Si la tierra enferma, todos lo hacemos

El cambio climático puede influir en la salud de la población, de hecho, ya lo hace. Los problemas del medio ambiente no están sólo en un futurible planeta desértico, en la desaparición de los polos o la irreversible enfermedad de la tierra. El deterioro del medio ambiente también tiene que ver con la salud y con la aparición de nuevas enfermedades o reaparición de patologías erradicadas hace años en países como el nuestro.

Un grupo de médicos de la provincia, auspiciados por el Colegio de Médicos de Cádiz así como por el Ayuntamiento y la Diputación Provincial, han elaborado una guía en la que analizan las posibles consecuencias de lo que se ha llamado el calentamiento global y señalan una serie de recomendaciones para invertir el proceso.

Enfermedades infecciosas

"Los cambios en la temperatura, la humedad, la pluviosidad y el aumento de los niveles marinos pueden originar la emergencia o reemergencia de muchas enfermedades infecciosas". Así los señala en la guía el jefe de servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario Puerta del Mar, Fernando López Fernández. Esto significa que el aumento de las temperaturas y la tendencia a un clima con temporadas de lluvias torrenciales pueden crear el elemento perfecto para la presencia de mosquitos, garrapatas o pulgas que transmiten enfermedades como la malaria o el dengue. En España, propiciado además por su cercanía con África.

Enfermedades dermatológicas

El calentamiento global o efecto invernadero también guarda relación directa con problemas como el cáncer de piel. La causa, la conocida reducción de la capa de ozono que deriva en una mayor peligrosidad en la exposición solar.

Mario Linares Barrios, especialista de área del servicio de Dermatología Médico-Quirúrgica del Puerta del Mar, explica que en los últimos diez años el aumento del melanoma ha sido del 10% anual. Hace 20 años una persona en la playa se quemaba después de seis a ocho horas al sol, hoy basta con una o dos horas.

Enfermedades respiratorias

La contaminación ya se ha definido como uno de los factores que influyen en el incremento de la prevalencia de alergias y afecciones asmáticas. El director de la Unidad de Neumología y Alergia del hospital de Cádiz, Antonio León Jiménez, matiza en la guía sobre cambio climático y enfermedades emergentes las causas que pueden propiciar el aumento de las patologías respiratorias.

Entiende, por un lado, que los movimientos migratorios a los que se verán obligados por el cambio climático los países más pobres, los primeros que sufrirán, y sufren ya, sus consecuencias como son sequías, hambrunas e inundaciones, hará que aumente la tasa de enfermedades del aparato respiratorio de tipo infeccioso. Así, señala, se importarán enfermedades como la tuberculosis pulmonar.

Otro aspecto relevante, el denominado ozono secundario. Explica que se genera a raíz de la conjunción de la actividad industrial, los gases emitidos por los vehículos, la luz solar y las altas temperaturas. Provoca ya situaciones de alerta, sobre todo en verano, en ciudades españolas, y cuando se superan determinados límites puede dar lugar a problemas respiratorios en personas con asma. Pero el ozono no es el único contaminante que con el cambio climático puede aumentar en las ciudades, lo son las llamadas partículas en suspensión, generadas por los carburantes. Se han asociado a un aumento de la mortalidad por causas como el cáncer de pulmón o incluso circulatorias.

A estos se suman otros capítulos que destacan, por ejemplo, que los niños serán los más vulnerables a todos estas nuevas amenazas para la salud. También se abordan otras patologías asociadas a nuestro modo de vida como la obesidad o problemas auditivos.