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De andar por casa

Decorar un viñedo

  • La pintura, la poesía y el vino se reflejan en los diferentes espacios creados por la pintora Marusela Pérez Máximo en una viña jerezana del siglo XVIII

Comedor. Una gran mesa con una sillería de finales del siglo XIX junto a unos murales pintados por la propietaria ornamentan toda la estancia.

Comedor. Una gran mesa con una sillería de finales del siglo XIX junto a unos murales pintados por la propietaria ornamentan toda la estancia. / Ignacio Casas de Ciria

A vivienda que hoy recorremos es una casa de viñas del siglo XVIII que adquirió hace veinte y dos años la pintora Marusela Pérez-Máximo con su familia. La propietaria en su restauración ha sabido reflejar en cada espacio el amor que profesa a la poesía, la pintura y la escultura.

La casa, conocida como la viña ‘La Pintada’, ubicada en el triángulo del Jerez superior en tierras de albarizas, se encuentra rodeada de viñedos. Ocupa dos plantas: planta baja con el zaguán, el escritorio, parte de invitados y un taller; y la primera planta, donde se encuentran las dependencias familiares. El espacio de este último nivel se distribuye en un salón, comedor, estudio, tres dormitorios, tres baños y la cocina. Al lado de la casa, se encuentra una pequeña edificación donde esta la bodega y la sacristía, donde se guardan sus mejores vinos.

Salón. Sillones y sofás rodean una gran mesa en torno a la chimenea . En las las paredes, obrasde Pérez-Máximo. Salón. Sillones y sofás rodean una gran mesa en torno a la chimenea . En las las paredes, obrasde Pérez-Máximo.

Salón. Sillones y sofás rodean una gran mesa en torno a la chimenea . En las las paredes, obrasde Pérez-Máximo. / Ignacio Casas de Ciria

El salón de la casa está diseñado para recibir a numerosos invitados. Una gran mesa se sitúa en el centro y, alrededor, una pareja de sofás con tapicería en beige y dos sillones con estampados en su tapicería. Todo ello, en torno a una chimenea de madera sobre la que se apoya un conjunto de fotos familiares. En uno de sus laterales se coloca una vitrina de caoba de principios del siglo XIX donde se exhibe una colección de botellas de cristal de vidriera con una gran variedad de colores, obra de Marusela Pérez-Máximo.

Estudio. La pintora Marusela Pérez-Máximo, en su lugar de trabajo, ante un sillón Windsor de final del siglo XVIII. Estudio. La pintora Marusela Pérez-Máximo, en su lugar de trabajo, ante un sillón Windsor de final del siglo XVIII.

Estudio. La pintora Marusela Pérez-Máximo, en su lugar de trabajo, ante un sillón Windsor de final del siglo XVIII. / Ignacio Casas de Ciria

Otro de los laterales de la estancia lo ocupa un arcón de madera, el cual decora su parte posterior, un cesto de flores diseñado por su propietaria, que refleja su armonía y su dominio en la mezcla de colores. Como muebles decorativos, destaca una pareja de costureros antiguos sobre la que se apoyan unos mundillos con sus encajes de bolillos. En esta habitación, toda la temática de pintura es de bodegas y claustros, obra también de Marusela Pérez-Máximo. Todo combina con una pareja de pinturas de flores, datadas en 1901, de herencia familiar.

El comedor es otra de las estancias principales de la casa, protagonizada por una mesa de madera de cinco metros. La acompaña una sillería alfonsina tapizada en estampados de flores. La mesa la decoran tres vasijas de cristal con un cepa en su interior. Una pintura de seis metros que representa el coche de caballos de la familia y otra pintura también de esas dimensiones que representa a familiares de sus propietarios, pintado por la propietaria, decora gran parte de las paredes de la habitación.

Baño. Combina el estucado verde veneciano junto con el diseño ‘rosa de los vientos’ de las baldosas hidráulicas del suelo . Baño. Combina el estucado verde veneciano junto con el diseño ‘rosa de los vientos’ de las baldosas hidráulicas del suelo .

Baño. Combina el estucado verde veneciano junto con el diseño ‘rosa de los vientos’ de las baldosas hidráulicas del suelo . / Ignacio Casas de Ciria

El estudio es una de las estancias más frecuentadas por su propietaria. Es el lugar donde se inspira para sus obras, así como para su poesía y su pintura, con vistas a través de los ventanales a los viñedos que rodean la casa. Una gran mesa de madera es utilizada como mesa de trabajo, junto con un sillón Windsor inglés del siglo XVIII. Junto a la mesa se ubica un antiguo mueble de taquilla de metal que la artista utiliza para guardar los utensilios de pintura. Entre los diferentes muebles que ocupa el estudio destaca un antiguo escritorio de bodega, donde se exhibe una colección de cámaras de fotos antiguas. Un retrato de un familiar con el uniforme de la orden de Calatrava, cuelga de una de sus paredes.

Cocina. La parte con más solera de la casa, donde se han conservado muchos de sus elementos originales de construcción. Cocina. La parte con más solera de la casa, donde se han conservado muchos de sus elementos originales de construcción.

Cocina. La parte con más solera de la casa, donde se han conservado muchos de sus elementos originales de construcción. / Ignacio Casas de Ciria

La cocina de la casa, es la parte con más solera, ya que conserva los ladrillos y uno de sus fogones originales. El color rojo sangre de la pared combina con la viguería de madera original y su suelo hidráulico corinto y beige. Una despensa , con sus puertas en blanco roto, alberga en su interior una vajilla de loza blanca.

El baño destaca, por el estucado verde veneciano de sus paredes y sus baldosas hidráulicas con diseño de rosa de los vientos.

Sacristía. Custodia y guarda vinos de diferentes partes del mundo. Sacristía. Custodia  y guarda vinos de diferentes partes del mundo.

Sacristía. Custodia y guarda vinos de diferentes partes del mundo. / Ignacio Casas de Ciria

En un edificio junto a la casa se encuentra la bodega y la sacristía que reúne vinos de diferentes lugares del mundo, todo ello, conservando la atmósfera de antaño.

En la reforma de la casa se han conservado suelos, puertas y vigas originales. La artesanía empleada en su restauración y el trabajo de todos los miembros de la familia han contribuido a la continuidad de este maravilloso edificio del siglo XVIII.

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