Las cachimbas

La cultura arábica está pisando fuerte en Cádiz, tanto que, cuando merodeamos por las terrazas de la ciudad, parece que nos hemos perdido por las callejuelas de Estambul en vez de estar paseando por la tacita.

Las teterías ya no son las únicas que ofrecen este producto sino que es raro ver cualquier bar, pub, chiringuito o discoteca que se preste sin su servicio de cachimba. Y es que eso de echar bocanadas de humo de sabores por la boca se ha puesto tan de moda que ya está empezando a dar un poquito de "caló".

Para merendar, cachimba de sandía, de postre en la cena cachimba de melón, y a la hora del bailoteo cachimba de menta.

Esto de las cachimbas es tan popular que ya se han creado empresas de catering de cachimbas en la provincia como Sisha Gadir, que ofrece el servicio a los bares y chiringuitos de la provincia.

Casi todos los bares del Paseo Marítimo se han sumado a la moda de las cachimbas ya que nadie quiere desaprovechar la oportunidad de vender uno de los productos más demandados por los gaditanos.

Con precios no muy altos -excepto los de aquellos 'locales vip' que se aprovechan de la demanda-, las cachimbas se comparten entre tres, cuatro o cinco amigos que se pasan la manguera de unos a otros para disfrutar de este "manjar".

Otro temita de las cachimbas que también está dando "caló" es la forma de echar el humo: unos expulsándolo por la nariz, otros, en forma de aritos y algunos coloraos de tanto aspirar para echar la nube más grande. Vas mirando a las mesas de colegas con sus shishas y parece todo un espectáculo circense.

Las cachimbas las hay de todo tipo, color y sabor. Pero las favoritas de todos son las gigantecas en las que la base de cristal parece un jarrón y la manguera una serpiente pitón.

Cádiz ya cada vez está más cerca de convertirse en la ciudad de las cachimbas y con tanto humo yo ya me estoy acalorando.