zaragoza - Cádiz

Superioridad determinante (0-2)

  • El equipo amarillo toma La Romareda al saber aprovechar las dos expulsiones de su rival

  • Sexta victoria seguida y a un punto del liderato

El Cádiz no quiere frenar no hay quien lo pare. Es el equipo más en forma de la categoría y se empeña en demostrarlo cada fin de semana. Anoché prolongó su racha victoriosa con un laborioso triunfo en La Romareda por 0-2 que le hace dormir en la segunda posición y se coloca a un solo punto del líder, el Huesca. El equipo amarillo supo sacar rentabilidad a la superioridad numérica ante un Zaragoza que sufrió dos expulsiones, una en la primera parte y otra en la segunda, las dos buscadas por sus propios jugadores. Álvaro García y Dani Romera firmaron los dos tantos de un conjunto gaditano que encadenó su sexto triunfo consecutivo en la Liga y sumó siete encuentros sin recibir un gol. Llega a los 32 puntos y se coloca a uno solo de los 33 con los que cerró la primera vuelta de la pasada temporada cuando todavía restan tres citas para alcanzar el ecuador del campeonato. Ofrece números de un equipo que está metido de lleno en la batalla por el ascenso y no por la vía del play-off. El Cádiz vive en un estado permanente de felicidad no sin esfuerzo. Tomar un estadio del prestigio La Romareda refuerza aún más el trabajo de un equipo lanzado, que sabe sabe aprovechar cualquier debilidad de contrario para asesar un golpe mortal. Lo volvió a hacer ayer pese a que no brilló. De hecho, vivivó instantes de agobio cuando el rival estaba con nueve.

No fue fácil el encuentro pese a jugar durante más de una hora con más futbolistas. Dio con la fórmula para adelantarse pero le costó un mundo cerrar el partido frente a un adversario pasado de revoluciones en algunos momentos.

Álvaro Cervera mantenía el bloque habitual con la única novedad de David Barral en lugar de Carrillo. Apostó por la rapidez del isleño, que pasaba del ostracismo -no jugó frente al Albacete- a la titularidad en una semana.

El choque no concedía minutos de tanteo. Justo después del pitido inicial, cuando apenas se habían dado unos toques al cuero, Papu realizaba una escalofriante entrada a José Mari. Le dobló la pierna con un fuerte pisotón con los tacos de la de la bota que fue a parar a la tibia. El roteño, todo pundonor continuaba sobre el césped de manera milagrosa pero se tenía que retirar lesionado poco antes del intermedio. Una expulsión en toda regla que el colegiado se comió. Ni siquiera enseñaba la amarilla al georgiano, que poco después propinaba otro pisotón, esta vez en el tobillo de Garrido que también merecía la roja pero se quedaba en amonestación. Los locales se empleaban con una dureza inusual mientras los visitantes iban a lo suyo, sin entrar al trapo, sin salirse del guión aprendido de memoria. En el minuto 8 disponía de su primera oportunidad clara con un remate fuera de Garrido en boca de gol tras una falta lanzada por José Mari.

Los maños tomaban la iniciativa y creaban peligro con apertura a las banda y servicios al área. En el 14, el árbitro acertaba en la anulación de un gol de Vinicius, que había marcado en fuera de juego tras repeler Cifuentes la pelota a derechazo de Febas. No subía al marcador pero sí era un serio aviso para un Cádiz que replicaba en la siguiente jugada con un centro de Álvaro García que Barral remataba fuera.

Los amarillos daban la sensación de controlar la situación, no con la posesión del esférico, que era cosa de los anfitriones, sino con el orden ya conocido que enmarañaba el juego de un rival acelerado, duro, con entradas a destiempo quizás para intimidar. Pero los aragoneses pagaban muy caro su sobre excitación y se quedaban con un futbolista menos en el minuto 27 cuando Cordero Vega mandaba al vestuario al central Verdasca, que algo debió decirle al árbitro para que éste, después de sacarle la amarilla, le mostrara la roja.

El partido se le ponía de cara a un Cádiz que tenía una hora por delante con un jugador más. No podía permitirse el lujo de perder en superioridad numérica. Los andaluces llegaban arriba por las bandas con frecuentes internadas de Salvi y Álvaro García, aunque sin llegar a poner el balón en condiciones dentro del área. Los de Natxo González se reciclaban y se ocupaban más de las labores defensivas. El técnico recomponía la zaga con la entrada de Valentín y sacrificaba al delantero Vinicius hasta que el descanso irrumpía sin goles tras una primera parte accidentada, intensa aunque carente de fútbol y con escasas oportunidades.

Los amarillos, conscientes de su ventaja numérica, se hacían dueños de la pelota en la reanudación ante un Zaragoza guarecido en su terreno a la espera de la contra. Movían de un lado a otro hasta que Abdullah destapaba su calidad con un servicio majestuoso con la zurda a Álvaro García, que regateaba a Cristian Álvarez y con la derecha marcaba a puerta vacía. El utrerano sorprendía por el centro con velocidad y no perdonaba. El balón tocaba en el poste antes de entrar en el arco y el 0-1 se convertía en realidad en el minuto 52. Pintaba bien el partido para un Cádiz que tenía la victoria en su mano. Pero el Zaragoza no se iba a entregar por las buenas y se iba a presionar arriba sin nada que perder. Cervera recurría al tanque Carrillo para aportar más físico en la recta definitiva, que se ponía más de cara todavía cuando en el minuto 67 el colegiado expulsaba al portero Cristian Álvarez por tocar el balón con la mano fuera del área al fallar el despeje con la pierna. Carrillo se hubiese quedado solo con la pelota y la portería vacía y al ser una ocasión manifiesta de gol el árbitro no tenía otra solución que sacar la roja.

Dos hombres más y ventaja mínima en el marcador. Así afrontaba el Cádiz los últimos 23 minutos. Lo tenía todo para ganar pero aún debía cerrar el partido porque el cuadro maño tiraba de orgullo y llegaba a meter el miedo a los amarillos con algunas acometidas peligrosas. Los de Cervera concedían acciones a balón parado y tampoco terminaba de aprovechar los espacios a la contra. Los amarillos acusaban los nervios pero al final, en el 90, sentenciaban con el segundo tanto. Carrillo abría a la derecha a Salvi y el sanluqueño servía en bandeja para Dani Romera fusilara en boca de gol.

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