La razón de José María Carrascal
Obituario
El periodismo de clase está de luto. El pasado jueves fallecía José María Carrascal, a sus 92 años y cuando le quedaba poco más de un mes para cumplir 93. Pero lo que es todavía más anecdótico, 48 horas más tarde de haberse podido leer, en ABC, su última columna: Dos isabeles y una Leonor, el pasado martes, en referencia al juramento de la princesa a la Constitución. Murió prácticamente con las botas puestas, escribiendo hasta el último momento como él siempre quiso.
Conocí a José María, en Madrid, tras una de sus muchas conferencias que en vida dio y que siempre llenó fuera el local que fuese. Era un docto en el periodismo, un creador, un insigne que creó escuela y triunfó en prensa, radio y televisión. Sus columnas perdurarán en la historia grande del periodismo español porque siempre supo darle ese toque entre la ironía y el saber que le hizo acreedor de tantos premios y reconocimientos. También perdurará una virtud que le engrandeció aún más: su humildad.
Recuerdo que cuando le conocí acababa de editar su libro El mundo visto a los 80 años, en 2014, y nos encontramos en el restaurante madrileño Carta Marina, donde coincidimos con José María García, también asiduo al mismo establecimiento. “La gente de Cádiz sois diferentes, tenéis algo especial, no sé si será por la sal, el mar o porque irradiáis simpatía”, nos dijo y, aparte de contar una y mil anécdotas, confesó “me regalan más corbatas que yo compro” y le encantó la que le regalé con figuras de ajedrez. Siempre nos quedará pendiente jugar una partida. Y guardo una frase suya que todavía llevo conmigo: “Para un periodista es esencial que sepa, entienda y comprenda que el sentido común siempre da la razón”.
Fácil, pero qué difícil para algunos entenderlo como lo hacía el gran Carrascal. Descansa en paz, querido.
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