Aridane se suelta el pelo

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El cuestionado defensa central recupera sensaciones y autoestima por su actuación en Linarejos La duda es saber si tendrá continuidad

Aridane salta al terreno de juego de Linarejos para enfrentarse al último rival del conjunto cadista.
F.j. Díaz Cádiz

05 de noviembre 2015 - 05:02

A Aridane Hernández Umpiérrez le está tocando un papel difícil en la presente temporada, a pesar de que puede presumir de ser uno de los pocos jugadores de la plantilla que ha estado en todas las convocatorias de Liga y de Copa del Rey. El corpulento defensa central está casi permanentemente cuestionado por la grada, si bien es cierto que algunas de sus actuaciones han alimentado ese runrún. El pasado domingo en Linares se destapó con un partido muy serio, quizás el mejor desde que se enfunda la elástica cadista. Un punto de inflexión; un antes y un después; un salto en ese proceso de madurez que está precisando.

Mucho y bien se habló de Aridane cuando el pasado verano se concretó su llegada al conjunto amarillo, vía Granada, que es el conjunto que lo tiene cedido en la Tacita. Ex compañeros del zaguero natural de Fuerteventura hablaban de su mejor versión, de las posibilidades que daría al Cádiz y del poderío en la defensa. Lo cierto es que de eso, hasta el pasado fin de semana, se había visto más bien poco. El Aridane que ha conocido el cadismo es inseguro, fallón y muestra cierta torpeza o falta de habilidad con el esférico en los pies.

En Linarejos, muchos seguidores se echaron a temblar cuando vieron en el once al melenudo jugador, una variante que dejaba en el banquillo al casi indiscutible Servando. Sin embargo, el desarrollo del choque dio paso al mejor Aridane. Seguro por arriba y a ras de césped, el futbolista cedido por el Granada no mostró fisuras. Es más, en las acciones de mayor peligro del cuadro jienense surgió su elevada figura como un muro. El mejor ejemplo fue la internada de Corpas en la segunda parte, cuyo pase de la muerte, que llevaba tufo de ser gol, lo sacó a tiempo el central más cuestionado de los últimos tiempos. Tampoco por arriba los delanteros del Linares Deportivo pudieron con él, cerrando el que ha sido hasta el momento su mejor encuentro como cadista.

Aridane necesitaba un partido con ese rendimiento y esas características, pues no cabe duda que el hecho de que el Cádiz fuera el equipo dominado y se viera forzado a esperar en su parcela las acometidas del adversario le vino de perlas al canario. Otra historia será cuando toque llevar la iniciativa y haya que sacar el balón jugado desde atrás.

Aridane, que cuenta con 26 años, tiene por delante la oportunidad de demostrar que la fase de adaptación al proyecto y al equipo, con más sombras que luces, ha finalizado y que a partir de ahora la seguridad y la confianza en sus posibilidades serán su carta de presentación. Para comprobarlo, necesita que Claudio Barragán le dé continuidad, ya que si vuelve al banquillo su mejoría sufrirá un frenazo.

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