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El Corte 'Inglé' de La Viña: de todo y para todos

  • Manuel Aragón Salas: Comerciante y chirigotero 

  • Confecciones Manolito abrió en 1955 como Mercería La Misericordia

  • Su dueño es un chirigotero muy conocido en el barrio caletero

Manuel Aragón en la puerta de su establecimento de la calle José Cubiles.

Manuel Aragón en la puerta de su establecimento de la calle José Cubiles. / julio gonzález

Manolo nos recibe subido a la escalera "mecánica", en la puerta de 'El Corte Inglé de La Viña', que es como los clientes han rebautizado a Confecciones Manolito en la calle José Cubiles. Un referente comercial del barrio que abriera su padre en 1955 como Mercería La Misericordia. "Entonces el local era más pequeño y vendía colonia a granel, peines...", cuenta. Luego cambió a Confecciones Aragón y desde hace 26 años, cuando Manolo heredó el negocio, se denomina Manolito. Empezó muy joven ayudando a su padre, que además del negocio en José Cubiles tenía un puesto en el Piojito, conociendo sus variopintos enclaves. "Primero estuvimos en La Merced. Luego en un mercadillo de La Paz, pero volvimos al Piojito en Santa Bárbara y en el Estadio", recuerda. Intercalaba Manolo este trabajo con otros que le iban saliendo. Llegó a descargar camiones de pollos y huevos en la calle Venezuela. "Nos daban al día 500 pesetas, un pollo y media docena de huevos", dice riendo. También hizo sus pinitos en la hostelería cuando su padre se hizo cargo durante dos años de la barra del Club Marte junto a La Caleta.

En La Viña, Manolo es un referente. Conocido y querido. Para eso echó los dientes detrás del mostrador de madera forrado de formica, que es el mismo desde 1955. "Casi no ha cambiado nada", admite. Y la caja registradora funciona. "Para qué voy a cambiarla por un ordenador", pregunta. Sabor y solera. Un comercio de siempre, de los que no quedan. Similares negocios, también con mucha clientela en sus tiempos, fueron cerrando las puertas. Manolo cita a Recio en la calle Sagasta, Los Niños en Jesús Nazareno o Cristóbal en la calle La Rosa. De lo poco auténtico que nos queda. "Una cliente sevillana que veranea en Cádiz el día que se vuelve a su tierra viene, inspira fuerte y dice 'voy a llevarme el olor a refino antiguo'. Se echan de menos estas tiendas", señala.

¿Cuál es la fórmula para mantener abierto un comercio tradicional? Manolo dice que tiene "mucho género, estoy muy encima del negocio e intento ser amable con el público. Ah, y que tengo una dependienta que es para comérsela", afirma señalando a su mujer, María José, con la que lleva adelante la tienda. "Lo que busca el cliente está aquí. Y si no está, yo se lo busco. Vendo simplemente de todo. Desde una bata a ropa interior, pasando por ropa escolar, laboral, baño o medias. Vamos, como El Millonario, pero en ropa", bromea. "La ropa de bebé es lo que más vendemos. Luego, la ropa interior", apunta María José. Y Manolo no se olvida de su público, de su gente de La Viña. "A ellos le debo todo. Son muchos años de confianza", añade.

Evoca anécdotas. "Una vez una mujer mayor que se había tomado unas pastillas laxantes se hizo caca aquí adentro y no veas la que se formó. La pobre me pedía perdón. Qué apuro", asegura entre risas. O aquella vez en la que le vendió 50 calzoncillos slip a la plantilla del Cádiz Club de Fútbol. Porque en Confecciones Manolito se han vivido momentos de mucho ángel. El barrio lo da. La Viña. Que según Manolo "ahora se ve más ambientada y con más gente. Creo que han tenido mucho que ver los apartamentos turísticos". La Viña, que se inunda cuando vienen las fuertes lluvias. Manolo sabe mucho de eso. "Se me ha anegado la tienda tres veces. Dicen que lo han solucionado, pero me temo que cuando venga otro porrazo de agua volveremos con lo mismo", lamenta.

También sabe de compás, de buen cante y de chirigotas. Valioso tenor con 31 años de Carnaval desde que en 1982 saliera en la comparsa juvenil 'Gigolos'. Pero su trayectoria, salvo cuando salió en 1998 en 'Patiovecino' con Antonio Martín, está vinculada al 3x4. A la chirigota clásica, para ser más exactos. En los últimos años es un fijo del grupo de Manolo Santander, con quien tiene un primer premio: 'Los de capuchinos''. En sus días, también salió con El Petra. Y tres años en la chirigota de La Isla con Juan Rivero. Formó parte además de otra chirigota muy recordada, de su barrio, 'Un montón de guanaminos', de 'Carapalo' y José Vicenti.

Echa la vista atrás y dice que "el Carnaval de ahora no tiene nada que ver con el de aquella época. Hoy no queda esencia, la hemos vendido al mejor postor. Hoy en el Carnaval casi todo el mundo tiene la cara de un euro". Asegura que sigue saliendo "por afición y porque me reúno de muy buenos amigos, pero el Concurso de Agrupaciones está para echarlo. Y encima, las redes sociales y sus críticas cobardes van a acabar con todo esto. Una pena". Es la opinión de un clásico del Carnaval, de La Viña y del comercio. Una especie en extinción.

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