La casa que hoy recorremos es una vivienda muy singular, tanto por sus elementos de construcción como por su ubicación y sus vistas a La Janda. La propiedad se ubica en Vejer de la Frontera y la parte más antigua de su construcción data del siglo XIII, lo que refleja en algunos de los elementos de su estructura.

El inmueble es propiedad de la familia Melgarejo Montes, que lo adquirieron hace tres años; y tras una remodelación han distribuidos sus 950 metros en diferentes estancias, adaptadas para las necesidades de la vida actual. La finca ocupa planta baja y dos plantas que se distribuyen en un patio principal, un patio exterior con pileta, 2 salones, 6 dormitorios con sus baños y en la parte superior amplias terrazas con vistas a la Janda. Toda la casa conserva su suelo de Tarifa y barro y la viguería de madera y sus puertas, manteniendo así la atmósfera de antaño.

Una puerta de madera noble y de clavos da la bienvenida a la vivienda. Puerta que comunica con el zaguán de la casa, que conserva el suelo de ladrillo de canto en espiga. Algunos elementos de cobre decoran este espacio junto con una puerta de hierro y cristal que comunica con el patio principal.

Este patio es la construcción más antigua de la casa con sus arcos apoyados sobre columnas de piedra que combina con el suelo de losa de Tarifa y canto rodado. Una parte cubierta del patio se utiliza como zona de estar, con un diván isabelino tapizado en rayas de colores amarillo y crema y un pequeño arcón. Un cuadro del pintor Seleka de gran formato preside la pared principal del patio.

A través de un arco se accede a la zona principal de la casa, convertida en cocina y comedor, una de las zonas más frecuentadas por sus propietarios y sus invitados.

La cocina, también con suelo de Tarifa, sitúa en su parte central una mesa de metacrilato con sillas de color gris. En su pared cuelga una pintura de gran formato que representa una vasija, relacionándose con el concepto de recibir. Pequeños elementos decorativos de plata se apoyan sobre la encimera del mobiliario de cocina. Entre los muebles auxiliares que acompañan esta zona, se encuentra uno antiguo de pino con malla de gallinero donde se guardan las diferentes vajillas de la familia.

De andar por casa. Una finca particular en Vejer de la Frontera

En la cocina se ha creado un espacio para la sobremesa, con un tresillo isabelino tapizado en terciopelo verde junto a una mesa auxiliar de hierro de los años 70.

Toda esta estancia recibe la luz del patio exterior de la casa, en el que se ubica una pileta y muebles de jardín. En la planta baja se encuentra el salón principal, presidido por un conjunto de sofás y sillones de garras de principios del sigo XX, junto a una original mesa inglesa baja de comedor de caoba de mediados del XIX. Dos antiguas mesas de noche octogonales de finales del XIX se utilizan como mesas auxiliares, y para apoyar la televisión se ha utilizado una antigua consola de caoba isabelina. Todo el mobiliario descrito descansa sobre una antigua alfombra de nudos. En una de las paredes cuelga una pareja de grabados coloreados.

Este salón comunica con el salón de estar, en el cual se han creado tres espacios diferentes; uno con una pareja de sillones tapizados en terciopelo color albero; otro con una mesa de juego inglesa y sillas del mismo estilo de finales del siglo XIX; y el tercero con una mesa de camilla junto con un sofá tapizado color tabaco y una pareja de sillones de finales del XIX.

De andar por casa. Una finca particular en Vejer de la Frontera

Las estancias descritas comunican con la parte superior por medio de una escalera con suelo de ladrillo y baranda de madera, que da acceso a los diferentes dormitorios de la casa.

Todas las camas de cada dormitorio están tapizadas con estampados en diferentes colores, y en cada una de estas habitaciones se incluye un baño.

De andar por casa. Una finca particular en Vejer de la Frontera

Sus propietarios han sabido conjugar el momento actual con el pasado de la casa en su decoración y distribución.