Ayer no fue una tarde noche para hablar de víctima sino de héroes. Ni siquiera para hablar de culpables ya que el paciente de 63 años que presuntamente provocó el fuego no estaba en sus cabales y no era dueño de sus actos.
Por fortuna se habla sólo de daños materiales y no personales. No hubo ni heridos ni afectados por el fuego, pero, eso sí, tanto la habitación 611 que era la que habitaba el presunto incendiario como varios dormitorios contiguos han tenido que ser cerrados y, según el tesminonio de los Bomberos, han quedado del todo inutilizables, unas por el fuego y otras por el humo o por el calor que provocaron las altas temperaturas del fuego.
La noche quedó casi en una mera anécdota en comparación con lo que podría haber ocurrido pues, según testimonios de Mati, trabajadora de la UCI de neonatos, el presunto autor del fuego fue pillado infraganti tanto por la Policía como por los sanitarios que ayudaron a reducirlo justo en el momento en que, al parecer, estaba intentando provocar otro fuego.
Según otras fuentes, este segundo foco del incendio podría haber localizado, si la actuación policial no hubiera resultado tan efectiva en un saco de ropa que el presunto autor del fuego encontró en la planta séptima, donde fue hallado en posesión de un tarro de gel hidroalcohol con el que quería provocar ese nuevo fuego.
El hecho de haber provocado un segundo foco habría agravado la situación, aunque se da la circunstancia de que esta séptima planta se encontraba, según los Bomberos vacía de enfermos.
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