufre pequeñas grietas por las que se cuelan los contrarios y cuando el Cádiz recibe al menos un gol, la victoria huye despavorida. Le sucedió en ocho encuentros: 1-0 ante el Oviedo, 3-0 en Lorca, 0-2 contra el Osasuna, 2-2 frente a la Cultural Leonesa, 1-0 en Huesca, 1-1 en Tenerife, 1-0 en Alcorcón y el reciente 1-1 ante el Lugo.

El consuelo es que sigue siendo el equipo menos goleado de la categoría de plata: 14 tantos en contra, lo que supone un promedio de 0,5 por partido.

El Cádiz vivió tres meses por encima de sus posibilidades con nueve triunfos y dos empates -29 puntos de 33- en una dinámica inigualable casi imposible de reproducir por ninguno de los 22 participantes en una Liga interminable. Otra racha como esa otorgaría el pasaporte a Primera División a cualquiera de los equipos que están metidos en la pelea en las alturas. Si alguno lo consigue ganará el premio gordo. A la espera del desarrollo de una segunda vuelta que no ha hecho más que empezar, el horizonte de la Liga aparece preñado de dificultades.

Es harto complicado sumar como mínimo los 39 puntos de la primera vuelta -en total serían 78- y en principio el Cádiz no da síntomas de poder optar a tan alta cifra, pero los adversarios tampoco. Pero paso a paso porque esto es un carrera de fondo que da para mucho.

El discurso de los 50 puntos sigue vigente en el club antes de pensar en metas tan ambiciosas como ilusionantes que alimentan los mejores sueños de una afición que mantiene la confianza en los suyos.

Queda el camino más empedrado para el Cádiz y para todos los equipos sin excepción. Y para aspirar al ascenso -por la vía directa o a través del play-off- hará falta algo que más que pelea sobre terreno de juego. La entrega es algo que se supone a todos aunque al final la diferencia radica en el acierto.

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