"Mi padre era un hombre justo con una personalidad arrolladora"

manuel martÍn de mora. hijo de antonio martín de mora

Ilusionado por el homenaje a su padre, rememora alguna de las incontables anécdotas que se fraguaron en torno a su figura

"Mi padre era un hombre justo con una personalidad arrolladora"
"Mi padre era un hombre justo con una personalidad arrolladora"
J. M.

30 de julio 2017 - 07:52

Manuel Martín de Mora está muy ilusionado con el homenaje a su padre, Antonio Martín de Mora, que se le prepara en el Parque Genovés para los próximos 4 y 5 de agosto. Justo 40 años después del cierre del Cortijo Los Rosales ha coincidido con otra fiesta similar organizada esta semana por la Asociación Reyes Magos. "Estoy encantado con todo lo que sea hablar de mi padre", dice. No son los primeros tributos que recibe. Ya en 1983 la peña 'Paco Alba' le rindió un homenaje en el Teatro Falla en el que estuvieron Lola Flores y su hermana Carmen.

-Su padre sigue siendo toda una institución en Cádiz...

-Sí, pero no solo por su faceta del Cortijo Los Rosales, sino porque tuvo un importantísimo papel en el Cádiz Club de Fútbol del famoso quinto grupo y también fue empresario de toros, en la Empresa Belmonte, llevando personalmente la gestión de la plaza de Santa Cruz de Tenerife.

-Regentó el Cortijo 35 años, pero tuvo un socio...

-Al principio fueron tres: mi padre, José Montesinos Barranco y Andrés Mayo Martínez, que participó en el negocio de los toros. Pero este último desembarcó pronto del proyecto porque no era un hombre de espectáculo. Montó otro negocio y siguió mi padre solo. Pero es de justicia reconocer que el Cortijo lo iniciaron tres amigos.

-El tiempo que estuvieron juntos su padre y José eran como uña y carne ¿no?

-Mantenían una amistad grandísima. Hasta el punto de que todas las semanas compraban cada uno siete números de la Lotería nacional y se intercambiaban dos. Pasaron muchos años en los que no tuvieron contacto. Y a mi padre le toca el Gordo. Le dio dos décimos del premio a José Montesinos. Era así de justo. Y creo que José Montesinos habría hecho lo mismo que él.

-¿Cómo era su padre?

-Era un hombre con mucho carácter, con una personalidad arrolladora y protagonista siempre. Tenía un don de gentes increíble. Una vez hubo una trifulca en un partido del Cádiz, contra el Mallorca, creo. La gente tiraba botellas y estuvo a punto de haber una invasión del campo. Había venido un comandante nuevo de la Policía, pero todavía no conocía a mi padre, que se subió a un poyete y lanzó un mitin con el fin de acabar con aquello. La Policía estuvo a punto de cargar. Pero avisaron al comandante: "No se preocupe, que esto lo disuelve él sin dar ni un palo". Y así fue.

-¿Había ambiente en Cádiz para abrir una sala de fiestas?

-La verdad es que no, pero ya estaba funcionando y era un sitio bonito, en una rosaleda. Estuvo a punto de desaparecer con la construcción del Teatro José María Pemán. Pero intercedió ante don León de Carranza don Vicente del Moral y consiguió que se trasladase. A Vicente del Moral todavía no se le ha hecho el homenaje que se merece en Cádiz.

-¿Cuánto público pudo haber en el concierto más multitudinario?

-No lo sé. Pero hubo una vez que sentimos miedo. Un día de agosto del año 77 venía Isabel Pantoja y las tres grandes comparsas de aquella época: la de Paco Alba, la de Antonio Martín y la de Los Majaras de El Puerto. Mi padre barruntaba algo por la gente que llamaba, pero no creíamos que aquello iba a ser tan escandaloso. Se abría a las once y la actuación era a la una. A las nueve estaba el parque lleno y Duque de Nájera, colapsada. Mi padre le dijo al representante de Isabel Pantoja que actuase ya, y aquello se despejó.

-Aquello sería un paraíso para un chaval...

-Imagínate... Mi padre nunca quiso que ni mi cuñado ni yo siguiéramos con el Cortijo, porque decía que era un peligro, que iba una cantidad de chicas, con veintitantos años, y ya sabes lo que pasa... Allí estaban Los Shades, de Antonio del Río, los de Opinión, Los Simun, la orquesta Casablanca y la Casabianca y la de Julita y sus muchachos... Nosotros asesorábamos a mi padre sobre los grupos nuevos que iban saliendo.

-¿De qué actuación conserva mejor recuerdo?

-Hay varias, pero ahora me acuerdo de una de Serrat a la que vino escayolado... A Serrat lo utiliza su representante, José María Laso de la Vega, que también lo era del Dúo Dinámico, que ya necesitaba un revulsivo. La canción del La, La, La era de Ramón Arcusa. Faltaban unos días para Eurovisión y dijo que Serrat la iba a cantar en catalán. El ministro del Interior, Manuel Fraga, se entera y lo vetan en todos los medios. Laso de la Vega consiguió que el ministerio fuese haciendo la vista la gorda. Vino a hablar con mi padre y le dice que El Nano tiene mucho interés por cantar en Cádiz y le pide dos cosas: que venga a la actuación don José María Pemán y el gobernador civil. El gobernador tenía mesa reservada en el mismo centro de la pista, pero llega tarde. Serrat se presenta cantando, la mitad en español y la mitad en catalán. La mitad de la gente aplaude y la otra mitad le pita. En ese momento aparece la Policía, irrumpe en la pista y Serrat huye pensando que vienen a por él. "¿Cómo que a por ti? si vienen acompañando al gobernador", le dijo mi padre.... Serrat, además de un pedazo de artista, es una bellísima persona... a mi padre lo ha querido como si fuera de la familia. Mi padre estuvo enfermo durante siete años y vino a verlo dos veces. Y siempre le ha demostrado un cariño excepcional...

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