Minutos más tarde de las once de la mañana, Domi Paredes, escoltada por la concejala Lorena Garrón y el alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi', se acercaba al modesto monolito en memoria de las víctimas de la explosión que dejó la ciudad desolada para colocar una corona de flores. 

Después de este solemne y respetuoso acto, Domi, a sus 79 años de edad, era abordada por los medios de comunicación para que justificara su presencia y su protagonismo en este acto. Es hija de una de las más de 150 víctimas de la explosión de ese 18 de agosto de 1947.

"¿Guarda algún tipo de rencor?", le preguntó este periódico. "No porque a mí me ha criado mi tía, la hermana de mi madre y, además, de qué sirve tener rencor".

A pesar de ello, Domi Paredes quiso dejar claro que sigue teniendo interés en que se aclare todo lo que ocurrioóhace ahora 75 años "porque hay mucho sin aclarar y creo que nunca será tarde. A ver si un día se disipan todas las dudas".

Su madre murió con tan sólo 24 años de edad, dejándo a Domi Paredes huérfana con sólo dos años y medio. Y fue su tía la que tuvo la difícil labor que ir explicándole a medida que pasaban los años y Domi iba adquiriendo madurez por qué se quedó sin madre a tan corta edad.

"Pero ya se puede imaginar lo que mi tía me podía contar con sólo dos años. Esos son los recuerdos que guardo, los que me ha legado mi tí porque yo era muy pequeña. Ella hizo todo lo posible para que yo echara cuanto menos mejor a mi madre".

Ya de mayor, Domi ha contactado con otros vecinos, sobre todo de la Barriada de España, que perdieron también a algún ser querido y que le han ido aportando detalles sobre lo que ocurrió ese fatídico 18 de agosto.

"Mi vida quedó marcada para siempre. Mi madre, según me cortaron, en el momento de la explosión iba camino del cine de verrano, el cine España. Iba cruzando el puente, que era de hierro, y la explosión la cortó por la mitad. Tuvo que ser horroroso".