El coronavirus en las personas sin hogar de Cádiz

"Estamos en el centro Elcano como en una cárcel"

  • Una de las personas que se encuentra con los sin techo en las instalaciones náuticas describe el día a día en el lugar elegido para que este colectivo pase el confinamiento

  • Juan Carlos Pajares asegura que hacen registros a todo lo que llega desde el exterior

Ropa tendida y una tienda de campaña en las instalaciones del Elcano.

Ropa tendida y una tienda de campaña en las instalaciones del Elcano. / Julio González

"Esto es un lugar de alto rendimiento pero para nosotros es como un centro penitenciario". Juan Carlos Pajares es una de las aproximadamente 70 personas que está pasando la cuarentena confinada en el Centro Náutico Elcano. El Ayuntamiento trasladó a los sin techo a estas instalaciones deportivas situadas a la salida de la ciudad para que pudieran protegerse de los contagios del Covid-19 y pudieran llevar también su confinamiento como el resto de la población. Para acondicionar las instalaciones participaron incluso miembros del Ejército.

Pajares es un caso curioso ya que no es un sin hogar al uso, sino que se vio sorprendido en Cádiz cuando se produjo el cierre de fronteras y no ha podido volver a su domicilio en Castillejos, localidad marroquí que se encuentra a pocos kilómetros de Ceuta. Es un pensionista que fue técnico sanitario y que se vio obligado a emigrar porque la pensión no le daba para vivir aquí. En el año 2015 llegó incluso a competir con el ahora alcalde José María González 'Kichi' para encabezar las listas de Por Cádiz sí se Puede para las elecciones municipales, contienda en la que salió perdedor.

"Estamos como en una cárcel. No podemos salir para nada y el que lo hace, no puede volver a entrar. Si queremos pedir algo, por ejemplo, a un supermercado, tiene que pasar por ellos y, cuando llega, tiene que ser registrado" por los miembros de seguridad privada que están en estas instalaciones.

Cabe recordar que en este período de confinamiento murió una persona joven que estaba residiendo en estas instalaciones.

Pajares se encarga cada día de tomar la temperatura a todas las personas que se encuentran allí confinadas por su profesión anterior. Pero le ahoga, al igual que a otros muchos, la rutina y la falta de cualquier tipo de actividad: "Tenemos una tele que origina también discusiones entre unos y otros y una mesa de ping pong para poder distraernos un poco que se la pedí yo al alcalde cuando vino en una visita".

Pero no hay ningún tipo de actividades ni nada por el estilo "que pueda hacer que todo sea un poco más llevadero". No hay médico pero sí enfermeros, psicólogos y trabajadores sociales, "pero a estos no les veo que hagan entrevistas ni nada".

En un colectivo tan poco acostumbrado a las rutinas, hay un horario estricto por pura organización. Ocho y media para desayunar, una de la tarde para comer, ocho de la tarde para cenar y entre once y once y media a dormir. La comida la califica "de rancho" teniendo el problema de que no hay cocina y todo tiene que ser calentado en microondas.

Pajares afirma que la convivencia a veces es complicada: "Yo ya los conozco a todos y sé con quien se puede hablar son problemas y quiénes son más bordes". Hace unos días incluso uno de los residentes en el Elcano llegó a romper una de las máquinas expendedoras del centro. También hay problemas con la tele con tanta gente porque cada uno quiere ver una cosa.

Pajares abunda en que "hay mucha gente que se cree que estamos aquí fenomenal con unas vistas maravillosas. Desde luego que las tenemos pero no son unas vistas de libertad".

Afirma que no tienen ni un frigorífico para guardar unas bebidas o comida que compren en el supermercado. El alcohol es una de las grandes batallas que hay en el centro. No en vano, hay personas en este colectivo que tienen adicciones y por ello se impide el acceso al mismo: "Al principio había cervezas en las máquinas pero ya se acabaron. Ahora no se puede meter ni una". Pajares cree que no se ha ido más gente de estas instalaciones "porque en las calles no se puede estar". Según Pajares, actualmente hay unas 70 personas de las 90 que llegó a haber en la primera semana.

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