Hermandades Bendición de la Virgen de la Sagrada Cena

Otra Reina en Santo Domingo después de una larga espera

  • Cuarenta y cinco años han tenido que pasar para que la cofradía de La Cena dé culto a su advocación dolorosa, que ayer fue bendecida en una misa solemne

Banderas blanquirrojas ondeando, mantillas en el Compás y repique de campanas eran ayer muestras evidentes de que en la iglesia de Santo Domingo se celebraba algo muy importante. Los hermanos de la Sagrada Cena se citaban con la historia para, después de 45 años, ver por fin a una imagen dolorosa recibiendo culto en el templo y, desde mañana, compartiendo altar los 365 días del año con su titular.

El sueño de varias generaciones de cofrades de La Cena se cumplió a la una menos cuarto de la tarde, cuando María Santísima Reina de Todos los Santos era bendecida por el vicario general de la diócesis, Guillermo Domínguez Leonsegui. Desde ese momento, la luz de las velas antes apagadas se encendieron, comenzando a arder para dar culto a la dolorosa.

Testigos del acto eran, además de los hermanos de la cofradía y de su junta de gobierno, la alcaldesa de la ciudad, Teófila Martínez, que ejerció como madrina de la bendición; los hermanos mayores de las cofradías de La Cena de Jerez y Sevilla, que firmaron como testigos en el acta de bendición; el autor de la imagen, Miguel Ángel Valverde; la permanente del Consejo de Hermandades, que acudió con chaqué, como algunos de los hermanos de La Cena; representaciones de la práctica totalidad de las hermandades de la ciudad, el hermano mayor de la cofradía de los Santos de Alcalá; los concejales Evelio Ingunza, Ana Mestre y José Macías; el Subdelegado de Defensa en Cádiz, Joaquín Arcusa; y los centenares de personas que llenaban el convento dominico en la mañana de ayer, entre los que ocupaban lugar destacado los expresidentes del Consejo de Hermandades Juan Manuel Alcedo, Manuel Cerezo, Antonio Llaves y Rafael Corbacho, además del mencionado Ingunza y del actual, Miguel García.

El acto de la bendición dio comienzo a las doce del mediodía con el rezo del Ángelus, tras el que dio inicio la misa solemne presidida por Domínguez Leonsegui, que estuvo acompañado en el altar por otros tres sacerdotes. Entre ellos estaba el director espiritual de la cofradía, el dominico Pascual Saturio, que en la homilía se refirió a la coincidencia de la puesta al culto de la dolorosa con la celebración en la Iglesia del día de la "propagación de la fe"; deseó que la bendición sirva a los hermanos de La Cena a "acercarnos más al Evangelio" y les recordó, sobre la puesta al culto de la Virgen, que la comunidad "siempre recomendó esperar a tener un lugar apropiado". Y de eso han pasado 45 años, "veinte de ellos conmigo aquí".

Una larga espera que ayer quedó compensada con la bendición de la Virgen, a quien Domínguez Leonsegui besó las manos mientras la iglesia rompía en aplausos, la emoción se reflejaba entre los asistentes, sobre todo en el hermano mayor, José María Caro, y el coro Virgen del Patrocinio cantaba el himno de la bendición.

Antes de concluir la misa, que tuvo a Francisco Moscoso como maestro de ceremonias, José María Caro dedicó unas palabras de acción de gracias en la que también se refirió a Pascual Saturio, "que llegó a la hermandad a la vez que lo hice yo hace veinte años" y al que dijo que en este tiempo "es mucho lo que has hecho por la hermandad", con palabras que sonaban a despedida ya que Caro abandonará el cargo tras el cabildo de elecciones que se quiere celebrar en diciembre.

Con el canto de la primera Salve dedicada a la Reina de Todos los Santos, concluía la misa y se iniciaba el besamano. La dolorosa era contemplada por primera vez en un destacado altar instalado en el lado derecho del crucero, con un gran dosel y la escalera del besamano de la Virgen de las Penas, cedida por la cofradía de La Palma. Rosas blancas exornaban a la nueva dolorosa de la cofradía, otra Reina de Santo Domingo, que al fin llegó 45 años después.

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