La peculiar cifra que sitúa a Cádiz como una de las ciudades más pobladas de España

La pérdida de población que sufre Cádiz desde 1995, con un descenso de más de 40.000 vecinos en estas tres últimas décadas, ha situado a la ciudad al borde de los 100.000 habitantes, con un censo que nos hace retroceder hasta hace más de 60 años. Perder los seis dígitos, si no se contiene esta sangría, supondrá una pérdida de unos 40 millones de euros para las arcas del Ayuntamiento, en base a los ingresos que aporta el Estado, lo que haría inviable el normal funcionamiento de la administración local.

Cádiz baja de población porque su suelo residencial está casi agotado, porque tiene un término municipal minúsculo, al ser uno de los más reducidos de todo el país. Son 12,5 kilómetros cuadrados de los que apenas 4,5 son de uso residencial. El resto se reparte entre las playas, el parque natural, el muelle y la zona industrial.

En tan reducido espacio se concentran unos 110.000 habitantes, además de los miles que vienen cada día a trabajar, a realizar gestiones administrativas, a los centros médicos o a pasar una jornada de ocio o compras. El último dato que publicó el INE, en 2014, sobre la población flotante esta se disparaba hasta las 80.000 personas.

El tamaño de la ciudad y una población que agota hasta casi su último metro cuadrado habitable deja para la estadística oficial una cifra que, para quienes viven en la capital, puede ser inexplicable y parecer incluso una broma. Así, Cádiz está en los puestos más altos del ranking de localidades españolas más pobladas, atendiendo al número de habitantes por kilómetro cuadrado.

Un estudio publicado el Ministerio de Transición y Reto Demográfico ha puesto sobre el papel el grado de ocupación de los términos urbanos 8.132 municipios del país, como forma de detectar la despoblación en muchos territorios del país.

Cádiz queda muy lejos de esta situación, que fundamentalmente afecta a provincias del centro de España. La capital gaditana, según el Ministerio cuenta con 9.090 habitantes por kilómetro cuadrado. En el listado nacional se sitúa que el puesto número quince entre 8.132 localidades. La de mayor densidad es la localidad valencia de Mislata, con un total de 22.460 personas por kilómetro cuadrado. Por encima de los 10.000 abundan pueblos catalanes, todo ellos con términos municipales muy reducidos para la población que tienen. Navarra y Vizcaya también cuentan con vecindarios por encima de los 14.000 empadronados. Y tras ellos, Cádiz.

En Andalucía solo se acercan a la capital gaditana Fuengirola, con 8.303 habitantes por kilómetro cuadrado; Castilleja de la Cuesta, con 7.903 y Armilla, que se queda con 5.813.

El éxodo de habitantes que viene sufriendo Cádiz desde hace tres décadas ha beneficiado sobre todo a otros municipios de la Bahía, que han crecido gracias a la llegada de miles de gaditanos. Aun así, quedan lejos de la densidad de población que soporta la capital debido a que tienen términos muy grandes. Pasa con Chiclana, con 429 habitantes por kilómetro cuadrado, o Jerez, con apenas 179. Eso sí, San Fernando llega a 3.140 ya tiene también un reducido término municipal, con 32 kilómetros. Villaluenga del Rosario, el pueblo con menos habitantes de la provincia es también el que tiene la densidad más baja, 8,07 habitantes, pues roza los 60 kilómetros de superficie.

No sobran vecinos en Cádiz

Que la ciudad alcance este puesto de relevancia estadística en el conjunto de España no significa que le sobren habitantes. Operaciones de calado como la iniciada en 1999 con el Plan de Rehabilitación del Casco Antiguo, mejoraron de forma sustancial la calidad habitacional en el casco antiguo, eliminando casi en su totalidad la infravivienda y los casos de cientos de familias que residían en pisos minúsculos y sin apenas los servicios más básicos. Hoy intramuros cuenta con un padrón de 34.000 habitantes, lo que significa cerca de 30.000 habitantes por kilómetro cuadrado. Un dato desorbitado que sitúa a esta zona de la ciudad en datos similares a grandes ciudades costeras de Asia. En todo caso, al contarse con espacios abiertos en Puerta Tierra, disfrutar de más de siete kilómetros de playas y mantener un elevado número de plazas y calles peatonales, no hay una sensación de colapso urbano y sí de unavitalidad que se perdería si el descenso de la población persiste en los próximos años.

El indicador que maneja el Ministerio de Reto Demográfico podría ser muy diferente en el caso de Cádiz si hace cincuenta años hubiera salido adelante el denominado Cádiz-3.

Este desarrollo urbanístico, que llegó a contar con tres planes diferentes, uno de ellos impulsado por el propio Ayuntamiento de la época, proyectaba una ciudad de hasta 500.000 habitantes a base de un relleno en el saco de la Bahía entre Cortadura y el Río Arillo, creando allí un inmenso barrio que se unía a un crecimiento desaforado de zonas de la ciudad como Segunda Aguada o La Laguna. Tras la presión de ciudadana, desde las emergentes asociaciones de vecinos hasta el Colegio de Arquitectos, el último Ministerio de la Vivienda del franquismo prohibió esta operación.

A lo largo del siglo XX el término urbano sí creció mediante operaciones de relleno muy controladas. Así nacieron la barriada de La Paz, la Zona Franca, el astillero, buena parte del suelo portuario, el paseo marítimo de Puntales y el pequeño tramo que hubo que rellenar para la pata gaditana del puente de la Constitución de 1812.

En todo caso, fue en 1990 cuando Cádiz llegó a su máximo de población, con 157.000 habitantes y con unos 13.000 habitantes por kilómetro cuadrado.