Cádiz - Betis | El análisis

Nadar sin descanso para morir en la orilla

  • Todo el trabajo del equipo amarillo en su habitual cierre de compuertas se fue al traste por un despiste en la marca

Decepción en los cadistas mientras los béticos celebran su gol.

Decepción en los cadistas mientras los béticos celebran su gol. / JULIO GONZÁLEZ

El Cádiz CF-Real Betis (0-1) no era ni mucho menos un encuentro para quedarse con los tres puntos, sobre todo viendo el desarrollo del mismo, si bien uno de los tres estaba dentro del saco para saborearlo como merecía. Después de las tablas en Barcelona, una igualada delante del mejor equipo verdiblanco de la temporada era un premio muy bueno. De ahí al dolor por la forma de encajar el gol que decidió la contienda. Todo el esfuerzo fue inútil y el Cádiz CF sucumbió como más duele, especialmente a su entrenador.

Álvaro Cervera habrá tomado buena nota de lo que sucedió en el Ramón de Carranza. Un derbi regional que se presentaba desigual, que en su desarrollo resultó más parejo de lo esperado y que contó con un desenlace evitable a todas luces. Y es que la incansable labor del Cádiz CF se centró por enésima vez en cerrar su portería, lo que hizo perfectamente durante 83 minutos, algo que también puso por delante un Betis que dejó la ambición en el vestuario. Es por ello que sea especialmente cruel caer contra un rival que tampoco puso en práctica el acoso y derribo que se ha vivido otras veces por parte de los adversarios en el feudo gaditano.

Las carencias del modesto proyecto del Cádiz CF obligan a que el margen de error sea cero. No hay posibilidad a equivocarse o despistarse porque se paga con sangre. El equipo amarillo dio la talla en su labor de destrucción, de ahogar a un enemigo que no veía la forma de abrir las compuertas en las que se convierte la defensa cadista. Cervera mantiene, y lo ha demostrado con dos ascensos, que es la única manera que tiene este Cádiz CF de estar muy cerca del triunfo. Ante el Betis, puso de relieve ese perfil de conjunto rocoso que no juega ni deja jugar. Todo bien hasta el minuto 84.

Emerson recibió y centró con cierta comodidad, pero aún más fácil lo tuvo Juanmi para rematar de cabeza en carrera porque la marca de Saponjic llevó de la mano falta de contundencia y mucha pasividad. Conociendo al técnico del Cádiz CF, las tripas le darán vueltas cada vez que vea repetida la acción. Desgraciadamente un equipo gaditano con limitados argumentos sobre el césped, sobre todo a la hora de atacar y hacer gol, no puede permitirse carencias en labores defensivas como la del futbolista cedido por el Atlético de Madrid.

Una vez que cayó el 0-1 y con apenas cinco minutos más la prolongación por jugar, el guión estaba definido y así se cumplió porque hasta el final no sucedió nada. El tanto de Juanmi dejó noqueado al Cádiz CF, a partir de ese momento entregado a su suerte y sabiendo que había dejado escapar un punto, ya que no se lo había arrebatado el rival. El Betis hizo lo justo para empatar, pues el triunfo se lo sirvió en bandeja su adversario.

Hay aspectos del encuentro que merecen ser destacados. Por ejemplo, el trabajo de Marcos Mauro anulando a Loren, quien ante tantas bajas verdiblancas en ataque era el referente ofensivo de los sevillanos. El central cadista ejecutó un seguimiento casi perfecto que provocó que Pellegrini retirara a su jugador y probara suerte con Tello. Otro caso es el del Garrido, que parece que se va entonando a medida que acumula minutos. Gran esfuerzo para cerrar a los 'tocones' béticos porque de las botas de gente como Canales y Guardado nace el peligro. Estos dos jugadores sobresalen dentro de un labor defensiva óptima en líneas generales hasta ese maldito minuto 84.

El Cádiz CF llevó a cabo el partido que Cervera tenía en mente, el que se llevaba preparando desde el pasado miércoles, el que se esperaba sabiendo las condiciones y el estilo de uno y otro equipo. Con lo que no contaba el entrenador es con el despiste cuando el reloj se convierte en un puñal ya por encima del minuto 80. Sabe Cervera que el balón no es el mejor amigo de los suyos y que la calidad cae a cuentagotas cuando se trata de ese pase final o el centro que aguarda un jugador como Negredo. Pero también sabe que cuando el rival no ahoga y sólo se aproxima de manera aislada, es uno de los primeros mandamientos cadistas no perder y defender ese punto como si fuera el último. Saponjic se salió del guión y Juanmi asestó un golpe bajo ya en la orilla, después de casi una hora y media nadando.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios