El coronavirus se ha llevado por delante otro comercio de Cádiz: Neverland for kids, ubicado en la calle José del Toro. Su actual propietaria, Bárbara Sicre, ha tomado la determinación de cerrar las puertas de su negocio “al menos hasta que la situación no se asiente del todo y desaparezca esta incertidumbre provocada por el coronavirus”.
Bárbara confiesa que han sido varios los factores los que la ha llevado a tomar esta siempre dura decisión. En primer lugar, su socia ha optado por dejar el negocio, así que se ha encontrado sola y, además, en una situación complicada por la disminución de las ventas.
A esto se une que Bárbara Sicre es consciente de que en fechas próximas podrían interrumpir de nuevo las clases en los colegios y ella es madre de tres niños, "por lo que tendría que cerrar la tienda los día que hiciera falta y eso ya sería una catástrofe"
En este aspecto, el principal culpable ha sido el coronavirus, que “nos está dejando sin bodas y está llevando a las comuniones a fechas sin precedentes”. "Está ocurriendo que con los continuos cambios de fecha y suspensiones la gente no se atreve a comprar ropa nueva y prefiere apañarse con los que tiene en sus armarios"
Se da la circunstancia de que la ropa que Bárbara vende en Neverland for kids es un tipo de prendas válidas para cualquier evento especial pero que luego son perfectamente ponibles durante el verano. Pero el verano se ha ido y se siguen suspendiendo bodas y posponiendo comuniones. “Esta ropa se me está quedando ahí sin poder salir de ella”.
De todas maneras, Bárbara, que tendrá sus puertas abiertas en José del Toro hasta que liquide del todo el stock de la tienda, no pierde la esperanza de volver de nuevo a la carga, “tal vez con un local algo más pequeño y más barato”, pero mientras tanto seguirá vendiendo ropa por internet a través de su web www.neverlandforkids.com.
La ausencia de Zara
Barbara Sicre añade a todo lo dicho que se está notando mucho el cierre del establecimiento de Zara en el centro de Cádiz. "Antes había incluso gente de la provincia que se acercaba a la capital exclusivamente para entrar en Zara. Luego se daban el paseíto y ya picábamos algo el resto de establecimientos".
Ahora, según Sicre, la situación ha cambiado y "lo único que están consiguiendo es que la gente se vaya a los centros comerciales para comprar de todo, con lo que eso podría significar para el pequeño comercio".
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