Luis Carreras-Presas, comandante del 'Elcano': "Mandar este buque ha sido un privilegio y una responsabilidad; me atrevería a decirle que repetiría encantado"

El capitán de navío Luis Carreras-Presas ha estado al mando del Juan Sebastián de Elcano durante los dos últimos viajes, el último con la princesa Leonor a bordo, formándose junto a los futuros oficiales de la Armada. El día 25 entrará un nuevo comandante pero antes, e "ilusionado como el primer día", Carreras-Presas habla sobre cómo han sido estos seis meses de navegación, "una vida a bordo que forja el carácter del marino" y que ha vivido con "naturalidad".

Pregunta.Termina uno de los cruceros más especiales para el 'Elcano', ¿con qué sensaciones llega a Cádiz tras estos seis meses? ¿Cómo lo definiría en su balance?

Respuesta. Ha sido un viaje muy bonito, hemos contribuido a la formación académica, marinera y humana de los guardiamarinas, y hemos apoyado a la Acción Exterior del Estado. La vuelta a Sudamérica es un viaje muy inspirador para un marino español. Navegamos de regreso a casa con la satisfacción del deber cumplido. Estoy orgullo del esfuerzo y compromiso de dotación y guardiamarinas.

P. Es su despedida al frente de este buque escuela casi centenario, ¿con qué se queda de este periodo al frente del 'Elcano'? ¿Ha sido cómo pensó cuando llegó a bordo?

R.Sigo igual de ilusionado que el primer día, y como entonces pienso que mandar el Juan Sebastián de Elcano es un privilegio, un honor y una responsabilidad. Hasta el día 25 no dejaré el mando. Aprovecharé el verano para hacer balance personal aunque me atrevo a decirle que repetiría la experiencia encantado, navegar al mando del Juan Sebastián de Elcano, que tiene como misión principal la formación de guardiamarinas, es una experiencia impagable.

P. Supongo que en un viaje de seis meses se viven muchas cosas, ¿cuáles han sido los momentos más duros de la travesía?

R. Navegar seis meses requiere un importante esfuerzo personal y familiar para todos los navegantes de cualquier barco de la Armada. En el Juan Sebastián de Elcano se repite cada año, y para los guardiamarinas es su primera navegación prolongada. Durante seis meses, la familia continua con la vida en casa, y el marino cumple su misión. Suele ser duro el momento de la despedida, o cuando surgen dificultades en la vida familiar de cualquiera de los que estamos a bordo. El compañerismo es la herramienta que tenemos para superarlos, apoyándonos los unos a los otros. La vida a bordo forja el carácter del marino: contacto con la mar y convivencia con personas, en los buenos y en los malos momentos.

P.Por el contrario, hábleme de uno bueno en especial que se le haya quedado marcado. ¿Cuáles han sido los momentos más importantes?

R. A mí particularmente me gusta buscar y alcanzar pequeños hábitos profesionales y personales, dentro de lo poco previsible que es la vida en la mar. La satisfacción de ir superando objetivos, avanzando en las fases de la formación de los guardiamarinas y ver cómo evolucionan a bordo del buque proporciona momentos de satisfacción y marcan la evolución del crucero de instrucción. En la mar lo más importante es vivir cada momento con atención y con esfuerzo, anticipando y preparando lo que tenemos por la proa, física y metafóricamente. La repetición de pequeños esfuerzos en cada momento refuerza los hábitos que conforman nuestro carácter de marinos. Por esto es tan importante este embarque de seis meses que realizan cada año los guardiamarinas.

P.Ha tenido la oportunidad de estar al mando del buque en el que se ha formado la Princesa de Asturias, ¿qué ha significado para usted tener a su majestad a bordo? Y aunque siempre le preguntamos ¿cómo ha sido la etapa de la princesa a bordo? ¿Cómo ha sido la convivencia?

R.He tenido el privilegio de contribuir a la formación de 76 guardiamarinas este año y 83 el año anterior. La convivencia de guardiamarinas y dotación, y las funciones de mando y liderazgo que los guardiamarinas realizan a bordo le dan un valor añadido a la experiencia de vida en la mar y la formación académica que reciben a bordo. Seguramente me habrán escuchado decir que todos los cruceros son especiales para los que lo hacemos y este también. Cada año 250 viven su crucero de instrucción y es muy especial y también para sus familias. Los guardiamarinas han evolucionado en función de las fases que programamos y con mucha normalidad y naturalidad hemos vivido este crucero como el anterior.

P. ¿Cómo se han vivido los últimos días antes de la llegada a casa? ¿Hay más tranquilidad o la concentración tiene que seguir hasta el final?

R. En la mar hay que mantener la atención y concentración en cada momento. Siempre. Desde que se sale a la mar hasta que se atraca en el arsenal de La Carraca.

P. El buque iniciará un nuevo periodo de preparación en breve, ¿cómo se ha comportado el buque escuela, casi centenario? ¿Muchos días de mala mar?

R. Muy bien, el barco está muy bien mantenido y continúa prestando servicio de forma impecable. Durante seis meses, y más de 20.000 millas navegadas hemos encontrado días de buena y mala mar. El barco, la dotación y los guardiamarinas estamos preparados para ello.

P. Usted embarcó en el buque también hace 30 años, ¿ha cambiado mucho la realización de un crucero de instrucción en el Elcano?

R.El barco mantiene la esencia y la presencia. La vida en la mar, la maniobra, guardias y servicios, o las actividades en puerto son similares. Y sobre todo, la alegría, entusiasmo e ilusión de los guardiamarinas y su dotación.

P.¿Algún consejo para el nuevo comandante?

R. Ninguno. Le contaré que ha sido un auténtico privilegio ser comandante del Juan Sebastián de Elcano, y que he disfrutado cada día de la “vida a cinco nudos”.