El barrio de San José, el más antiguo de Puertatierra, se encuentra pendiente desde hace décadas de una profunda transformación en su zona más pegada al clausurado cementerio. Conocida como Los Chinchorros, por extensión del núcleo ubicado entre las calles Pereira y Marqués de Cropani, los vecinos de esta zona esperan, entre otras actuaciones, el derribo del cementerio y su conversión en parque; la construcción de nuevos bloques de viviendas (públicas, de renta libre y de protección oficial en un edificio que se quedó a medio construir) y la urbanización de la actual plaza del cementerio para convertirla en un bulevar que, según el proyecto, debe suponer el derribo de las casitas bajas del barrio y de algunas construcciones que dan a la avenida Ana de Viya.

Desde la Asociación de Vecinos San José Playas y de la comunidad de vecinos de Residencial San José, el último edificio construido y entregado en el barrio, han pedido al Ayuntamiento en sus últimas reuniones “celeridad” en la urbanización del cementerio y del bulevar. Tampoco se escapa de las peticiones vecinales la polémica peatonalización de un tramo de Marianista Cubillo, una medida recurrida judicialmente y que el actual Ayuntamiento pretende modificar tras consulta con el instituto Drago. Las peticiones también hacen referencia al adecentamiento general de la zona que no está urbanizada.

Tanto para María del Mar Fernández, presidenta de la Asociación San José Playas, como para Marcelo Villacorta, presidente de la comunidad de vecinos, la prioridad en esta zona del barrio debe ser el cementerio y el bulevar. Así se lo han hecho saber a los responsables municipales, alcalde incluido, con los que han mantenido diversas reuniones en las últimas semanas y con quienes tienen pendiente futuras reuniones para éstos y otros asuntos.

Vehículos en el interior del cementerio de San José.

“Se les ha requerido que lleven a cabo la obra prevista en el PGOU, para el cementerio y para el bulevar. Esperamos que el optimismo del alcalde, quien nos dijo que era una prioridad en estos cuatro años de mandato, se haga realidad, y para ello estaremos pendientes”, se explica desde la asociación vecinal.

Desde la representación de la comunidad vecinal, además, se pide al Ayuntamiento que derribe “las casas que ya están vacías, abandonadas y ruinosas”, aunque la postura municipal se decanta por llevar a cabo a la vez toda la actuación prevista. Se trata, sin duda, de una operación compleja planteada por distintas administraciones municipales y para la que los vecinos reclaman esa celeridad de que el proyecto ha carecido en las últimas décadas.

En este punto, los vecinos han expresado su preocupación al Ayuntamiento por el mal estado de algunas de estas casas, las que no están habitadas, por la existencia de solares en los que, aseguran, se han instalado algunos sintecho y por la suciedad que se acumula en distintos espacios de esta zona del barrio.

La actual calle San Bartolomé.

También se solicita desde la asociación de vecinos que se reserve una de las zonas del actual cementerio para construir un centro de salud que sustituya al que se encuentra en la calle García Carrera. Pero la respuesta del alcalde Bruno García, según explican desde la asociación vecinal, fue la de respetar el proyecto recogido en el PGOU, que contempla pistas deportivas para el instituto Drago, en la parte más cercana al instituto y, por tanto, a la calle Cielo, y “un auditorio en la parte opuesta”, según los vecinos, además del archiprometido parque.

Marianista Cubillo

Otro asunto de momento enquistado es el de la polémica peatonalización del tramo de Marianista Cubillo coincidente con el instituto Drago, una medida llevada a cabo por el gobierno municipal de José María González y que fue respondida por la asociación vecinal con un recurso en los juzgados.

San José Playas espera que cumplan con su promesa de semipeatonalizar la calle, aunque señalan que estarán “vigilantes” en el futuro: “Se han comprometido a realizar una obra que permita el paso de vehículos, y garantizar la seguridad de los alumnos. De esa manera aceptan una reivindicación por parte de la asociación de vecinos, pero van a reunirse con la dirección del instituto para escuchar a ambas partes y llegar a un consenso que satisfaga a todos”.

Los responsables de la asociación de vecinos insisten en que no ven necesario reformar la calle para ponerla a cota cero, sobre todo por el coste de esa obras, y reclaman una solución sencilla que, en todo caso, tomará el Ayuntamiento “desde el consenso” una vez conozca la posición del instituto.