Cádiz cuenta con 1.671 pisos turísticos. La cifra la aporta la Junta de Andalucía, que se encarga de la autorización de esta modalidad residencial, y corresponde a principios de esta semana. El dato contrasta con los 1.007 pisos turísticos que estaban autorizados el abril de 2019. Supone que en poco más de doce meses esta oferta se ha incrementado en un 60% en la ciudad.

Más aún, en plena pandemia, cuando el estado de alarma había cerrado toda la oferta hotelera, en abril de 2020 se cuantifican 1.608 pisos turísticos, 63 menos que actualmente. A ello hay que sumarles 500 plazas en apartamentos turísticos, que ocupan edificios completos.

Estas cifras contrastan con las que da el portal Airdna, con 1.263 viviendas en julio y 1.472 antes de la pandemia. Igualmente, empresas del sector en Cádiz consideran que del dato oficial que maneja la Junta habría que restar un 10%, cuyos propietarios han dejado de utilizar los pisos para uso turístico.

En todo caso, todos los datos reflejan la importante incidencia que tienen las viviendas turísticas en un parque como el de Cádiz, con 49.000 unidades.

El gobierno local y diversos colectivos y asociaciones de vecinos consideran que este número es desmesurado y que está afectando de forma muy directa tanto a la falta de viviendas en la ciudad como el precio de los alquileres, siendo Cádiz una de las localidades con los precios más elevados de todo el país.

Esta situación se da especialmente en el casco antiguo, donde se concentra la mayor parte de esta oferta, que ha crecido también animada por la escasa presencia hotelera en la ciudad. Intramuros, sin embargo, aún mantiene una densidad de población extremadamente elevada pues en poco más de un kilómetros cuadrado de superficie residen algo más de 30.000 habitantes.

El precio de la vivienda es muy elevado, atendiendo al nivel adquisitivo de la media de la población, pues buena parte de los pisos de 150.000 euros o menos precio o bien son de tamaño muy reducido o bien son interiores y necesitados de importantes obras de reforma.

En todo caso, la diferencia principal en la actuación que plantea el gobierno de José María González y el PSOE, a la hora de actuar contra la turistificación, es la capacidad legal que tienen los ayuntamientos a la hora de controlar estos pisos.

El gobierno insiste en que es legal y se apoya, entre otras cuestiones, en el informe que sobre este asunto realizó la Universidad de Sevilla; la oposición, y especialmente el PSOE, afirman que no es competencia municipal. Los socialista dejan la responsabilidad en manos de la Junta, a la que reclaman que actúe de manera urgente.

Ayer no fue posible contactar con responsables de la Delegación Provincial de Turismo de la Junta para conocer su opinión sobre este conflicto.

Según un informe elaborado para el Ayuntamiento, todo el casco antiguo de la capital ha superado el nivel de saturación que el gobierno municipal ha planteado en cuanto a la existencia de pisos y apartamentos turísticos en los distintos barrios d e la ciudad.

La zona que soporta mayor presión turística es la zona de Candelaria, con un 28,88% de saturación . Aquí hay más de 310 plazas turísticas, entre pisos, apartamentos y hoteles, frente a 1.423 viviendas; le sigue en cuanto a índices de saturación San Juan, debido fundamentalmente a los pisos turísticos, con un 27% , y la Alameda-San Carlos que supera el 20%. En el otro platillo de la balanza, las zonas de Puerta Tierra de Residencia, San Severiano, Trille, La Paz, Loreto, Cerro del Moro, Astilleros, Puntales y Segunda Aguada tienen un índice de saturación casi inexistente, por debajo del 1%, mientras que en el Paseo Marítimo, San José, Asdrúbal y San Felipe tienen un porcentaje por encima del 7%, especial por la presencia de los grandes hoteles.

La nueva normativa que piensa desarrollar el gobierno local no afecta a los proyectos que ya tienen licencia, y tampoco, evidentemente, a los que se plantean sobre suelo con la calificación de hotelero en el actual Plan de Ordenación Urbana. Pendiente del hotel en el muelle y en la estación se ejecutan actuaciones de calado en Tiempo Libre y de menor tamaño en varios puntos del casco antiguo, que ocupan edificios con un gran valor histórico en su mayoría.