Durante la mañana de ayer la vieja pero singular fachada del edificio del Olivillo transformaba su aspecto con el derribo de algunos de sus balcones con vistas al mar. El vaciado del ruinoso edificio también le ha supuesto desprenderse de la última y retranqueada planta sobre la elegante estructura curva que planteó el arquitecto Antonio Sánchez Esteve.

Una actuación que ha sido denunciada en las redes por la página de facebook de Cádiz Abandonada, y que se pone de manifiesto en la imagen del antes y el después de la intervención que, pendiente de un hilo -la estructura metálica o estabilizador en el que se apoya la valiosa fachada recogida en todas las publicaciones de arquitectura racionalista andaluza-, pretende conectar de nuevo con su antigua vida arquitectónica y social, tras más de tres décadas de cierre a cal y canto.

Pero desde la UCA y la Junta de Andalucía llaman a la calma indicando que el proyecto que convertirá el Olivillo en un Centro de Transferencia Empresarial contempla "mantener la fachada", confirmaban ayer, sin concretar de momento el proceso y resultado final. Es decir, si se reproducirán los antepechos (balcones) una vez que se concluya el forjado del edificio, como parece que está previsto.

De hecho, el proyecto básico de rehabilitación de esta edificación fechada en 1937, catalogada y protegida patrimonialmente, tiene previsto "demoler la estructura respetando la fachada y el lenguaje arquitectónico del proyecto original, ampliando la construcción por detrás sin alterar la visión del edificio" que es, por otra parte, "de una enorme relevancia y singularidad para la ciudad", según anunció en su día la empresa Planho Consultores -encargada del proyecto- y cuyo proceso se ha puesto en entredicho en esta denuncia patrimonial.

La obra de remodelación del edificio que albergará un espacio de confluencia entre empresas y universidad fue adjudicada el pasado mes de julio por la UCA a la empresa Sando por un importe de 4.272.440 euros (más IVA), a tenor de la Inversión Territorial Integrada (ITI), impulsada en ente caso por la Junta de Andalucía.

Así, el centro que ocupará estas instalaciones proporcionará asesoramiento a las empresas y respaldará a los emprendedores, vinculando la I+D+i al tejido productivo e impulsando la transferencia de conocimiento y la participación del sector privado en la actividad universitaria, además de apoyar los proyectos empresariales de los grupos de investigación. Partiendo de las necesidades en cuanto a innovación y mercados, el CTE prestará especial atención al desarrollo de sectores clave para la provincia de Cádiz, como los relacionados con el mar, el medio ambiente y las energías renovables.

El Olivillo, que lleva meses en obras, y cuyo valor arquitectónico lo llevó a incluirse en el Registro de Arquitectura del Docomomo, tiene una parcela de 1.551 metros cuadrados, con 4.150 construidos, que estaban distribuidos hasta el momento en sótano, cinco plantas y el ático.