Juicio con jurado por las tarjetas black

El catedrático de la UCA acusado de malversación: "Hay multitud de errores de imputación"

  • El ex vicerrector Antonio Macías declara que la documentación acreditativa que justificaba sus cargos a los fondos de la Universidad de Cádiz tenía el aval de su departamento. "Yo confiaba plenamente en mi equipo", afirma

Francisco Antonio Macías durante su declaración.

Francisco Antonio Macías durante su declaración. / D.C.

El catedrático de la Universidad de Cádiz Francisco Antonio Macías Domínguez, acusado de haber desviado 36.727,50 euros de los fondos públicos de la Universidad de Cádiz en su propio beneficio mientras ocupaba el puesto de vicerrector de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación (VIDI), declaró este lunes en la Audiencia de Cádiz que su gestión fue correcta y que en ningún momento sufragó sus gastos personales con cargos a la UCA.

Interrogado por el fiscal del caso sobre el uso que dio a las conocidas como tarjetas black, tarjetas de crédito corporativas que se adeudaba directamente a la cuenta bancaria de la UCA, Macías explicó que él, al igual que otros 18 directivos de la Universidad de Cádiz que disponían de ella, la empleaba "para gastos inmediatos y eventuales, que no pequeños", aclaró. "Este procedimiento de pago a través de tarjetas llevaba mucho tiempo implantando en la UCA, desde antes del año 2000 incluso. Era una forma de evitar desembolsos de nuestros bolsillos y su posterior reintegro", esgrimió.

Cuestionado igualmente por la caja habilitada, el otro método de pago por el que, según el fiscal, Macías presentó "falsas imputaciones de gastos" que no estaban vinculadas a su función de vicerrector, el catedrático manifestó que tanto su secretaria como los miembros de su Unidad de Gestión, entre los que figuraba el director económico Javier Moreno, eran las personas encargadas de tramitar las facturas y rellenar las motivaciones correspondientes. "Yo podía recibir entre 100 y 200 recibos con portafirma. Entonces le preguntaba a mi secretaria si todo el material estaba repasado y revisado; si ella me daba el ok, yo también le daba el visto bueno a todo, tenía confianza plena en mi equipo. Siempre he procurado no hacer el trabajo de otra persona, por eso no revisaba toda la documental", afirmó el acusado.

Sobre los más de 5.000 euros que supuestamente cargó a la UCA en cafés, el ex vicerrector explicó que lo que realmente se hizo fue adquirir una máquina expendedora de café para el departamento a través de un contrato de renting. Los cerca de 2.000 euros que se destinaron a caramelos y bombones, “fueron comprados a una ong a modo de obsequio”, alegó. Y en cuanto a los 9.000 euros empleados en regalos, Macías puntualizó que eran “corbatas, pins, diplomas y metopas adquiridas por el Vicerrectorado para entregar a terceros en acto oficiales". 

Respecto a los numerosos cargos en restaurantes de la provincia de Cádiz que aparecen reseñados por la Fiscalía como falsos encuentros del acusado con otros altos cargos de diferentes universidades e instituciones, el encausado insistió en que sí se trataban de almuerzos y cenas de trabajo en la mayoría de los casos, si bien matizó que en algunas ocasiones se produjeron errores ajenos a él en la facturación. "Hay multitud de errores de imputación, tanto en las fechas como en los importes. Hay cargos en festivos y domingos que realmente se corresponden con días laborales", se defendió, para luego añadir que él nunca rellenó de su puño y letra una motivación.

El fiscal repasó de forma minuciosa todas las comidas que Macías cargó a los fondos de la UCA, cuyas facturas aparecían a veces duplicadas e incluso triplicadas en un mismo día. Al respecto, el ex vicerrector insistió en que eran encuentros de trabajo que obligaban a realizar más de un almuerzo o cena al día. "La delegación de la universidad japonesa que nos visitó se dividió, por lo que hubo que hacer dos comidas en un día con el único fin de ofrecerles la mejor atención posible", puso de ejemplo el encausado.

En cuanto a los recibos correspondientes al Bar Nono, donde se realizaron también numerosos cargos, el catedrático señaló que ese establecimiento era un "salvavidas" para el Vicerrectorado de Investigación. "Mi jornada de trabajo a la fecha de los hechos se prolongaba durante todo el día. No tenía tiempo para vivir. Por eso iba mucho al Bar Nono para tomar una cosa rápida: un café, agua y ensalada para comer... y ya después seguía con mi labor". El fiscal cuestionó a Macías entonces por qué compró comida para llevar el 24 de diciembre de 2008 en ese bar al mismo tiempo que lo hizo en Romerijo, a lo que éste contestó que tuvo que asumir las atenciones protocolarias de las delegaciones universitarias de Colombia y Brasil que estaban en Cádiz. 

Por último, Macías aseveró que la auditoría de la UCA no le ha requerido en ningún momento para que reembolse dinero. "Presenté mis alegaciones y la auditora ni las aceptó ni la rechazó". El fiscal, sin embargo, le recordó que la perito calificó sus prácticas como "no procedentes"

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