Uno de los iconos de la cultura gaditana, el templo del concurso de agrupaciones carnavalecas que tiene repercusión en toda España y que el Ayuntamiento gestiona desde tiempos inmemoriales, no era de titularidad municipal.

Dentro de la puesta al día de todos las propiedades municipales que está realizando el concejal de Patrimonio, Paco Cano, se encontró con esta situación anómala en el Gran Teatro Falla que data de principios del siglo pasado.

Tal y como relata el propio edil, en 1907 se cedió al Asilo Gaditano de Infancia y Casa de Maternidad a perpetuidad los terrenos del teatro con la condición de que pasara otra vez a manos municipales, una vez que esta institución dejara de hacer sus funciones.

En el año en el que se produce esta cesión, el Teatro ya se encuentra construido pero no inaugurado y la cesión se produjo para que el asilo pueda recaudar fondos para desarrollar su labor.

En 1986 hubo un intento de devolver a la realidad esta situación y se llegó a abrir un expediente, ya que hacía 60 años que el asilo no desarrollaba esa labor. Sin embargo, todo quedó en nada y la situación se ha venido prolongando durante 36 años más.

Paco Cano afirma que ya se han realizado todos los trámites necesarios para llevar a cabo la reversión, incluso el abono de las cargas, para que esta anomalía legal se adapte a la realidad. Otro de los objetivos próximos es el del Palacio de Congresos, que sigue apareciendo como fábrica de tabacos.

El hoy llamado Gran Teatro Falla comenzó a construirse en 1884, siguiendo el proyecto de Adolfo Morales de los Ríos y Adolfo del Castillo Escribano, siendo alcalde de Cádiz Miguel Martínez de Pinillos, en el solar del antiguo Gran Teatro de Cádiz, construido en madera en 1871 por el arquitecto García del Álamo, y que se incendió en 1881. Precisamente esa es la misma denominación que adquirió en estos primeros años.

En 1886 el Ayuntamiento asumió la dirección de las obras, aunque la escasez de fondos provocó la paralización de las mismas en diversas ocasiones, lo que impidió que la obra finalizara hasta 1905. El encargado de las obras fue el arquitecto municipal Juan Cabrera de la Torre, quien modificó en gran parte el primitivo proyecto.

El 12 de enero de 1910 se inauguró con la interpretación de una sinfonía de Barbieri. Hasta 1926 se llamó Gran Teatro, año en el que pasó a llamarse Gran Teatro Falla en honor al músico, que también era Hijo Predilecto de la ciudad. Un año después el Carnaval sonó por primera vez en el teatro con el coro ‘Los Pelotaris’ de Manuel López Cañamaque.