Cádiz CF

El constructor de plantillas que pelean en la parte alta de la tabla

  • Cordero se va del club con la misión cumplida de estabilizar el equipo en la categoría de plata

Cordero habla con un jugador durante un reciente entrenamiento.

Cordero habla con un jugador durante un reciente entrenamiento. / julio gonzález

Juan Carlos Cordero aterrizó en el Cádiz el verano de 2016 para poner en marcha el reestreno del conjunto amarillo en la categoría de plata después de seis años interminables de oscuridad en Segunda División B. No era fácil encontrar acomodo en la rueda del fútbol profesional pero el director deportivo, con una larga trayectoria en el complejo mundo del balompié, hizo más fácil la transición con la confección de una plantilla a la que el entrenador, Álvaro Cervera, sacó el máximo rendimiento. De las penurias de Segunda B a la quinta plaza en LaLiga 1|2|3 y la participación en la fase de ascenso a Primera -eliminado por el Tenerife por el mejor puesto, cuarto, del cuadro chicharrero en el campeonato-. Aquella campaña, tan brillante como inesperada, devolvió al Cádiz el protagonismo en el mapa futbolístico nacional hasta el punto de ser visto por los demás contrincantes un serio candidato a dar el salto en la élite.

No fueron pocos los futbolistas que se revalorizaron y pasaron a ser objeto de miradas de ojeadores de equipos de Primera y Ligas de otros países.

El desarrollo de la siguiente temporada, la 2017/18, no tuvo el lustre ni el desenlace tan exitoso de la anterior aunque el plantel peleó hasta el final por un hueco en el play-off del que se cayó en la última jornada -derrota en en campo del Granada- para acabar en la novena posición.

El equipo no brilló esa campaña como en el ejercicio anterior aunque Cordero tuvo la habilidad de renovar a los dos jugadores más cotizados en el mercado con elevadas cláusulas de rescisión: Salvi y Álvaro García, ambos hasta 2022. Cervera también firmó su continuidad, además de Jose Mari y Servando.

En el arranque de la nueva campaña, Cordero renovó a Garrido y a Manu Vallejo, este último la promesa emergente de la cantera que se ha ganado un sitio en el primer equipo. Es una inversión de futuro, con una cláusula de salida de ocho millones de euros.

Más allá de los problemas que hayan podido tener Cordero y el presidente, Manuel Vizcaíno, el trabajo del ya ex director deportivo se refleja en la clasificación del Cádiz en los cursos en Segunda A, con la permanencia garantizada con varios meses de antelación y metido de lleno en la batalla de arriba con rivales de mayor poderío económico. Se va del club con la misión cumplida de estabilizar al equipo en Segunda A con plantillas que, con sus virtudes y sus defectos, sus fortalezas y sus carencias, pelearon en la parte alta de la clasificación pese a no figurar a priori entre las favoritas de la Liga.

La gestión deportiva ha sido además una fuente millonaria de ingresos económicos en el club. Cordero fichó a Aridane, Álvaro García y Lucas Bijker a coste cero y el club obtuvo pingües beneficios con sus traspasos. En total 6,75 millones de euros: cinco millones por la reciente venta del utrerano al Rayo Vallecano, un millón y medio por el pase del canario al Osasuna en verano de 2017 y un cuarto de millón por la marcha holandés al Mechelen belga en julio de 2018. Un dinero que ha servido para dar oxígeno al club.

En su haber queda además el listón alto que deja en el Cádiz B. Puso los mimbres que Mere supo aprovechar en mejor temporada del Cádiz B, que se se quedó a un pequeño paso de primer ascenso de su historia a división de bronce.

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