El Paseo Marítimo se pone guapo

Decenas de operarios se afanan estos días por dejar la zona estrella del verano gaditano en perfecto estado de revista · Se pinta balaustrada, farolas y papeleras y se intenta arreglar el enlosado, muy deteriorado

Pedro M. Espinosa / Cádiz

23 de mayo 2010 - 01:00

Cádiz es larga y estrecha. Larga por intuición y experiencia, por vieja y pícara; estrecha sólo de hechuras, nunca de mente. Cádiz se abre al mar que la abraza, la recorre y la rodea. Bueno, casi la rodea. Deja una lengua de tierra para que, como escribiera Pérez Galdós, el continente no tenga la desdicha de estar separado de la península gaditana. Parte de esa geografía flaca y alargada, que bien pudiera haber pintado El Greco como ideal de ciudad, lo ocupa un Paseo Marítimo que cada año sigue su ritual de acicalamiento por estas fechas. Cumple años y le salen achaques en forma de desconchones, suelo desgastado o palmeras quemadas por el salitre, pero sabe que desde que Carlos Díaz decidió invertir parte del dinero obtenido por el rescate del Puente Carranza en su construcción para democratizar la playa y su entorno, allá por la segunda mitad de los años 80, su papel en la vida y prosperidad de la ciudad es estelar.

La actividad en el Paseo Marítimo y en la propia playa es frenética. Dando un garbeo desde el último módulo, el situado junto a la Residencia Militar de Cortadura, hasta las inmediaciones del Cementerio de San José, se pueden contar a decenas de trabajadores de la empresa IMES-API, que se hizo con la concesión del mantenimiento del paseo y la playa por dos años. El pasado 7 de mayo comenzaron a pintar la balaustrada, retocando cuidadosamente las líneas rojas que dan un toque de pasión a un blanco calcáreo. Los trabajos van en el mismo sentido que nuestro recorrido y tras una semana ya avanzan hasta el módulo 5, donde ya se ha montado sobre pailas de madera una carpa especial para minusválidos idéntica a la ya existente en el módulo 3 y que funciona como un reloj suizo gracias a la labor de los voluntarios de Cruz Roja.

El pavimento del paseo es, posiblemente, lo que presenta un peor aspecto, algo ennegrecido tras años de uso y con numerosas losas rotas. La solución es más complicada aquí. Los pasos de peatones, con revestimiento antideslizante para evitar resbalones a los bañistas, también están bastante deteriorados. La reposición de las bombillas de las farolas y el pintado de las mismas se ha iniciado por el otro extremo.

Las fuentes, duchas y lavapies funcionan en todos los módulos, aunque sólo en algunos están abiertos los servicios, como son el central y el módulo 3. En el resto se trabaja a marchas forzadas para que el próximo 1 de junio, cuando se abra oficialmente la temporada playera, todo esté en perfecto estado de revista.

Esa condición casi insular que ostenta Cádiz le permite disfrutar de ventajas indudables pero también de inconvenientes en forma de falta de espacio para la construcción y el transporte. Cádiz no puede disponer de un carril-bici en condiciones como la mayoría de ciudades, puede que por ello la presencia de ciclistas en el Paseo Marítimo es a veces exagerada y hasta peligrosa. La ordenanza municipal permite la presencia de las bicicletas en esta vía, siempre y cuando transiten a la misma velocidad que los peatones, algo que no se cumple nunca, jamás. Durante la realización de este reportaje, fueron decenas los ciclistas que nos adelantaron con espíritu de sprinters belgas. Es un peligro que la Policía Local debería controlar y que con la apertura de la temporada y la presencia de niños y mayores aumenta por momentos.

En el Paseo también continúan las esculturas del artista mexicano Sebastián, que permanecerán expuestas hasta el mes de septiembre. Algunas de ellas ya han sido objeto de pintadas y actos vandálicos similares.

Las torres de vigilancia ya están colocadas en la arena y en alguna, como la que se ubica en el módulo central, ya están colocados dos socorristas atentos a cuanto sucede en el amplio arenal gaditano.

Detrás del hotel Playa Victoria se están colocando las pailas de madera que sirven de unión entre los dos tramos del Paseo Marítimo. Precisamente pasando ante la Residencia Tiempo Libre destaca la mole de cemento silenciosa que espera su demolición. Algunas ventanas aparecen ya rotas y el conjunto ofrece un aspecto ciertamente lamentable en pleno Paseo.

Es en esta zona donde se acomete también la construcción de dos nuevos accesos, ya que los anteriores quedaron muy dañados por culpa de los últimos temporales. Por esta causa también, la arena de la playa no está nivelada como en los tramos posteriores al módulo central y se adivina que será necesario el trabajo de la excavadora.

Frente a la calle Brasil un operario subido en una grúa pinta las farolas, mientras que, poco más adelante, alumnos del Colegio Salesianos disfrutan del programa de Deporte Escolar en la playa. Educación a la orilla del mar. Bendita educación. El Paseo acaba en Brasil pero continuamos hasta toparnos con el último módulo, que se sitúa frente al Cementerio. Qué hermoso será ese parque frente a la playa cuando se haga. De momento, ese tramo del frente marítimo ya parece jugar en otra categoría.

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