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Cádiz

Un legado sin definir

  • Administraciones e instituciones deben concretar el uso del Oratorio, el castillo de San Sebastián y la Casa de Iberoamérica a partir de ahora

Tres equipamientos de la ciudad se han preparado especialmente y específicamente para la celebración del Bicentenario. Con distintos fines y muy distinta suerte, los proyectos de rehabilitación del Oratorio de San Felipe Neri, del castillo de San Sebastián y de la Casa de Iberoamérica se idearon y se ejecutaron pensando en el año 2012, donde estaban llamados a ser sedes de los eventos más importantes que tuvieran lugar en Cádiz.

Los proyectos ejecutados en el templo donde se debatió y votó la nueva Constitución en 1812 y en la antigua Cárcel Real han sido un notable acierto, devolviendo por un lado el esplendor de ambos edificios históricos y pudiendo albergar todo tipo de exposiciones y actos institucionales o culturales en los últimos doce meses. En el lado contrario de la balanza se sitúa la antigua fortaleza situada en la playa de la Caleta, donde la rehabilitación apenas alcanzó un tercio del proyecto aprobado en su día, los actos se han reducido a tres conciertos y unas cuantas jornadas de puertas abiertas, y los efectos de una mala finalización o ejecución de las obras ya está dando problemas con la aparición de humedades y filtraciones en la zona restaurada.

Pero al margen de valoraciones sobre los proyectos ejecutados en estos equipamientos y la utilización de los mismos a lo largo del Bicentenario, lo que preocupa a estas alturas, con el año 2013 prácticamente en la puerta, es qué uso van a tener a partir de ahora. A qué fin concreto o general se va a destinar cada uno de estos edificios. También es una incógnita conocer quién se va a encargar de la gestión de cada equipamiento, incluso de su mantenimiento en ciertos casos.

A lo largo de los últimos años se ha insistido en reiteradas ocasiones en que el mejor legado del Doce debía ser que no fuera una celebración puntual, sino que sirviera para que Cádiz mantuviera en un futuro el nivel ofrecido a lo largo de los últimos doce meses. Ese objetivo debe comenzar, en parte, por esos equipamientos sobre los que se actuó especialmente para esta efeméride y que, de una u otra manera, hasta este año estaban algo olvidados.

El Oratorio

De los tres equipamientos recuperados para el Bicentenario, el Oratorio de San Felipe Neri es el más especial. No en vano, allí fue donde se gestó y proclamó la Constitución de 1812. A lo largo del año ha sido posiblemente el edificio de la ciudad que más actos haya albergado. Y el pasado viernes el Consorcio del Bicentenario devolvía las llaves al Obispado de Cádiz y Ceuta, su propietario.

Se abre, pues, ahora la duda sobre cómo va a ser gestionado el templo a partir de ahora. Este edificio tiene una peculiaridad; al ser una iglesia, lógicamente su fin fundamental debe ser el culto y las celebraciones litúrgicas; pero al mismo tiempo, al tener tal relevancia histórica no solo para Cádiz sino en el país entero por lo que supuso hace doscientos años, ese culto religioso debe ser compatible con una utilidad cultural, institucional y también turística.

Esta peculiaridad es perfectamente asimilada por la Iglesia diocesana, que ha reiterado en múltiples ocasiones que la idea clara es que el Oratorio abra al culto pero haciendo esto compatible con la cultura. El problema, por tanto, radica ahora en cómo se gestiona esto. Cómo habilita el Obispado una infraestructura propicia para que San Felipe abra de manera periódica y, al mismo tiempo, para asegurar el mantenimiento del edificio. Es en la búsqueda de esta fórmula más idónea en lo que trabaja actualmente el Obispado, que ha creado una comisión específica para este templo. Al respecto ya anunció el vicario general, Guillermo Domínguez Leonsegui, que no se descarta ninguna opción (que podría ser incluso la de externalizar el servicio de apertura, mantenimiento y seguridad del Oratorio). Y mientras no se tome una decisión en firme, el templo permanecerá cerrado -se espera desde Hospital de Mujeres que por poco tiempo-, aunque sí se van a respetar los actos que ya había programados para el mes de enero.

San Sebastián

Ha sido el gran fiasco del Bicentenario. Primero por la leve rehabilitación que ha sufrido con respecto al proyecto inicial (un tercio de lo anunciado es lo que se ha llevado a efecto) y segundo por la escasísima utilización que ha tenido en estos meses. A todo esto se une ahora la incógnita sobre qué será de este equipamiento a partir de mañana. Una incógnita, además, en un doble sentido: por un lado, para saber si la fortaleza seguirá en manos del Ministerio de Medio Ambiente o si pasará a otro propietario; y por otro lado, si las dos terceras partes del proyecto de rehabilitación que han quedado pendientes se van a llevar a cabo en el futuro o no. Por si esto no fuera poco, cuando se resuelvan estas dudas habrá que afrontar la siguiente: ¿Qué se hace con San Sebastián? ¿Qué se habilita allí?

En el Ayuntamiento -que ha sido precursor y firme defensor del proyecto del castillo- ya se indica que a partir de enero se va a trabajar en este asunto, señalando al respecto que "hay que replantearse todo" después de que hayan surgido problemas de filtraciones y humedades en las casamatas, lo que imposibilita siquiera la instalación de exposiciones. Pero claro, ni el propio Ayuntamiento sabe ahora si será el nuevo responsable del San Sebastián o quién se va a hacer cargo de manera definitiva de la fortaleza, una vez finalizado el Bicentenario.

Casa de Iberoamérica

Es posiblemente el equipamiento concebido para el Bicentenario que más claro tiene su futuro. El proyecto ha sido pensado y realizado en exclusiva por el Ayuntamiento (aunque la rehabilitación se hizo con fondos del Plan E del Gobierno español, presidido entonces por José Luis Rodríguez Zapatero), que por el momento anuncia que hasta marzo se mantendrá la programación prevista con motivo de los 200 años de la Constitución -ya que el Ayuntamiento sí prolonga el acontecimiento hasta el 19 de marzo de 2013 y no lo finaliza hoy, como ocurre con el Consorcio-. "A partir de entonces -explican fuentes municipales- se están estudiando varios proyectos para darle uso y sentido al edificio".

Sobre estas últimas palabras, hay que tener en cuenta que la Cárcel Real ha pasado a llamarse Casa de Iberoamérica, lo que da a entender que su uso estará dirigido a mantener las relaciones con los países del otro lado del Atlántico. Y en este mismo sentido, conviene recordar el reciente mandato de la UCCI de que Cádiz lidere la puesta en marcha de la Red de Ciudades Capitales de Iberoamérica, para lo cual este edificio debe ser la sede ideal.

Además de esto, el uso cultural y expositivo de las instalaciones también parece estar asegurado, contando ya con una muestra permanente, la de esculturas de Cornellis Zitman, a la que podría sumarse una nueva en los próximos meses.

Todo esto deberá quedar definido próximamente. De las instituciones propietarias de cada equipamiento depende ahora conocer qué va a ser a partir de mañana del legado físico que ha dejado la celebración del Bicentenario de la Constitución.

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