Miguel Osuna parece haber aprendido algunas lecciones cuando contesta a las preguntas en caliente del periodista, acerca de la decisión de la Audiencia Provincial de Cádiz de absolverle en el llamado 'caso Rilco'. "Quiero ser muy prudente" es su frase más repetida, incluso cuando se le da la oportunidad de "cerrar algunas bocas". El que fuera delegado del Estado en la Zona Franca de Cádiz en sucesión de Manuel Rodríguez de Castro no muestra una especial alegría por el fallo del tribunal, y reflexiona: "Creo que ya he dicho demasiadas cosas". "Mi abogado me ha llamado sólo par darme el alegrón, pero ahora hay que estudiar bien la sentencia, porque según él mismo me ha dicho, de la primera lectura rápida aún no se puede decir con rotundidad si es muy buena, buena o regular para mí, aunque sí piensa que su primera impresión es que la cosa va bien", contesta.

El tribunal no ha apreciado en Osuna ninguna intención dolosa, y esta apreciación es la que le ha salvado, ya que la "negligencia" que sí aprecia en su comportamiento no parece ser motivo de condena. De todas maneras, tampoco acepta Osuna estos términos: "En ningún momento admito haber cometido negligencia. La única verdad es que ahí había un programa que funcionó, que los propios peritos han valorado en seis millones y medio de euros, que se trataba de un proyecto terminado y que se ha tirado a la basura por motivos políticos. Y no creo que Cádiz esté en una situación en la que nos podamos permitir que un plan ya pagado se tire a la basura, sea por motivos políticos o sea porque algunos no tienen ni idea".

Respecto a la condena de su antecesor, Osuna deja una frase intrigante: "De Rodríguez de Castro no digo que no haya cometido delito, tengo que leer la sentencia y valorarlo todo detenidamente". Pese a todo, Osuna se declara "encantado" por la decisión del tribunal, pero recuerda que tiene "aún encima dos batallas" con la justicia. Se refería así a su implicación en el llamado caso Quality Food, que él denunció y en el que al final ha sido imputado, y a la sentencia en su contra por parte del Tribunal de Cuentas, que le condena a devolver 4,3 millones a la Zona Franca, y que está pendiente de recurso ante el Supremo.

"A pesar de esta alegría, tengo que ver cómo siguen su curso una causa y otra", manifestó Miguel Osuna, añadiendo una reflexión final para todos los que han estado pidiendo "durante ocho años" su condena: "Con esto lo único que se demuestra es que todos nos podemos equivocar, y que desde luego no hubo por mi parte ninguna mala intención en mi actuación".