La desorbitada subida de los precios de la construcción, iniciada hace más de un año, no está ayudando al sector inmobiliario y, en especial, a la ejecución de proyectos que implique la rehabilitación de fincas antiguas.

Es este otro de los problema qué tiene la ciudad a la hora de ampliar su parque de viviendas, escaso para atender la demanda de nuevos pisos.

Hoy, tras el bum constructor de los últimos cinco años, buena parte del suelo que quedaba libre en la ciudad, en su mayor parte concentrado en terrenos de Puerta Tierra, se ha ido agotando. En la gran mayoría ya hay proyectos en construcción o que están en la fase previa a la entrada de la maquinaria.

Algo similar ha ocurrido en el casco antiguo. Aquí para levantar un nuevo bloque de pisos en un solar vacío ha sido necesario derruir lo anteriormente construido y ampliar suelo adquiriendo varias fincas, como pasa con una promoción ahora en marcha en el Mentidero.

Pero poco más. Ahora apenas queda una decena de fincas, tanto de propiedad pública como privada, que se encuentran vacías o con escasos vecinos y que podrían reformarse para conseguir nuevas viviendas. Sin embargo, el tamaño de estos inmuebles es limitado. Apenas se contaría con espacios para tres o cuatro viviendas por piso, en inmuebles que no acostumbran a pasar de las tres o cuatro plantas.

De esta forma, para la iniciativa privada afrontar proyectos de este tipo resultan inviables económicamente.

En este sentido, Álvaro Pedreño, gerente de la Inmobiliaria Hispania, considera que “ahora mismo el precio de muchas fincas está muy por encima del valor del mercado. Con ello a los constructores no les salen las cuentas, y optan por no sacar adelante nuevos proyectos (aunque lo cierto es que empresas interesadas, de Cádiz y de fuera, las hay... pendiente de encontrar el suelo adecuado y rentable)”.

Ante esta situación Pedreño considera que hay que bajar los precios de las fincas, para que puedan salir al mercado.

En Puerta Tierra también se ha dado el caso de los terrenos de Loreto, que la Junta ha intentado vender en dos ocasiones, sin haberlo conseguido por el momento.

En el caso de las de propiedad pública (el Ayuntamiento tiene una decena de ellas en el casco antiguo), tampoco salen adelante al no poder asumir su rehabilitación. Proyectos público-privado tampoco han terminado en buen puerto.