"Me dijo: atente a las consecuencias si no cambias tu declaración"
Un policía que trabajó a las órdenes del exjefe de la Udyco afirma que éste lo amenazó cuando, tras declarar ante Asuntos Internos, iba a hacerlo ante el juez instructor
Un policía que trabajó en la unidad antidroga a las órdenes del procesado V. aseguró ayer en la Audiencia que éste lo llamó por teléfono cuando se disponía a declarar ante el juez, durante la instrucción del caso Udyco, y le advirtió de que tuviese cuidado con lo que decía porque conocía el testimonio que ya había prestado ante Asuntos Internos. "Me dijo que yo estaba totalmente equivocado y que me atuviese a las consecuencias si no cambiaba mi declaración. Me puse muy nervioso y le respondí que a mí no me podía manipular con amenazas", contó el agente. El presidente del tribunal quiso oír de nuevo esa parte de la declaración del testigo y le pidió luego que la repitiese. El policía lo hizo y explicó que tras la llamada, "supernervioso", telefoneó a dos compañeros para contarles lo que había ocurrido.
No era ocioso reclamar tanta precisión. La acusación popular, ejercida por el SUP, y la particular, que ejerce TP1, el confidente que denunció a V., consideran que ese procesado cometió un delito con esa llamada. Uno más en la larga lista que incluye hasta tráfico de hachís y de cocaína. El fiscal solicita 4 años y medio para V. y para el otro procesado, también inspector, por falsear un atestado. También, para V., más de 13 años de inhabilitación por detención ilegal y omisión del deber de perseguir delitos.
El juicio comenzó esta semana en la Sección Tercera y ayer consumió su tercera sesión. Continuará el próximo lunes con una declaración importante: la del excomisario provincial Deira.
TP1 ha dicho, y V. lo ha negado rotundamente, que el entonces jefe del grupo II de la Udyco lo amenazaba con detenerlo y enviarlo a prisión (por vender hachís) si no colaboraba con él en amañar operaciones policiales para poder detener a algunas personas. Por ejemplo, colocar hachís en el aseo de un bar y luego registrar el local o venderle a un vecino de Cádiz un kilo de hachís y detener al comprador inmediatamente después.
El policía que ayer reiteró que fue amenazado por V. cuando iba a declarar ante el juez le explicó al fiscal que su relación con V., cuando éste era su jefe, era normal al principio y que después empezó a deteriorarse. "Me hizo la vida profesional prácticamente imposible", dijo el agente. Al abogado de la acusación popular le comentó que había cosas en la forma de trabajar de V. y en su modo de tratar a la gente que no le gustaban. A la abogada de la acusación particular le dijo que le pareció "raro" el método; que llamaba la atención que el jefe dijese que iban a detener a uno que iba con una bolsa con droga, sin previa investigación, sin averiguaciones.
"Era todo muy chocante: que V. supiese que una mujer iba a llevar encima 50 o 60 gramos de hachís y se le detenía", explicó el agente. En los atestados de esas operaciones no aparecía mencionado TP1, quien asegura que él, en connivencia con V., vendía el hachís a los luego detenidos. "Si nosotros usamos las mismas armas que los delincuentes para obtener información, quedamos a la altura del betún", reflexionó el testigo.
TP1 fue detenido en agosto de 2007 por venta de hachís. Dos policías de la Udyco que participaron en la detención ofrecieron ayer versiones muy distintas, contradictorias, sobre el modo en que se produjo el arresto. ¿Sabía usted que TP1 estaba entonces preparando su denuncia contra V.?, le preguntaron a uno de los dos agentes. No lo sabía. ¿Y no llamó usted a su jefe, a V., para decirle que habían detenido a un informador suyo? "Yo no lo llamé".
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