Es jueves por la mañana en Entrecatedrales. Van llegando de manera silenciosa, casi imperceptible para el resto de ciudadanos y de turistas que se asoman a la plataforma mirador. Es el día de la semana en el que se citan para practicar su afición: el dibujo. Pertenecen a la asociación Urban Sketcher Bahía de Cádiz, creada en 2013 y con grupos homólogos en todo el mundo, pues se trata de un movimiento internacional.

Bastan un banco plegable, un cuaderno y los avíos de pintar para ser un sketcher, un dibujante in situ “a cubierto o al aire libre, capturando directamente lo que observamos”, como dice el primer punto de su manifiesto. Paco Mesa es uno de los que forman este grupo. Nos explica que “los más ociosos, jubilados, quedamos los jueves y se suman otras personas que trabajan y que tienen esa mañana libre. La reunión oficial es un sábado al mes y ahí nos juntamos muchos”. Paco destaca la diversidad entre los participantes. “No importa la edad, la procedencia, el status social, las técnicas elegidas...”, dice.

Ahí, parados, son testigos de lo que ocurre o de los más nimios detalles. “Luego compartimos en las redes nuestras creaciones, porque lo interesante es compartir. Eso, poner en práctica nuestra afición y aprender de los compañeros”, apunta Paco Mesa. El punto de encuentro en las redes sociales es la página de Facebook Sketchers Bahía de Cádiz, que coordinan José María Cortés y Eire MTC.

Uno de los dibujos de Cádiz realizados por un miembro de Urban Sketcher.

Llega Amalia Cabeza, que cuenta que “la mayoría tenemos un diario gráfico. En mi caso encuadro con lápiz y luego uso tinta indeleble y una aguada de acuarela. No hace falta más nada. Un cuaderno y lápices, paletas pequeñas con colores, rotring, rotuladores….”. El sketcher descubre Cádiz, encuentra escenas nuevas, sitios dispares. “Además de dibujar al aire libre, hemos estado en lugares como el Palacio de San Agustín, el hotel en las Cuatro Torres o la terraza del hotel Alquimia en la calle Santiago Terry… Y pintamos lo que nos inspira, lo que se nos ocurra”, expone Mesa.

Inma Fernández, profesora jubilada, cordobesa ya instalada en Cádiz, destaca que ser sketcher le ha dado la posibilidad de conocer a gente que tiene la misma afición. “Estamos muy conectados al ser un movimiento internacional. Me gusta promocionar en las redes a las ciudades a las que tengo cariño”, afirma. Para Inma “no solo es mirar, también es memorizar. Te fijas en un rincón y se aprecian los detalles. Se conoce una ciudad desde otro punto de vista”.

Paco Mesa, uno de los 'sketchers' gaditanos.

Antonio Cabeza es sanitario. Tiene el día libre. Llega y se sienta en la parte superior de Entrecatedrales, con uno de los mejores paisajes de Cádiz ante su vista, el del mar que besa a una Catedral, Campo del Sur mediante. “Llevo poco tiempo, desde finales de enero”, señala Antonio. “Pero es el que más ha evolucionado”, dice con orgullo su prima Amalia. “Solo me gustaba dibujar a lápiz, pero en el confinamiento fui aprendiendo con tutoriales a pintar con acuarela”, apostilla Antonio Cabeza.

En el manifiesto Urban Sketcher puede leerse que estas personas dibujan los sitios donde viven y las ciudades a las que viajan, documentando así un lugar y un momento determinados. “Somos fieles a las escenas que presenciamos y celebramos la diversidad de estilos de dibujo y utilizamos cualquier tipo de herramientas y soporte”, reza el manifiesto. Mostrando el mundo “dibujo a dibujo”. Dando color a una realidad que está delante de nuestros ojos y que, por ser tan familiar y cotidiana, no llegamos a apreciarla en todos sus detalles.