El Consejo General de Farmacéuticos otorga la medalla póstuma al gaditano Alfredo Díaz
Consecuencias del covid en Cádiz
Le concede su máxima distinción en reconocimiento por la dedicación y entrega que demostró en el desarrollo de su actuación profesional en los momentos más difíciles de la pandemia
Guillén Moreno llora la muerte de Alfredo
El Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha otorgado de manera póstuma una medalla, como máxima distinción de este colectivo a nivel nacional, a Alfredo Díaz Delgado "por la dedicación y entrega que demostró en el desarrollo de su actuación profesional, en los difíciles momentos de la pandemia producida por la covid-19, que llegaron incluso a producir la pérdida de su vida". Así consta en la notificación que recibió hace unos días Alfredo Díaz, hijo del farmacéutico de Guillén Moreno tristemente fallecido tras contagiarse del covid y permanecer ingresado en el Puerta del Mar durante 80 días.
El Consejo General ha querido así honrar a Alfredo Díaz Delgado con la concesión de su máxima distinción, como es la Medalla del Consejo, instituida para reconocer a profesionales e instituciones farmacéuticas que han destacado en su actuación profesional.
Esta notable distinción es el máximo reconocimiento de la profesión farmacéutica a su "dedicación y entrega de y nuestra manera de rendir homenaje a todos los profesionales de la Farmacia que junto a él, han perdido la vida como consecuencia de estar en primera línea de asistencia sanitaria a la población".
De igual manera, Alfredo Díaz, hijo, médico de profesión, fue el encargado de recoger la medalla en un acto solemne que tuvo lugar en la Real Fábrica de Tapices de Madrid el pasado 22 de junio.
Las medallas concedidas por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos constituyen, con sus correspondientes diplomas, un reconocimiento oficial de la labor e historia profesional de farmacéuticos, entidades y profesionales dela sanidad, españoles y extranjeros, acreedores de tales distinciones.
Este galardón se otorga con carácter anual y es el Pleno del Consejo General el que valora los méritos de los aspirantes propuestos y decide en consecuencia.
La distinción representa, según el escrito que acompaña a la medalla, al que ha podido tener acceso este periódico, "un refrendo objetivo de los valores técnicos y profesionales de quienes apuntan a la excelencia como meta de un esfuerzo diario y muchas veces silencioso en beneficio de la profesión farmacéutica, de la sanidad y de la sociedad española, que es, en definitiva, la destinataria de un servicio cuya oferta social y científica no deja nunca de crecer".
De esta manera, el Pleno del Consejo General, en su reunión celebrada el 21 de octubre del año pasado acordó la concesión de las Medallas del Consejo a título póstumo a los profesionales de la Farmacia fallecidos como consecuencia del covid.
Así, la Organización Farmacéutica Colegial rinde un merecido homenaje a los profesionales de la Farmacia que han realizado una labor asistencial con gran entrega hasta el final en la pandemia frente al covid a título póstumo.
"Un ejemplo de vocación de servicio y de sacrificio personal sobresaliente, en primera línea de atención a los pacientes. Por ello, la profesión farmacéutica en su conjunto rinde un cariñoso y sentido homenaje con la concesión de la Medalla del Consejo General a título póstumo".
Esta concesión tiene dos categorías, una que hace la mención a los farmacéuticos y otra dirigia a instituciones o personas no farmacéuticas, por su labor en beneficio de la profesión. Es en esta segunda categoría en la que se incluye a Alfredo Díaz, dado que él era auxiliar de farmacia, a pesar de que en la memoria del barrio de Guillén Moreno quedara grabado como el farmacéutico de Guillén Moreno o incluso como el médico de Guillén Moreno, dada la atención tan cercana y cariñosa que otorgaba a toda su clientela a la que siempre trató como a su propia familia.
Se da la circunstancia de que entre entre los galardonados a título póstumo se encuentra otro farmacéutico gaditano, Jaime Clavijo Pérez, dueño de la farmacia de Torres Quevedo, en la barriada de Los Junquillos, una persona muy conocida en La Línea y en San Roque, donde residía hasta que falleció en enero pasado a causa del covid.
Alfredo sigue esperando su calle en su barrio
A pesar de las 2.000 firmas y a pesar de que el Ayuntamiento lo tiene más que aprobado, la viuda y los hijos, al igual que todo el vecindario de Guillén Moreno, siguen esperando que desde San Juan de Dios se dé la orden para que la calle Pleamar pase a llamarse calle Alfredo Díaz.
Pocas horas después de su fallecimiento en junio del año pasado, los vecinos de este barrio gaditano no se conformaron sólo con llorar la ausencia de su "médico de familia" sino que se apresuró a reunir todas las firmas que hicieran falta para que la memoria de Alfredo Díaz quedara plasmada en el callejero gaditano.
Alfredo Díaz, hijo, confiesa que desconoce el motivo del retraso de este cambio en el nomenclátor, "sobre todo porque la modificación no perjudica a nadie ya que es una calle muy pequeña ubicada justo en frente de la farmacia donde trabajaba mi padre y no tiene ningún portal ni negocio".
2 Comentarios