Obituario por la muerte de Pepe Manteca

Las lonchas mejor cortadas

José Ruiz 'Pepe Manteca, junto al popular cuartetero El Masa

José Ruiz 'Pepe Manteca, junto al popular cuartetero El Masa / D.C. (Cádiz)

Su taberna en el barrio de La Viña, a la que ahora sus hijos, han agregado un freidor, para convertirla en el no va más de la esencia de Cádiz, es hoy en día el monumento más visitado del barrio, donde todo el mundo quiere hacerse la foto.

Pepe Ruiz ‘El Manteca’ ha aportado mucho a la gastronomía gaditana. Si Gonzalo Córdoba ha difundido por toda España y parte del extranjero la tortillita de camarones, Pepe el del Campero ha sido el «descubridor del atún rojo», Manolo el de El Copo ha cantado las maravillas de los mariscos del Campo de Gibraltar o Fernando Bigote conquistó el universo cociendo langostinos de Sanlúcar a Pepe El Manteca hay que adjudicarle el mérito de haber sido capaz de «vender» a medio mundo los chicharrones de Cádiz, los que se cortan a lonchitas.

Sus papelones de papel parafinado, el que se utiliza en los almacenes para envolver los fiambres, con las lonchas de chicharrones entreveraos por lo alto, se han hecho famosos y aparecen en todas las fotos del que quiere presumir de que un día estuvo en la Viña tomándose un vaso.

Su primitivo almacén de coloniales gracias a él y a sus hijos se ha convertido en uno de los iconos de la gastronomía gaditana, en un exponente de lo que es comer a «poquitos» esa forma que tenemos por aquí de «almorzar» en conversación con los demás. La única forma de comer del mundo que «marida» los picos de pan con las risas.

Pepe, además, aportaba a los chicharrones el valor añadido de su presencia. El valor de un chiste, de un chascarrillo o una historia torera que servían para aliñar la carne entreverá. En El Manteca fueron capaces de «venderle» los chicharrones hasta al mismo Albert Adriá que, después de haberlos probado bien cortaítos y con unas gotitas de limón, decidió comercializar esta chacina gaditana, que elabora la firma Sabores de Paterna, por toda Europa.

Se va un grande de la hostelería gaditana, una de las personas que más han vendido Cádiz en las últimas décadas. Afortunadamente deja muy viva su obra, su taberna en el barrio de La Viña donde sus hijos siguen poniendo «con puro arte» las lonchas entreverás más finas de Cádiz.

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