Poco a poco los hosteleros van sacudiéndose las penurias acumuladas desde marzo de 2020, cuando la pandemia llegó para ponerlo todo bocabajo. Ya se emprenden proyectos y se menciona la palabra ilusión. Es el caso del cocinero gaditano Enrique Hidalgo, que va a trasladar próximamente su restaurante Arrebol, en la calle Santa Teresa de Jesús, extramuros, al centro de la ciudad. El nuevo Arrebol abrirá sus puertas la semana que viene en el local donde hasta hace unos meses funcionaba el restaurante Ultramar&nos (abierto en 2015), en la confluencia de San José, plaza de Mina y Enrique de las Marinas.

“Parece que ha pasado lo peor, pero debemos ser cautos. No podemos ir a pecho descubierto, pero confío en la vacunación y en las ganas de salir que tienen los clientes”, indica Hidalgo. Esos mismos clientes que le sugerían buscar un mejor local para ofrecer sus creaciones. “Este es más céntrico, mientras que el local que dejamos estaba más escondido. Creo que es menos estacional un negocio en el centro que en el Paseo Marítimo, por ejemplo. Puede funcionar todo el año”, argumenta. El nuevo establecimiento “es más de paso, más amplio, equipado, al que le vamos a retocar la decoración. El gasto será mayor, pero creo que va a merecer la pena”, añade. La fama que les precede hará el resto.

En Arrebol llevaban tiempo “queriendo dar el salto”. En la plantilla hay “muchas ganas de remar, de salir adelante con este nuevo proyecto”. Y es que Hidalgo se rodea de un equipo “muy fiable” para poner en práctica sus recetas, que tendrán como base principal e inexcusable “el recetario tradicional gaditano”. Con nuevas técnicas, pero con Cádiz siempre de telón de fondo. En el nuevo Arrebol se pretende “mejorar el concepto y ampliar la carta de mercado por la cercanía de la Plaza. Creo que me puedo desarrollar mejor como cocinero”.

Hidalgo quiere hacer un guiño al ultramarinos Barreda, que ocupó este local desde finales del siglo XIX hasta su cierre en abril de 2014. “Tiraremos también de nostalgia para ofrecer productos como chicharrones, anchoas del Cantábrico o quesos de la Sierra de Cádiz. Una oferta para un cliente de paso, de barra”, expone.

A Enrique Hidalgo le avala su recorrido en los fogones desde que abriera su primer restaurante, Mar de leva, en el Paseo Marítimo. Luego inauguró La Marmita en la calle Santa Teresa de Jesús, en el mismo local donde luego creó el Arrebol que dirá adiós en escasos días para mudarse al casco antiguo.