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Cádiz

25 años de Eléctrica de Cádiz: La E de los Smaes

  • Tal día como hoy, 25 de mayo, se celebró en 1995 el primer consejo de administración de la empresa

  • La creación de esta sociedad ha sido uno de los grandes revulsivos en la transformación de la ciudad

Foto de familia el día de la constitución de Eléctrica de Cádiz, el 10 de mayo de 1995

Foto de familia el día de la constitución de Eléctrica de Cádiz, el 10 de mayo de 1995

La transformación de la ciudad en el último cuarto de siglo es evidente. Y aunque siempre se pone de relieve los grandes cambios urbanísticos que han dado la imagen actual de Cádiz, también se ha hecho una labor amplia en otros campos igual de importantes en el día a día del ciudadano. Como ocurre con la electricidad. Este mes de mayo se cumple el 25 aniversario de la fundación de la empresa Eléctrica de Cádiz; un cuarto de siglo que ha supuesto la gran modernización eléctrica de la ciudad.

Eléctrica de Cádiz nace como sociedad para gestionar la E de esos antiguos Smaes que desaparecieron en la recta final del mandato de Carlos Díaz como alcalde de Cádiz. La regularización del sector eléctrico y las nuevas normativas ya no hacían viable mantener esos servicios municipalizados de agua y de luz al que tan solo unos años antes, en 1990, se le había sumado la última S, por el servicio de saneamiento (tras un conflicto laboral que se solucionó de este modo).

El escenario de aquellos tiempos poco tiene que ver con el actual. “Eléctrica nace con un cheque y 7.000 millones (de pesetas) de deuda”, sentencia muy gráficamente el que fuera durante 16 años presidente de la sociedad, José Blas Fernández.

Las palabras del que fuera concejal del PP resumen las circunstancias en las que echó a andar esta empresa eléctrica. El Ayuntamiento tuvo que pedir un préstamo sindicado de siete mil millones de pesetas para liquidar las deudas que había contraído con el Banco de Crédito Local, y solicitar al mismo tiempo el dinero que debía aportar a la sociedad. Un préstamo –ahora que tanto se habla de herencias y de deudas– que terminó de pagarse en 2014.

La sociedad nace el 10 de mayo de 1995 con un capital social de dos mil millones de pesetas a razón de un millón de pesetas por cada acción. Las 2.000 acciones quedaron divididas en los siguientes porcentajes: un 55,3% (de la 1 a la 1.106, especifican los estatutos fundacionales) para el Ayuntamiento; un 33,5% para el “socio tecnológico” (Endesa, que se ofreció a ir de la mano de la ciudad en este proyecto y que ostenta las acciones de la 1.107 a la 1.776); y el 11,2% restante para el “socio financiero” (Unicaja, que fue la entidad elegida para poner en marcha Eléctrica, teniendo las acciones de la 1.777 a la 2.000).

Tal día como hoy, 25 de mayo, de hace un cuarto de siglo se celebraría el primer consejo de administración de esta nueva empresa, que presidiría el concejal socialista Pedro Arroyo y en el que por parte municipal estarían también los concejales Carlos Mariscal (entonces concejal de Fiestas) y José Blas Fernández (del PP, entonces en la oposición). A ellos se sumarían dos técnicos, Rafael Ortega y José Luis Bastos, nombrados por un plazo de seis meses.

Este primer consejo de administración apenas tendría validez durante unos días, porque inmediatamente después a la creación de la empresa y la conformación del órgano administrador se celebrarían las elecciones que auparon a Teófila Martínez a la Alcaldía y que llevarían a Pedro Arroyo y Carlos Mariscal a causar baja. Enrique García Agulló sería el presidente de Eléctrica durante los primeros cuatro años de gobierno del PP, sucediéndolo en 1999 José Blas Fernández, que ya permanecería al frente de la sociedad hasta la llegada de Podemos en 2015, primero con David Navarro y ahora con José Ramón Páez –ya que se incluyó una norma por la que el presidente de la sociedad tiene que ser el concejal de Hacienda del Ayuntamiento–.

Posiblemente el gran acierto del Ayuntamiento de Carlos Díaz fue crear esta empresa eléctrica en lugar de dejar el servicio en manos de una empresa privada, como ocurre en otras tantas ciudades. A partir de ahí, se cuentan 25 años de importantes gestiones y decisiones que han permitido, por ejemplo, que Eléctrica cuente en la actualidad con todas las instalaciones de la ciudad de su propiedad, salvo nueve centros de transformación que son propiedad de Endesa y que están en calidad de cedidos; una cuestión muy importante que permite a la empresa gaditana seguir recibiendo ingresos pese a que el cliente se marche con otra compañía (por aquello del peaje de la electricidad).

De los Smaes de 1995 a la Eléctrica de Cádiz de 2020 ha sufrido la ciudad una gran transformación. El Cádiz dividido por la vía del tren, el de los cables eléctricos cruzando de lado a lado las calles, el de las corrientes de 125 y de 220, el Cádiz sin barrio de Astilleros, el de las contínuas averías, el de los enganches de las viviendas privadas a la luz pública que hasta un concejal disfrutaba (en la zona de El Pópulo, por dar más detalles), el de tantísimos locales y empresas públicas que no pagaban la luz. Esa ciudad ha quedado a oscuras en este cuarto de siglo para dar luz a ese Cádiz del soterramiento, de la eliminación del tendido eléctrico de las fachadas (aunque sigue siendo una tarea muy pendiente), de la renovación de las instalaciones, de la creación de nuevas subestaciones que garantizan el correcto suministro eléctrico a todas las zonas de la ciudad, incluso a las de nueva creación.

Eléctrica de Cádiz es hoy una de las empresas del sector mejor valoradas a nivel nacional, y uno de los grandes pulmones económicos del Ayuntamiento. Una sociedad que nació con una deuda de siete mil millones de pesetas y una ciudad que había que transformar, y que 25 años brilla con luz propia.

Una empresa para 50 años

La vida de Eléctrica de Cádiz se fijó en 50 años. Ese es el período fijado para la validez de esta sociedad limitada que, por tanto, acaba de llegar al ecuador de su existencia. En mayo de 2045 los que entonces estén al frente del Ayuntamiento, de Endesa y de Unicaja tendrán que decir cómo resolver la sociedad y qué hacer con la gestión del consumo eléctrico de la mayoría de gaditanos.

Para ello, los propios estatutos disponen el proceso a seguir, que pasa por la amortización del capital privado y la devolución a los accionistas de las aportaciones realizadas, revirtiendo luego al Ayuntamiento “el activo y pasivo de la sociedad, en normales condiciones de uso, así como todas las instalaciones, bienes y materiales integrantes del servicio”, quedando en el consejo de administración los cinco representantes municipales.

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