Juicio con jurado por las tarjetas Black

El juez a un profesor que dijo que estuvo con Macías en el Parador de Trujillo: "Si miente, incurre en un delito"

  • El testigo afirma que se hospedó en la misma habitación que el catedrático para ahorrar costes.

  • La auditora de la UCA declara, sin embargo, que era práctica habitual alojar a los docentes desplazados por separado.

El catedrático acusado de malversación durante la vista oral.

El catedrático acusado de malversación durante la vista oral. / Lourdes de Vicente

En la quinta sesión del juicio con jurado por el caso de las tarjetas black, una vista con jurado que se celebra estos días en la Audiencia de Cádiz para esclarecer el supuesto desvío de dinero público por parte del catedrático Francisco Antonio Macías Domínguez, declaró como testigo un profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Cádiz que confirmó que se hospedó con el acusado en el Parador de Trujillo entre en el 30 de octubre y el 2 de noviembre de 2009. "Fuimos allí para establecer contactos previos de cara a materializar un proyecto de cooperación interregional con otras universidades, un plan que, al final, no salió adelante", explicó.

El docente manifestó que recordaba la fecha concreta del viaje, el hotel así como varias comidas celebradas en Trujillo, Guadalupe y Cáceres. Asimismo, afirmó que viajaron juntos en el coche del procesado y que se hospedaron en la misma habitación con el fin de abaratar costes. 

Cuestionado por el fiscal del caso sobre si en esos almuerzos estuvieron presentes vicerrectores de las Universidades de Huelva y Córdoba, el testigo dijo que no sabía exactamente qué personas acudieron. "Había mucha gente, creo que de Málaga, de Extremadura y del Algarve". En este punto, el fiscal señaló que esos vicerrectores habían negado haber estado presentes en las comidas y que dos tickets aportados a la causa de ese puente festivo, uno con fecha de 31 de octubre y otro de 2 de noviembre, se correspondían con comidas facturadas por importes de 45 y 83 euros, respectivamente. "Esos pagos no son de almuerzos con muchos comensales. No cuadra", apostilló la Fiscalía.

Fue entonces cuando el magistrado presidente del jurado, Manuel Grosso de la Herrán, advirtió al docente: "Está usted bajo juramento, si no dice la verdad, incurre en un delito". El juez observó también que el testigo ofreció al principio de su declaración un testimonio claro y detallado que fue perdiendo precisión según avanzaba el interrogatorio.

El mismo testigo aseveró que en enero de 2010 mantuvo una reunión "no concertada" con el encausado en Madrid. "Yo estaba ya en Madrid cuando Macías me llamó para solicitarme información de una investigación. Tomamos un café y después cenamos juntos en un restaurante", detalló. A preguntas de las acusaciones, el profesor negó que se alojara con el catedrático en un hotel de la capital en esa fecha.

También declaró este viernes como testigo una vicerrectora de la Universidad de Granada, quien desmintió que almorzara o cenara con el catedrático en varios establecimientos de la provincia de Cádiz en fin de semana. "Las reuniones sectoriales con otros vicerrectores andaluces eran los miércoles, jueves o viernes, nunca los sábados y domingos ni los festivos", concretó. 

El 85% de los cargos, en fin de semana

En la quinta sesión del juicio con jurado por el caso de las tarjetas black tuvo lugar, además, la práctica de la prueba pericial. Así, pasó por sala la auditora de la Universidad de Cádiz que realizó un informe pormenorizado de las cuentas de todos los Vicerrectorados de la UCA, inspección que le fue solicitada por el Consejo de Gobierno de la Universidad en 2015 a raíz de la información publicada por este medio sobre el supuesto uso fraudulento de las tarjetas corporativas del ente público.

La perito ratificó su auditoría, a partir de la cual se detectaron numerosas irregularidades en el Vicerrectorado de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación (VIDI) que lideraba Francisco Antonio Macías entre 2007 y 2011. La auditora habló de abonos duplicados e incluso triplicados por el uso de la tarjeta corporativa de la UCA de forma simultánea al cobro de dietas por parte del catedrático. Calificó como "no procedentes" la compra de una máquina de café por valor de 5.000 euros, el desembolso de 2.000 euros en caramelos y bombones y el gasto de 9.000 euros en regalos y obsequios. "Era el Gabinete de Relaciones Institucionales el que controlaba ese capítulo", indicó. 

La auditora llamó la atención sobre las reuniones y encuentros celebrados en fin semana, lo que, según su criterio, no era lo normal. A preguntas de la abogada de la UCA, corroboró que el 85% de los cargos que el acusado sufragó con fondos públicos de la Universidad se concentraron en fines de semana y que el Vicerrectorado dirigido por Macías era el segundo con mayor gasto de toda la Universidad

Sobre los alojamientos contratados para que los miembros de la UCA se alojasen en caso de desplazamiento, la perito especificó que era práctica habitual concertar habitaciones separadas. "Cada persona tenía su propia habitación, aunque ésta fuese doble", señaló.

En cuanto a los recibos que figuran en la causa de dos comidas para llevar encargadas por Macías en el Bar Nono el 24 y el 31 de diciembre de 2008, la auditora se mostró tajante al afirmar que esos días la Universidad está cerrada. "No se trabaja en esas fechas. Las tarrinas de comida no pudieron entrar en la Universidad, salvo que alguien dispusiese de tarjeta de acceso".

La perito aclaró que los tickets justificados como prolongación de jornada tenían un límite, el mediodía, por lo tanto las cenas no estaban amparadas en esa motivación. Recordó también que el kilometraje que pagaba la UCA comprendía los viajes de un lugar de trabajo a otro, no los desplazamientos del domicilio de un profesor a la facultad.

A preguntas de la defensa, la auditora declaró que una vez que terminó su informe, se lo remitió al procesado para que presentase alegaciones a las anomalías detectadas. "Algunas de sus alegaciones fueron aceptadas. Sobre otras, sin embargo, no nos pronunciamos porque no había forma de verificar ni contrastar la información", concluyó.

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