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Lxxxvii crucero de instrucción

Rumbo a una nueva travesía

  • El 'Juan Sebastián de Elcano', el buque escuela de la Armada española, inicia su viaje para cruzar el Atlántico. Regresará a aguas gaditanas el 6 de julio tras navegar cuatro meses.

Miradas de complicidad. Un abrazo de los que duele. Una lágrima de los que se quedan y una sonrisa de los que se van a conocer mundo. Cuatro meses de viaje y mil historias que contar cuando el Juan Sebastián de Elcano finalice su trayecto en Marín el 1 de julio. El buque escuela de la Armada española dio comienzo en la mañana de ayer a su LXXXVII Crucero de Instrucción. La fecha elegida, buscada o no, no puede guardar mayor simbología, ya que ayer se cumplía el 89 aniversario de la botadura de este barco en Cádiz.

Un cumpleaños para iniciar un nuevo trayecto en el que atracará en los puertos de Santa Cruz de Tenerife, Fortaleza (Brasil), San Juan de Puerto Rico (Puerto Rico), La Habana (Cuba), Miami (Estados Unidos) y Baltimore (Estados Unidos). Desde esta ciudad norteamericana partirá hacia Marín, antes de regresar el a Cádiz el 6 de julio y dirigirse hacia La Carraca.

Toda despedida tiene su punto de tristeza, aunque también de alegría, sobre todo si el fin de la marcha es cumplir con un objetivo. Una experiencia que jamás olvidarán los 80 guardamarinas -de los que seis son mujeres- que se estrenaban a bordo del velero. Junto a ellos, viaja una tripulación formada por 23 oficiales, 23 suboficiales, 140 militares y cuatro maestros civiles que estarán bajo las órdenes del capitán de navío Victoriano Gilabert Agote.

Una salida que tiene mucho de ritual, tanto por lo militar como en lo que significa para la ciudad. A las 9.30 horas, la iglesia de Santo Domingo acogió la misa de despedida a la dotación del Juan Sebastián de Elcano. Un acto religioso que dio paso a la procesión de La Galeona hasta el Muelle Ciudad para presidir la salida de la embarcación.

En lo protocolario, el acto estuvo presidido por el almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, Jaime Muñoz-Delgado y Díaz del Río. Por la parte civil, estuvieron presentes, entre otros, el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; el alcalde de Cádiz, José María González; el subdelegado del Gobierno, Javier de Torre; la diputada por Cádiz Teófila Martínez o el presidente de la Audiencia Provincial, Manuel Estrella. Destacó la ausencia de representantes municipales de Ganar Cádiz en Común y PSOE.

Tras cumplir con la tradición y embarcar las autoridades en el buque para saludar a la dotación, llegó lo realmente emocionante, que es cuando el protocolo se rompe y los que se marchan dan el último adiós. El que espera la gran cantidad de familiares y amigos desplazados de toda España. Amigos de los que acordarse durante el crucero, como los que arropaban a Alberto Varona, un palentino que realiza su primer viaje en este buquecomo sargento. "He estado en otros barcos, pero estoy nerviosísimo. En cuatro meses, se me para el tiempo aquí. Tengo ganas de ver otros puertos, conocer otros sitios, hacer compras o documentarme", contó. A su lado, Manuel Saborido, uno de sus acompañantes, recordó que él ya se había embarcado en el velero en 1963. "Ojalá me pudiera ir otra vez. Si me dejan, me voy", aseguró ante las risas de los amigos.

Unos gritos y una bandera servían de reclamo a Javier Gago, un guardiamarina coruñés que comentó que "tengo unas ganas increíbles de salir, ya que para esto me he metido en la Armada". A su lado, su madre, María Eugenia Codesal, se olvidaba de los lamentos para mostrarse orgullosa de la travesía que iba a iniciar su hijo. "Estoy feliz porque es lo que él ha elegido. Es su pasión y sigue con ella", señaló entre abrazos.

Por su parte, Carlos Pinto, subteniente de la Armada, se desplazó desde Ferrol para despedir a su hijo Santiago. "Es algo especial. Yo estuve en Elcano en 2003. Tiene que disfrutar cada momento de todo en el viaje", le aconsejó antes de marchar, mientras que Fátima, su madre, le dijo que "disfrute todo lo que pueda. Estoy triste, pero esto es lo que hay".

Sí se le escaparon unas lágrimas al padre de Alejandro Carnicero, otro guardamarina procedente de Calatayud (Zaragoza). "Siento mucha emoción por despedir a mis padres y tengo mucha ilusión por embarcar. Espero aprender y volver del viaje con muchas historias", apuntó Alejandro.

Más allá del acto, cualquier detalle, por mínimo que sea, no está exento de polémica. El Grupo Municipal Popular emitió una nota de prensa, para lamentar que en el mástil de la plaza de Sevilla estuviera ondeando la bandera de Andalucía, que fue izada para la conmemoración del 28-F, y no de la de España. El portavoz del PP en el Ayuntamiento de Cádiz, Ignacio Romaní, afirmó que "estamos muy orgullosos de la bandera andaluza, y si el alcalde quiere que ondee de manera permanente en Cádiz, puede colocar otro mástil en un lugar destacado de la ciudad, pero lo que no puede hacer es sustituir la una por la otra".

A pesar de esto, la salida del Juan Sebastián de Elcano se reafirmó como uno de los símbolos de Cádiz. Tendrán que pasar cuatro meses para poder volverlo a ver en aguas gaditanas.

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