La entrada de toda la provincia de Cádiz en la fase 2 era más que previsible, atendiendo a los datos de cómo la pandemia se está comportando aquí. Sin embargo, este avance en la desescalada deja un sabor amargo ya que lo que se mejora en el día a día, camino de una supuesta normalidad, va a tener una incidencia muy relativa en dos de los dos sectores más castigados por el coronavirus y el estado de alarma y que, además, tienen una especial fuerza en la economía gaditana: el turismo y el comercio.

Por una parte, se tenía una cierta esperanza de que se permitiesen adelantar plazos en los que se refiere a la conexión interprovincial, centrándose en aquellas zonas con menor incidencia de la pandemia en Andalucía, como había solicitado la Junta.

La posibilidad de cruzar esta frontera debería de incidir notablemente en el turismo. Hasta ahora, la fase 1 y ahora la fase 2, ha limitado el uso de los hoteles, apartamentos turísticos y apartamentos rurales a los usuarios de la misma provincia lo que ha motivado que la mayor parte de los hoteles hayan optado por no abrir sus puertas. Sólo el turismo rural y en parte el de los pisos turísticos ha comenzado a tener nueva clientela.

La fase 2 permitirá a los hoteles de la provincia a abrir espacios comunes, prohibidos hasta ahora, pero seguirá la limitación de la provincia.

La esperanza era comenzar a recibir un turismo procedente de otros puntos de país, aunque se limitase a Sevilla o incluso Córdoba, como usuarios más o menos habituales de las zonas de baño de nuestra provincia.

Junto al sector hotelero, la esperanza era que esta clientela nueva iba a ayudar también a la recuperación de la hostelería, y más cuando en la fase 1 han sido también muchos los bares y restaurantes que han permanecidos cerrados, debido a la imposibilidad de acceso al interior de los locales y a la reducción del aforo de las terrazas.

Allí donde sí se ha abierto lo cierto es que la afluencia de clientes ha sido muy elevada. Hay ayuntamientos, como el de Cádiz capital, que está autorizando la ampliación de la superficie de las terrazas. Aunque la gran mayoría mantengan la distancia sanitarias entre las mesas, lo cierto es que en una sola se llega acumular bastantes personas que, sin el uso de la mascarilla, ya suponen un riesgo.

Otro aspecto que queda muy en el aire en el inicio de la fase 2 en la provincia es el uso de las playas para tomar el sol y bañarse.

Hasta ahora, el litoral venía funcionando como un gran espacio para el paseo siendo únicamente los practicantes del surf los que se podían meter en el agua. 

Es cierto que muchos ciudadanos están incumpliendo las normas y acuden a las playas para tomar el sol y bañarse sin ninguna medida de seguridad sanitaria, como se ha podido constatar hoy en la capital, pero todos esperaban que los ayuntamientos permitiesen ya oficialmente estas prácticas a partir del lunes.

Sin embargo, la mayor parte de los ayuntamientos costeros han reconocido las dificultades que tienen para organizar la nueva temporada de playa en una situación médica tan delicada. Por lo pronto, es evidente la falta de medios humanos y técnicos que tienen para controlar los aforos y constatar que los usuarios cumplen con todas las normas. Desde hace semanas se viene reclamando fondos tanto a la Junta como al Estado para financiar estas medidas.

Junto a ello, necesitan dinero para pagar el incremento de las plantillas necesarias para reforzar las medidas de limpieza.

Todo ello provoca que sean pocos los municipios de la costa gaditana que abran ya las playas al baño. Algunos no fijan una fecha clara mientras que otros la sitúan el 1 de junio.

Esta circunstancia también puede afectar a la mayor afluencia o no a los locales de hostelería cercanos a las playas.