Los vecinos prefieren la rotonda de Fomento

En poco menos de una hora y media, el jefe de la Demarcación de Carreteras, Pedro Rodríguez y el ingeniero jefe de la obra del segundo puente, Marcos Martín, despejaron las dudas vecinales sobre el puente. Al cabo de ese tiempo, los representantes de la asociaciones salieron de la sala de reunión con documentación bajo el brazo sobre los planes de Fomento y del Ayuntamiento para el entronque de la infraestructura y con una idea unánime: el primero es mejor.

Cómo cambian las cosas. Lo que hace unos días eran unos muros horripilantes que desunían ahora son unos terraplenes o incluso "peraltes" que crean dos plazas en los barrios -entre la calle América y la avenida de la Cortes y entre ésta última y la avenida de la Bahía-, protegidas del tráfico, ahorran ruido a las viviendas y problemas de seguridad a los peatones. La seguridad ha sido una de las palabras más repetidas por los vecinos que salieron de este encuentro a puerta cerrada, a la que sólo se permitió entrar a fotógrafos y cámaras durante 60 segundos de reloj.

"Es un proyecto abierto. Nos han dicho que los muros, que no son muros, sino peraltes que hay que hacer por la altura del puente, pueden bajarse un poco", dijo el presidente de Astilleros, Luis Arenal. Estos muros, a su juicio, "se han magnificado" y en el diseño de Fomento "prima la seguridad". "Primero es la seguridad y, después, el impacto visual, además el desnivel no llega a la altura de las viviendas más bajas. Se ganan dos plazoletas que no estarán en contacto con la carretera. No vemos mal la idea tal y como nos la han explicado", dijo Arenal.

Los vecinos sugirieron cosas como un subterráneo hacia Astilleros para el tráfico pesado y el tranvía. Y es que, una vez prácticamente resuelto el tema de la rotonda -a falta, eso sí, de consultar con los vecinos, especialmente los más afectados- , y con el compromiso de Fomento de revisar el impacto, enseñarles la obra y mantenerles informados, lo que les preocupa es cómo se integrarán los tráficos pesados, el tranvía -que sigue siendo la gran incógnita en esta actuación hasta que termine de hacerse el estudio de alternativas encargado por la Junta- y la circulación normal.

¿Ya no hay manifestaciones? "Se lo explicaremos a los vecinos y se hará lo que ellos decidan", indicó Arenal, quien añadió que el proyecto les había parecido no sólo "serio y seguro" sino también "bien estudiado": les han enseñado el comportamiento del tráfico y su proyección para los próximos años y también las ideas que se han barajado, desde la cota cero hasta el triple subterráneo.

José Manuel Hesle, de Puntales, aseguró que "no seremos los responsables vecinales cómplices de un accidente que pueda producirse allí", en relación a la posibilidad pedida por el Ayuntamiento de situar un semáforo a la llegada del puente. Los pasos se quedan donde están ahora, el paseo continúa bajo el puente y los terraplenes evitan la tentación de cruzar la rotonda en diagonal. Hesle cree que este debate, a estas alturas de la obra, tiene un punto absurdo, especialmente cuando el proyecto se había sometido a información pública y el barrio de Astilleros se planificó tras conocerse dónde llegaría la infraestructura. "Parece como si nos hubieran regalado el puente ayer por la tarde", dijo.

Francisco del Río, de Los Corrales, destacó que la configuración aislará del ruido y del tráfico y mostró su satisfacción a falta de conocer la opinión de los más afectados y la coordinación de tráficos.

Tras las declaraciones, Arenal y Hesle daban un repaso a los planos de la rotonda de Fomento y a la del Ayuntamiento, y esta última salía mal parada: se adentra algo más a la Bahía, lo que alejaba del borde litoral actual el paso de los peatones bajo el puente (interrumpiendo más el paseo, a juicio de los vecinos) y dificultaba el paso de las embarcaciones al club Viento de Levante.