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Un apagón deja sin luz a buena parte de los comercios de la Avenida

Desayuno con refresco

  • Los negocios de la margen derecha de la avenida en dirección hacia fuera de la ciudad han tenido que interrumpir sus jornadas e incluso, muchos de ellos, cerrar, por el corte de luz

La envidia era palpable. Los establecimientos de la acera del hotel Regio miraban hoy por encima del hombro a los de la margen contraria de la Avenida. Una avería eléctrica posiblemente localizada en la obra de Los Chinchorros provocó un serio apagón a lo largo de todos los soportales, más o menos desde la calle Fenández Ballesteros hasta poco antes de la iglesia de San José.

La imagen más evidente eran los semáforos de la avenida apagados y un agente de la Policía Local ocupándose de la regulación del tráfico en unas horas en las que se entremezclan los turistas y vecinos que tiran para la playa tempranito, los que siguen trabajando a la espera del momento de cambiar el pantalón largo por el bañador y los amos y amas de casa a los que el apagón les ha obligado a cambiar este martes el plan de comida.

El supermercado El Jamón tuvo que cerrar sus puertas mientras duró el apagón El supermercado El Jamón tuvo que cerrar sus puertas mientras duró el apagón

El supermercado El Jamón tuvo que cerrar sus puertas mientras duró el apagón / Jesús Marín (Cádiz)

Y no sólo los negocios de alimentación sino que esa acera de la avenida, casi toda ella cubierta por los tradicionales soportales, se encontraba hoy entre luces y sombras a la espera de que alguien les aclarara, primero el motivo del apagón y, en segundo lugar, el tiempo que iban a tener que permanecer sin alumbrado en sus negocios.

Los había que, como uno de los responsables del gimnasio Raúl Calvo, ubicado en la calle Dorotea, que habían tenido que cesar la actividad en el interior de su negocio al haberse quedado sin luz. Para coger unas pesas o utilizar muchos de sus aparatos no es necesaria la electricidad pero otros muchos de sus dispositivos para la gimnasia sí que funcionan con luz así que buena parte del gimnasio quedó sin alumbrado y sin clientes.

A pocos metros, Ana Fuentes, la propietaria de la cafetería El Café de Ana, ya en plena Avenida, el ánimo era distintos y la preocupación se multiplicaba por dos o por tres. “Nos hemos quedado sin luz y sin clientes”, decía una de sus camareras. Era aún hora de café y tostadas y casualmente, para elaborar tanto lo uno como lo otro hace falta electricidad así que fueron muchos los clientes que tal y como entraban por las puertas de El Café de Ana, se iban marchando con estómago vacío, buscando consuelo en la acera contraria de la Avenida. Otros muchos se conformaban con un desayuno con un refresco. “Y lo peor es que no nos han dicho aún cuánto tiempo estaremos sin luz.

Y se quedaron sin clientes pero temían que tanto los helados como las tartas que mantienen en sus frigoríficos se fueran al garete y las pérdidas fueran aún a peor. “El pan que estábamos elaborando se ha venido abajo, los desayunos internacionales con tortitas y creps que tanto gustan a nuestros clientes no han podido ser servidos. Ya lo que nos faltaba con la que tenemos encima por culpa de la crisis.

La tienda Todobolso también tuvo que cerrar al quedarse sin luz y sin poder cobrar a sus clientes La tienda Todobolso también tuvo que cerrar al quedarse sin luz y sin poder cobrar a sus clientes

La tienda Todobolso también tuvo que cerrar al quedarse sin luz y sin poder cobrar a sus clientes / Jesús Marín (Cádiz)

Ana calculaba que este corte, “si se prolonga hasta la una de la tarde (cosa que finalmente ocurrió) me puede dejar sin el 70% de la recaudación de la mañana y le recuerdo que a esta hora suelo tener incluso gente en cola esperando en la puerta del establecimiento porque son precisamente las horas más fuertes”.

Y muy cerquita, Teo, el propietario de la tienda de ropa Avenue Underground había cortado por lo sano y bajó la baraja y se quedó a la espera de ver qué ocurría con el apagón. “A oscuras no se puede atender a unos clientes a los que ni siquiera se les puede cobrar con el TPV”. “He llamado a Eléctrica de Cádiz y me dicen que no hay quien quite tres horas aún porque saben que ha habido un corte de un cable y tienen aún que localizarlo y, después, arreglarlo. ¿Va mal la cosa? Pues peor”.

El supermercado El Jamón, más de lo mismo, con sus puertas encajadas y sus nueve empleados en la calle a la espera de ver la luz al final del túnel, y nunca mejor dicho. “Lo que más miedo nos da son las neveras porque tenemos muchos alimentos y es fácil que muchos de ellos se descongelen y terminen en la basura. Sin montacargas si quiera, así que no podemos ni trabajar a oscuras a puerta cerrada hasta que no ponga una solución a esto. Aunque, todo hay que decirlo, no suele ser habitual este tipo de apagones por esta zona”, comentaba una de las empleadas de El Jamón.

La Policía Local se tuvo que hacer cargo del control del tráfico al quedarse la zona si semáforos La Policía Local se tuvo que hacer cargo del control del tráfico al quedarse la zona si semáforos

La Policía Local se tuvo que hacer cargo del control del tráfico al quedarse la zona si semáforos / Jesús Marín (Cádiz)

Y más negocios afectados que nos hacen pensar lo muchísimo que dependemos del invento de Thomas Alva Edison. Milagros Pérez tiene en esa zona su administración de loterías y su despacho de bonolotos. “A esta hora suelo tener colas que me llegan hasta la puerta”, comenta. “Tengo ahí la lotería de Navidad, la lotería del jueves, la primitiva...”. Esos son sus artículos. Milagros tan sólo podía vender hoy los décimos que tenía en exposición y siempre que el cliente llegara conel dinero justo porque no podía ni abrir la caja registradora para dar el cambio.

La propietaria de este establecimiento bautizado como Doña Manolita calcula que un martes normal puede rondar una recaudación de unos 1.000 o 1.200 euros la jornada completa así que “hoy no hay quien me quite perder 400 o 500 euros si la cosa no se soluciona pronto”. Y no se hizo de esperar porque minutos después de hablar con este periódico Milagros Pérez tomaba la opción de cerrar e irse para casa: “Es que, para colmo, yo vivo aquí cerca y estoy sufriendo con la comida que tengo en mi frigorífico Me estoy viendo esta tarde cocinándolo todo y acostándome a las tantas para no tener que tirar nada para luego congelarlo”, comenta Milagros, ya con cierta simpatía y un alto grado de paciencia.

En una carnicería cercana que lleva el nombre de su propietario, Javi Vargas, había clientela, “pero nada comparado con otros días”. Javi sí cuenta con un peso con batería que le permite, al menos pesar algunos productos de su carnicería, “a ver cuánto me dura la batería”. “Eso sí, olvídate de picar carne, cortar hueso, o cortar carne a máquina, de manera que muchos de mis clientes, entran, entran, preguntan y se dan la media vuelta”. Javi, de todas maneras, ya había hecho una primera llamada al seguro para informarse y para dar cuenta de la situación.

Y el parte no es caprichoso a la vista de la cantidad de carne y embutidos que tenía en sus frigoríficos. “Dese cuenta de que ya lleva una hora sin luz y esto aguanta así, con la calor que hace, no más de tres horas, luego, para la basura.Un martes para olvidar”.

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