La manzana de oro
La zona conocida como Jerez 74 se ha convertido en uno de los espacios de la ciudad que aglutina y atrae más locales de gastronomía con una oferta variada
La continua llegada de establecimientos de prestigio a la zona entre el paseo de la Rosaleda y la plaza del Caballo convierte a este espacio, conocido también como Jerez 74, en la gran alternativa al centro para el tapeo. En una manzana conviven más de una veintena de locales, entre ellos varios del grupo de cabeza de la gastronomía de la ciudad.
"Yo no sé si llamarle a esto la manzana de oro o la manzana maldita... porque cuando entro aquí, entre tapa y tapa no sé cuando voy a salir". Así define este espacio un viejo conocedor de esta zona de bares situada junto a la avenida Domecq y enmarcada por la plaza del Caballo, la calle Comandante Paz Varela, el paseo de la Rosaleda y la propia avenida. En esta manzana de calles, situada en una zona de buen poder adquisitivo de la ciudad, conviven una veintena de establecimientos. No es un hecho nuevo, la zona siempre ha estado bien poblada de bares, pero lo más interesante es la progresiva llegada a la zona, alentados por los buenas expectativas, de pesos pesados de la gastronomía de la ciudad lo que ha convertido este espacio es una especie de constelación de estrellas de la tapa.
El último en abrir, la pasada semana, ha sido el conocido camarero Jesús González González de Peredo. Tras su paso por establecimientos como Las Bridas, la cervecería La Marea o Gran Avenida, ha decidido abrir negocio propio. Se llama La Bocacha y está en la calle Paraíso número 4, en pleno centro de la manzana. Su base es la cocina de mercado: pescado fresco frito, los revueltos que domina y su ensaladilla de gambas. En el mostrador hay una gran maceta de espárragos trigueros. Están ahora en temporada.
Pero hace tan sólo unas semanas se establecía en la zona uno de los negocios que triunfa en pleno centro de la ciudad, El Bichero, un establecimiento especializado en mariscos y pescados de calidad y que se ha hecho cargo de todo un clásico de esta manzana de oro, El Bodoski, uno de los sitios de referencia en el pescado frito de Jerez y que cerró hace unos años. Ahora Fermín Anguita, el gerente de El Bichero, lo ha recuperado con la idea de devolverle su antiguo esplendor y con las mismas armas, pescado frito, incluso en cartuchos para llevar y marisco cocido, gran parte de ello traido desde la vecina Sanlúcar.
Hace ahora tres años también llegaba a la zona otro de los grandes de la hostelería jerezana, el hotel La Cueva. La familia Marín López abría en la esquina de Domecq con La Rosaleda, la cervecería La Rosaleda, un amplio local, con una generosa terraza a la avenida y donde sirven la materia prima que ha acreditado al grupo con una carta muy variada. Ana María Marín, una de las hijas del famoso hostelero Joaquín Marín, el fundador de La Cueva, señala que "a mi padre le gustaba la zona. Vio que el local se quedó libre y salió bien la operación". Señala que están muy contentos por como está funcionando el establecimiento y considera que al éxito de la zona contribuyen varios factores. Por un lado destaca que la zona está muy poblada y en segundo lugar también señala que es más fácil aparcar que en el centro. Pero para ella hay un hecho fundamental y es "la buena relación calidad precio que ofrecen los locales que hay en la zona. Se come muy bien y a un precio bastante asequible".
La lista de pesos pesados de la hostelería jerezana presentes en la zona se incrementará en los próximos meses con la apertura de Hontoria Garden Bar un edificio de dos plantas situado en el propio parque González Hontoria. Un sitio en el que se servirán copas pero que también tendrá una vertiente gastronómica. Las obras han comenzado ya y entre las personas que forman parte de la sociedad que lo pone en marcha está Antonio Gutiérrez Paradela, uno de los socios de los famosos bares de copas Kapote.
El número de locales que hay en la zona dedicados a la hostelería supera la veintena. Los más veteranos de la zona destacan que "siempre ha habido muchos locales, lo que no ha existido es la competencia que hay ahora, tantos locales y tan buenos".
Uno de los más veteranos del lugar es José María Gago Bardo. El mesón La Tasca es toda una institución en Jerez. Es de esos sitios que tienen una colección de jereces completa, como gusta en la ciudad. Su apuesta es la materia prima, pescados, mariscos y carnes que se exponen tras un cristal y que se guisan a la manera tradicional. El establecimiento abrió en 1974 y sigue en manos de la misma familia. Ahora su hijo Juan le ayuda también en la gerencia del establecimiento que toca tanto las tapas como el tradicional restaurante de dos platos y postre. Juan señala que durante los fines de semana los llenos son habituales. Los días laborables la cosa está más floja. Señala que hay clientes que "vienen de ruta por la zona. Toman una tapa aquí, otra allí y muchas veces terminan en nuestro establecimiento para terminar la comida".
Los pioneros en la zona fueron La Tasca, La Sacristía, un local ahora ocupado por el restauarante asiático Oishi, especializado en Sushi y también con prestigio en este campo y El Caballo, otro local de los clásicos en Jerez y que sigue funcionando en la plaza del mismo nombre con una carta a base de propuestas clásicas. El local mantiene la estética de los bares que triunfaban a finales del siglo XX en la provincia.
Otro de los pioneros es otro peso pesado del sector en Jerez, Manolo Sierra, Manolo el de Las Bridas, como se le conoce en la ciudad. Llegó a la barriada en 1982 donde abrió La Espuela. Allí comenzó a hacerse famoso por la calidad de su materia prima. Ahora, frente al parque González Hontoria, comanda el Mesón Las Bridas junto a su hija María. Sigue yendo a la plaza de abastos a diario "a buscar buena materia prima" y la sirve sin enmascarar en su local: langostinos de Sanlúcar, merluza a la plancha, el gallo rebozado y para acompañar tanta delicadeza su inimitable ensaladilla de gambas, hecha con marisco de verdad y que le ha dado fama.
Los dos grandes veteranos de la zona José María Gago y Manolo Sierra son los más escépticos sobre el momento que atraviesa la manzana de oro. Consideran que "tantos negocios va a ser difícil que convivan porque el público es el que hay y la oferta muy numerosa". Señalan que la zona había vivido también momentos brillantes a lo largo de su historia.
Otro empresario de la zona, que conoce muy bien el sector es Chele de Bedoya. Se instaló en la calle Comandante Paz Varela a finales de 2012 con Masktapas una especie de gastrobar de líneas modernas. Ocupa el espacio de El Olivo otro restaurante que fue famoso en la zona. Bedoya, que tiene otro local en el centro, señala que "los públicos son diferentes, pero estamos muy contentos de como va evolucionando este espacio. Qué estén viniendo tantos establecimientos y buenos creo que nos viene bien a todos. Esto atrae público".
En la actualidad están ocupados casi todos los locales disponibles y varios empresarios reconocen que han recibido ofertas de traspaso "porque hay interés en ponerse por aquí".
Chele de Bedoya no es el único que comparte locales en el centro y en la manzana de oro. Lo mismo le ocurre a Carmelo López Contreras, el gerente de la cervecería Gran Avenida, otro de los referentes de la zona, fundada en 1990. Carmelo tiene una de las cervecerías marisquerías más conocidas de la ciudad y en 2008 se hizo con la gestión de El Gallo Azul, uno de los locales de hostelería más emblemáticos de Jerez. Junto al marisquería de la avenida Domecq también tiene "la abacería", una especie de taberna de esquisiteces.
Varias fuentes del sector coinciden que el atractivo de la zona ganó muchos enteros cuando en julio de 2011 abrió en la calle Paraíso el Val de Pepe. Pepe Romero Valdespino había decidido cerrar La Mesa Redonda el restaurante de más prestigio de Jerez, para reconvertirse, en un nuevo establecimiento, en gerente de un bar de tapas. Su éxito ha sido arrollador. Los platos emblemáticos de su restaurantes, las papas aliñás o el rabo de toro, siguen triunfando pero ahora en tapas. La carta varía cada día "en función de lo que encuentro en el mercado y de lo que me apetezca cocinar". Señala que disfruta con su trabajo: "Esto es diferente. Es lo que el público pide, comer bien y a precios ajustados, aunque no descarto algún día refundar La Mesa Redonda, de otra manera".
A pocos metros, otro de los cocineros emblemáticos de la ciudad, La Espartería, con Javier Parra en la cocina. Su operación fue parecida a la de Pepe Romero Valdespino. Dejó su restaurante en el extrarradio para venirse a un pequeño local en la manzana de oro. Fue en el año 2013. Ha decidido también mantener la esencia. Menos manteles de hilo y cambios de plato e ir a lo esencial, buena materia prima, precios asequibles y preparaciones cuidadas. No hay carta, sino dos grandes pizarras en las que el cocinero cuenta sus creaciones diarias. Es otro de los que llenan con facilidad y que se muestra muy satisfecho con su apuesta por "la manzana de oro", donde reina de la variedad.
Lugares que merecn una parada
Cervecería La Rosaleda
(Esquina avenida Domecq con Paseo de la Rosaleda). Marisco cocido, jamón del bueno, lomo en manteca, arroz con carabineros o rabo de toro.
Mesón Las Bridas
(Paseo de La Rosaleda 4). Langostinos de Sanlúcar cocidos o la plancha, merluza, revueltos, gallo rebozado o la ensaladilla de gambas. Conviene estar muy atento a lo que recomiende Manolo Sierra.
Freiduría Bodosky
(Paseo de la Rosaleda, esquina con Comandante Paz Varela). Lista muy amplia de frituras de pescado y marisco cocido. Muy buena también la ensaladilla. Se puede comprar para llevar.
Café bar Mar Ali
(Comandante Paz Varela 1). Peculiar local de cocina filipina. Tienen también comida para llevar. No faltan los arroces o las pastas típicas de la comida oriental, pero también platos originales como un lechón con toque oriental o unos peculiares caracoles que hacen en temporada. Ahora han incorporado mini tortillas de patatas.
Masktapas
(Comandante Paz Varela). Se inscribe dentro de la estética de los gastrobares. Se come a base de tapas. Entre sus tapas más solicitadas la ensaladilla de pulpo, las berenjenas rellenas o el arroz negro.
Mesón La Tasca
(Calle Paraíso 4) Un local con muchas alternativas y todas bien tratadas. Se puede comer de tapas o de medias raciones. Atención al San Jacobo, la cola de toro o el pescado a la roteña. Si se opta por el restaurante, buena oferta de pescado fresco. Carta de jereces muy cuidada.
Oishii
(Comandante Paz Varela). Su máximo atractivo es el sushi, con una amplia variedad. También lo preparan para llevar.
Restaurante El Caballo
(Comandante Paz Varela esquina con plaza del Caballo). Un clásico de la zona. Se puede tapear o comer. Propuestas de cocina tradicional con materia prima cuidada.
La Espartería
(Calle Paraíso). Carta variada. Conviven clásicos con cocina innovadora, todo con el toque del cocinero Javier Parra. Los platos se exponen en una pizarra, no hay carta. Atención a sus fideos fritos, el rabo de toro, la merluza rebozada o el San Jacobo. Buenos postres.
La Bocacha
(Calle Paraíso). Acaba de abrir. Apuestan por pescados frescos fritos, revueltos, algunos guisos y la ensaladilla de gambas.
Val de Pepe
(Calle Paraíso). Tapas. La carta no es muy amplia pero todo está muy cuidado. Sus grandes clásicos son las papas aliñás y el rabo de toro. Suele tener también steak tartar o una merluza a la romana muy interesante.
Cervecería Gran Avenida
Marisquería clásica con un amplio surtido de mariscos donde no faltan las bocas, las cañaíllas, los camarones o las gambas. Al lado, La Abacería con propuestas más carnívoras.
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