Cádiz

Una calle que mantiene su esencia de barrio

  • En esta vía conviven negocios de toda la vida, que sobreviven gracias a una clientela fiel, con algunos establecimientos aperturistas Muchos locales han cerrado en los últimos años

Sopranis mantiene la esencia de barrio. En esta calle, que une Santo Domingo con la plaza de San Juan de Dios, se respira autenticidad. Un aroma añejo, que nos recuerda a tiempos pasados, permanece en esta vía, que parece no haberse dejado envolver por fórmulas innovadoras.

En Sopranis es habitual ver a los mismos parroquianos en bares y peñas y a amas de casa que bajan a hacer la compra en sus tiendas de siempre, negocios que han sobrevivido gracias a esa lealtad. También, otros emprendedores, con nuevas ideas, han apostado por mezclar calidad y una dosis de modernidad, algunos con más suerte que otros.

En esta vía, muy animada por la mañana, llama la atención la cantidad de locales vacíos que esperan ser arrendados: bazares, fruterías, restaurantes, alimentación, textiles... todos han sucumbido a una crisis que se ceba con los barrios más humildes.

Uno de los que resiste desde hace 37 años es Ultramarinos Sopranis, aunque su propietario, Joaquín Chuliá, apunta que es más antiguo. "Este negocio puede llevar en la calle unos 100 años. El primer dueño fue un santanderino, un típico chicuco del norte". Analista como pocos de la realidad cotidiana, Joaquín dice que "el sentimiento de calle que había antiguamente se ha perdido, ahora hay mucha menos gente. Está bastante desanimada". Para él, "existe una diferencia abismal entre Plocia y Sopranis. A la gente le ha dado por ir allí".

En la misma línea se expresa Abraham Gómez, gerente del Bar Noya, un clásico de la hostelería de esta calle, quien afirma que "la zona está muy tranquila, nada que ver con Plocia, que es como La Palma del barrio de La Viña".

En este tramo comprendido entre Santo Domingo y Gloria, llama la atención el cartel de 'se alquila' que cuelga en el restaurante Rayuela, uno de los negocios que trajo un nuevo aire a la calle con sus recetas de la gastronomía sudamericana.

Un poco más abajo, el barrio típico, el de toda la vida, se abre paso de nuevo. En un pequeño local José Moreno arregla zapatos como lo hicieron su padre y su abuelo hace más de 80 años. Seguramente sus antepasados vivieron una época más gloriosa, a tenor de sus palabras. "La cosa está muy tranquila, no sé muy bien cómo seguimos aguantando".

Los clientes de siempre son los que mantienen a flote a este zapatero, quien subraya que "la calle Sopranis ya no es lo que era. Antes era una feria. Ahora ves gente por la mañana, pero por la tarde está muerta".

Casi enfrente del establecimiento de José Moreno se encuentra una tienda de comida para llevar y bocadillería llamada 'En su punto', que ofrece una gran variedad de productos y platos preparados.

A escasos metros, otro grande de la hostelería se mantiene fuerte desde hace décadas: La Rambla. José Toledo, quien se presenta con desparpajo como "el mejor dependiente del bar", dice que "puede llevar abierto como 80 años". Hace un año y medio que sus antiguos propietarios, Olimpio y Raúl Fabeiro, traspasaron el local a uno de los cocineros, Eduardo Ares, y a su hijo Sergio, empleado, quienes ahora regentan el negocio.

La carta y el servicio apenas han cambiado porque, según el camarero, "seguimos con la misma tradición: tenemos 50 tipos de tapa y especialidades de la cocina gallega como caldo, cocido, pimientos del padrón, pulpo...".

Señalando una de las mesas, ocupada por varias mujeres, José explica que "tenemos clientes de toda la vida que vienen cada día a echar un ratito. También es muy típico que la gente se lleve comida preparada".

Aún a pesar de su positividad, es sincero cuando reconoce que "Plocia es la competencia porque es la mejor calle de hostelería de Cádiz. Aunque Sopranis parece que está ganando una mijita, la falta de negocios hace que no sea de paso".

Frente a La Rambla, un bazar atestado de productos se anuncia como Sábanas El Kilo, aunque este establecimiento se perdió hace muchos años al igual que Modas Fliper, que hacía esquina con Suárez de Salazar y surtía de ropa a familias enteras en los años 80 y 90.

A su lado, la finca de Sopranis número 9 se muestra como uno de los ejemplos más bellos del barroco que permanecen en la ciudad, una antigua casa palacio en la que sobresale una elegante portada de mármol. Son varias las casas palacio que salpican este calle como la Casa de los Lila, hoy reconvertida en sede del Área de Urbanismo del Ayuntamiento.

Este punto parece más animado, quizá precisamente por la ubicación de esta dependencia municipal, que ofrece un importante trasiego de gente. A su alrededor y hasta San Juan de Dios, varios negocios abren sus puertas cada día: una tienda de Electricidad, la peña El Noray, una frutería, dos bares, un restaurante, un ultramarinos, una barraca...

En la frutería El Manojo, su propietaria, Anabel Bernal, comenta que "me va bien, como se suele decir: sembrando para recoger". Esta emprendedora lleva dos años y dos meses en Sopranis y dice que ya cuenta "con una clientela fija de gente del barrio. Por las mañanas está muy animada, pero por la tarde el ambiente es demasiado tranquilo".

Una de las quejas que formula es que "los cruceristas no llegan porque el barrio no se publicita, hasta aquí no se deriva ese tráfico que sí nos dejaría beneficios".

Aunque considera que este tipo de público no suele buscar su negocio, José Antonio Iglesias, socio del restaurante Sopranis y del bar La Esquina de Sopranis, opina como Anabel en que el barrio no es tratado como un reclamo turístico. "Santa María podría venderse como la cuna del flamenco pero con actuaciones, actividades, programas... Este barrio no tiene ni flamenco ni carnaval ni nada. Hace falta reactivarlo".

José Antonio sostiene que en la actualidad "la calle no está bien. Uno de los problemas que tenemos es que no es peatonal, o la suciedad, la gente no cuida su entorno". Este empresario, que pasó su infancia en estas calles, cree que "se ha hecho un esfuerzo pero no es suficiente: hay muchas casas abandonadas, un problema de desempleo muy importante... Pero el barrio se podría recuperar si lo dotáramos de actividad".

En sus establecimientos han apostado por "un modelo de restauración distinto en el que prima la calidad y el sabor, con una dosis de creatividad y buenos precios". El resultado hasta ahora ha sido avalado por la Guía Michelín, que por tercer año consecutivo lo ha distinguido al restaurante Sopranis como Big Gourmand.

José Antonio detalla que en la carta han decidido hacer un apartado sobre los 'Sabores de la memoria', los mismos que parecen imponerse en una calle que aún mantiene su esencia de barrio.

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