Cádiz CF

El distinto rasero del VAR con el Cádiz CF

  • Se revisó la patada de Rubén Alcaraz a Borja Iglesias una semana después del agarrón a Sobrino en Valencia no señalado

Ledesma tumbado mientras Borja Iglesias celebra el gol de penalti.

Ledesma tumbado mientras Borja Iglesias celebra el gol de penalti. / Efe

El Cádiz CF pelea con sus rivales en busca de la permanencia en Primera División y soporta la carga añadida de los arbitrajes en contra que limitan sus opciones. Los misteriosos criterios aplicados desde el VAR y por los árbitros son un lastre que quién sabe si suponen una adulteración de la competición.

El conjunto amarillo se está jugando la misma vida pero su destino se decide desde unas pantallas y con un trato desigual. Perdió (1-2) el duelo andaluz ante el Betis con un penalti en los últimos minutos que el colegiado Jesús Gil Manzano no apreció en primera instancia.

Fue una jugada fortuita que ni siquiera acarreaba peligro. Rubén Alcaraz quiso despejar el balón en una esquina del área pero se equivocó y le dio una patada a Borja Iglesias. El árbitro no señaló nada hasta que desde el VAR fue invitado a revisar la acción en el monitor ubicado junto al túnel de vestuarios. Fue entonces cuando rectificó y decretó el máximo castigo que resultó clave en el marcador definitivo. Hasta el entrenador del cuadro amarillo, Sergio González, reconoció que existió la falta.

La cuestión no es si hubo penalti sino por qué el VAR entra en una jugada que ya ha sido juzgada por el colegiado y no en otras, como en la salida de Claudio Bravo en la última jugada del partido con una rodilla levantada (como Ledesma en Mallorca) y la posterior mano de Joaquín.

O por qué entra el VAR en ese lance de Rubén Alcaraz y no en el claro agarrón que Rubén Sobrino sufre dentro del área en el partido contra el Valencia disputado sólo seis días antes que el envite ante el Betis. Ese penalti no pitado podía haber dado el triunfo a los amarillos en Mestalla.

El VAR hace justicia porque hay penalti de Rubén Alcaraz pero no hace justicia cuando no propone que el penalti sobre Sobrino al menos sea revisado. Ese es el problema. Hay un distinto rasero con el Cádiz CF.

La manera de actuar del VAR cambia en apenas una semana. No hay que revisar el agarrón de Jesús Vázquez a Sobrino pero sí la patada de Rubén Alcaraz. Una sí y otra no. Como tampoco se revisó el penalti señalado de Iván Alejo a Brian en el Mallorca-Cádiz CF que no lo fue ni en pintura. ¿Por qué no entró el VAR para evitar esa pena máxima injusta en Son Moix y sí lo hizo para indicar un penalti en aquella salida de Ledesma?

Todo muy raro. Huele a chamusquina desde aquella escandalosa actuación arbitral y vídeo arbitral en Mallorca, donde se rieron de todo el universo cadista.

El maltrato del VAR al Cádiz CF se traduce en un grave obstáculo para un equipo amarillo que no estaría en zona de descenso si no sufriera esos agravios. Los criterios bailan en función de no se sabe qué intereses. Lo único que parece evidente es que el cuadro gaditano no puede esperar que haya justicia al cien por cien sobre el césped. Y cuidado, ahora toca el Camp Nou.

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