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Cádiz

La Selectividad 2023 se adaptará en Cádiz a las necesidades especiales de 110 estudiantes

Una de las pruebas de la Selectividad el año 2022 en la Facultad de Medicina de Cádiz.

Una de las pruebas de la Selectividad el año 2022 en la Facultad de Medicina de Cádiz. / G.M.

Más de un centenar de estudiantes, concretamente 110, de los más de 7.000 que se presentan este martes a las Pruebas de Acceso y de Admisión a la Universidad (PEvAU) 2023 en los cuatro campus de la Universidad de Cádiz contarán con adaptaciones de los exámenes a sus necesidades especiales. Una vez más la UCA se pone al servicio de alumnos y alumnas que, en razón de alguna dificultad, precisan de una atención personalizada. Como bien dice Rodrigo Sánchez Ger, director General de Acceso y Orientación de la institución académica gaditana, “la motivación de la UCA es que todo el alumnado tenga igualdad de oportunidades".

La mayoría de estos estudiantes padecen TDHA (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Explica Sánchez Ger que a estos aspirantes “se les amplía el tiempo del examen 30 minutos, se les coloca en la primera fila e incluso se les lee las preguntas y se revisa si se han saltado alguna pregunta y la han dejado de contestar”.

Sánchez Ger indica además que “a los diabéticos se les permite tener algo de comida y una aplicación en el móvil para que se pueda detectar una bajada de glucosa. El móvil están en poder de los representantes de centro, que se lo facilitan si hace falta”. Asimismo, pueden salir un tiempo del aula donde se realizan los exámenes “alumnos con patologías de ansiedad para que se tranquilicen”. De igual forma se permite salir a aquellos y aquellas que por razones fisiológicas se vean obligados a abandonar el aula un momento, vigilado en todo momento por un vocal.

“Hay estudiantes que hacen los exámenes en un aula a parte si por una discapacidad no pueden escribir o escriben de forma muy lenta y dictan sus respuestas a un ordenador portátil que tiene un software que convierte luego el audio en un documento word que se entrega luego al corrector”, apunta el director general de Acceso y Orientación de la UCA. Entre otras adaptaciones, los estudiantes en sillas de ruedas son llevados a aulas con accesibilidad, lo que sucederá este martes, según Sánchez Ger, con un alumno que ha sufrido un accidente este pasado fin de semana.

Asimismo, a los alumnos y alumnas con dislexia no se les penalizan las faltas de ortografía, a los que tienen problemas auditivos se les permite usar audífono y a quienes cuentan con problemas de visión se les entregan las pruebas en formato A-3 y se les incrementa el tamaño de las letras para que puedan leer bien las preguntas. Otro caso curioso es el de los daltónicos, que deben avisar de su peculiaridad en el caso de que una distinción de colores en las pruebas lo requiera.

La Delegación Territorial de Educación realiza la valoración de cada caso

Nos ponemos de acuerdo con la Delegación Territorial de Educación, que a través de un equipo técnico realiza la valoración de cada caso. Así, cada presidente de sede conoce de antemano las necesidades especiales de los estudiantes en cuestión. También la UCA realiza un seguimiento por medio de la Delegación de Igualdad, sin olvidar la inestimable ayuda de los representantes de cada centro. “Todo sea porque hagan los exámenes en las mejores condiciones posibles”, apostilla Sánchez Ger.

Este año no hay ningún caso extremo. “El año pasado se presentó un alumno con unas dificultades extraordinarias que al final entró en nuestra Facultad de Medicina. El chico agradeció a la UCA su esfuerzo, puesto que uno de los exámenes duró cuatro horas”, expone Sánchez Ger. Recuerda en tiempos de pandemia un alumno recién operado que, teniendo las defensas bajas y por precaución contra el Covid, realizó las pruebas en un despacho. Como anécdota, “muchos estudiantes asmáticos querían librarse la mascarilla alegando asma infantil. Consultamos con especialistas que nos señalaron que siempre que no hubiera indicación expresa de sus médicos, debían llevarla, pues los asmáticos son los que están más acostumbrados a usarla”.

Rodrigo Sánchez Ger concluye que estas situaciones “son aspectos desconocidos que tienen detrás una historia humana”, obstáculos añadidos a la presión que sienten tantos estudiantes que se juegan sus futuros.

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