Personajes de Cádiz

La cara humana de los administradores de fincas

  • Emilio Trigueros, que ha sido distinguido por su colegio profesional, sigue activo a los 76 años en un oficio en el que se ha movido “bajo el sentido de la solidaridad”

Emilio Trigueros Serrano, en su oficina de la plaza de Mina.

Emilio Trigueros Serrano, en su oficina de la plaza de Mina. / Julio González

Esta es la historia de un hombre que quiso ser cantante de tango y, aunque no lo pudo cumplir, ha estado siempre vinculado de algún modo a la música porque ha residido toda su vida en el edificio de la plaza de Mina en el que vivió Manuel de Falla. Es la de un hombre que estudió Económicas en Madrid pese a que su gran pasión hubiera sido hacer Psiquiatría, pero tenía que pagar el peaje de hacer Medicina para ello, lo cual le echaba para atrás.

Es la historia de un hombre que estaba predestinado a seguir la saga familiar de administradores de fincas que empezara su abuelo, siguiera su padre y heredara él. El mismo es la historia del Colegio de Administradores de Fincas de Cádiz, ya que fue uno de sus fundadores hace 50 años, cuestión por la que recibió hace unos días una distinción. Emilio Trigueros Serrano también es la historia de la vivienda durante el último medio siglo y también la de su sociedad, porque ha tratado y se ha relacionado con personas de muy distinto pelaje pero que conforman un Cádiz auténtico.

A sus 76 años se sigue levantando cada mañana para abrir el negocio en el que también está presente la cuarta generación: “he sido autodidacta, he tenido un aprendizaje constante de la vida y la profesión obedeciendo a mi brújula interior y con la custodia de mi ángel de la guarda que ha hecho que continúe hasta el día de hoy”. A pesar de que tiene sus limitaciones físicas por una camptocormia, una enfermedad rara que le impide estar erguido si no es con la ayuda de un andador, asegura que “actualmente mantengo una gran vitalidad y buen humor. El secreto de la vida es el deber cumplido y el dormir con la conciencia tranquila”.

Trigueros ha recibido en su oficina de la plaza de Mina a muchísimos clientes, siempre siguiendo una misma filosofía: “ Sin ser una ONG, he actuado siempre bajo el sentido de una fraternidad y solidaridad dándole un sentido humano a todas las situaciones”. Eso le ha hecho, según Emilio Trigueros Serrano, a que “haya tenido unos clientes maravillosos con una relación casi familiar con ellos”.

Este administrador de fincas conoció a la que todavía hoy es su esposa, Leticia López Cotelo, en El Escorial en sus tiempos de estudiante. Ella era enfermera supervisora del Clínico de Madrid, que lo dejó todo y se vino para Cádiz para hacerse también administradora de fincas y entrar en el negocio familiar. De este matrimonio nacieron Alberto Emilio y viceversa, es decir, Emilio Alberto.

Considera que buena parte de su profesión es convertirse en “un solucionador de problemas”. Emilio Trigueros también ha ido viviendo la evolución en el desarrollo de su profesión. Antes, por ejemplo, gestionaba grandes patrimonios de propietarios de familias como los García Hervías, Martínez de Pinillos, Sánchez Vega o Pérez-Llorca, por nombrar a algunos. Ahora los administradores de fincas llevan muchas comunidades de propietarios, aunque en su caso no lo hace.

Emilio Trigueros se enorgullece también de ser uno de los grandes defensores de Manuel de Falla en la ciudad. No sólo el compositor gaditano ha sido un residente ilustre de esta finca sino que el pintor Francisco Prieto también tuvo su estudio allí. El administrador de fincas relata que el hijo de Prieto, Rafael, dice que en la casa “hay un espíritu del hermano de Manuel de Falla, que falleció aquí cuando tenía siete años”.

Trigueros considera que la gran proliferación de leyes en el tema de las propiedades de las fincas y los arrendamientos ”trae consigo una falta de concreción y se presta a la confusión en muchos aspectos. Para el arrendamiento es fundamental que haya seguridad para ambas partes”.

En el asunto de los asustaviejas “me mantuve ajeno y no me afectó ni en lo positivo ni en lo negativo” y cree que “hay que regular de alguna manera” la proliferación de viviendas turísticas.

Afirma que para poder seguir en activo “ahora que me encuentro más mermado físicamente, es fundamental el equipo que está a mi lado, como Carlos, Juan, Carmen y Víctor”.

Hablar con Emilio Trigueros es una montaña de anécdotas en torno a amistades que ha tenido, porque algunos ya han fallecido, o tiene con personas como José Luis Olano, del Pedrín; Jesús Díaz, de Las Banderas; Miguel Castillo ‘Moni’, Paco Ramos, Ricardo Aparicio, Gabriel el de Los Tarantos, Miguel ‘El Pelón’, Luis Ramírez Néstor, Nando el escultor, Pelayo el del Terraza, la familia Rosado, Pepe Vázquez... Historia viva de Cádiz, como lo es él mismo.

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