En la alta competición, donde la exigencia adquiere su cota más elevada, lo que cuenta es ganar a la hora de la verdad. El qué está por encima del cómo. La belleza sólo se valora si va de la mano del resultado. En el Cádiz CF tienen muy claro desde hace años cuál es su filosofía: lo práctico es más importante que lo bonito. Ese es el método implantado por Álvaro Cervera, el que le ha llevado a Primera División y con el que tratará de buscar la permanencia, si es posible con una versión mejorada, a la altura del nivel que requiere la militancia en la élite.

El conjunto amarillo demuestra en las dos jornadas iniciales que lo útil no es tener el esférico más que el contrario, sino atesorar la eficacia suficiente para obtener un marcador favorable con pocos toques. Perdió cuando acreditó más posesión y venció cuando el cuero le duró poco en su poder.

El Cádiz CF tuvo más tiempo el balón que el Osasuna en el primer encuentro de Liga: un 52,8% frente a un 47,2 de los navarros. De nada le sirvió porque tiró a puerta con dificultades (algún disparo lejano y poco más), recibió dos goles y sufrió el amargor de la derrota. Cero por ciento de efectividad de los inquilinos del estadio Carranza y un 33% de los rojillos.

Todo cambió en la visita de los gaditanos a El Alcoraz una semana más tarde. El balón perteneció casi en exclusiva al Huesca. El Cádiz CF se quedó con un 29,1% de posesión por el 70,9 de los aragoneses. El dominio de los locales fue apabullante, pero el único equipo que tiró a puerta, y además con acierto por partida doble, fue el que apenas tocó la pelota.

Nunca un equipo había conseguido que su adversario no rematase a portería con una posesión tan elevada. Lo logró la escuadra amarilla con una defensa perfecta ante un Huesca que por más que tuvo el balón apenas generó peligro.

Los amarillos mantienen su modus vivendi. Se sienten más seguros sin el esférico que con él. Se muestran fuertes en la destrucción e incómodos en la construcción. No pretenden amasar el balón, sino usarlo con celeridad para dar el golpe de efecto.

La posesión es un factor relativo. Lo que vale es la efectividad más allá del porcentaje de tenencia. Se puede ganar o perder con o sin balón. El Cádiz CF elige la segunda opción porque, en su caso, la defensa es el mejor ataque. Cualquier modelo es válido siempre que tenga como finalidad la victoria porque los profesionales del fútbol viven de los resultados.