Málaga y las islas se están convirtiendo en referentes de la atracción de profesionales que realizan teletrabajo en ciudades alejadas a sus empresas, lo que se llaman nómadas digitales. La pandemia de coronavirus descubrió para muchos, y para determinados modelos de empresa, que se podía trabajar desde casa, incluso viviendo a muchos kilómetros de distancia de la oficina.

Estas ciudades están apostando por la atracción de estos profesionales, la gran mayoría con ingresos altos y un buen nivel de vida y, también, muchos extranjeros que buscan cambiar sus ciudades grises y lluviosas (aunque cada vez llueva menos) a otras donde el mal tiempo no sea noticia. En definitiva, mejorar la calidad de vida.

Cádiz, una de las ciudades con más hora de sol al año y con las playas urbanas mejor consideradas de todo el país, no ha entrado aún en este nicho de negocio, que ayudaría a mejorar el nivel económico del conjunto de la ciudad.

Este proyecto de atracción y retención de talento sólo lo está ejecutando actualmente la Zona Franca de Cádiz, con su proyecto Incubazul, con el apoyo a la creación de nuevas empresas innovadoras.Cádiz, en todo caso parece que no tiene nada fácil entrar en esta división de grandes ciudades receptoras de estos “nuevos trabajadores”.

Ramón Rodríguez de Trujillo, fundador de la Inmobiliaria Hispania, una de las más potentes de todo el sur, destaca que “en Cádiz aún hay pocos casos de personas que vienen a residir a la ciudad y teletrabajan desde ella. Si acaso son vecinos que tenían sus empleos en otras localidades y ya se quedan aquí con esta modalidad”.

Destaca el empresario que entre las ventajas con las que juega Málaga está la de contar con un potente centro tecnológico, que funciona como imán para atraer a este tipo de trabajador.

Y, sobre todo, dispone de uno de los aeropuertos de referencia de todo el país, con conexiones con medio mundo, lo que facilita los viajes a este colectivo. “En su mayoría son nómadas que viajan mucho, que se mueven mucho, y que por eso necesitan un aeropuerto potente muy cerca”, lo que no tiene Cádiz.

Más allá del extranjero que vienen por cuestiones laborales, Cádiz sí mantiene la tendencia iniciada hace unos años de extranjeros que compran una vivienda en la ciudad. “Ellos valoran cosas que nosotros ignoramos. Les gusta las casas antiguas, con las vigas vistas y sus suelos originales, que rehabilitan con mimo. Y la comodidad de la ciudad, muy bonita para vivir y muy segura”.