Frío, bastante frío. Peor hubiera sido la lluvia, claro. Al menos hubo cabalgata de Reyes Magos y de qué manera los gaditanos desafiaron a la baja temperatura, respaldada por un molesto y gélido aire. Pero nada pudo con la ilusión y el cortejo, puntual, se preparaba para salir en la avenida Cayetano del Toro. Allí, poco antes de partir el desfile, la concejala de Fiestas, Beatriz Gandullo, que debutaba en estas lides organizando la cabalgata, aseguraba que estaba siendo "el día más bonito, laboralmente hablando, de toda mi vida". La edil mostraba su tranquilidad amparada en el "gran trabajo que han realizado los técnicos de la delegación de Fiestas y las otras delegaciones implicadas". "Estoy feliz con el resultado y hemos hecho la cabalgata que queríamos hacer", concluía mientras atendía a unos y otros procurando estar al tanto de cualquier incidencia

Las clásicas motos Vespa abrían el cortejo y sus conductores vestían las túnicas de alumnos de Hogwarts, la escuela de magos de la serie Harry Potter, y bufandas de sus diferentes casas como Gryffindor o Slytherin. No faltaba el jefe supremo, el gran mago Dumbledore. Estaba clara desde el principio la temática de la cabalgata: la literatura infantil y juvenil. Así, tras las motos lucía una carroza dedicada precisamente a la saga Potter. 

Detrás de la carroza de 'Cuentos de Navidad' de Dickens versión Disney marchaba la dedicada a la serie literaria de Roberto Santiago 'Los futbolísimos', luciendo una gran Copa del Mundo, y la cuarta en liza resultó ser 'Monstruos de colores'. 

Gran ambiente en la carroza de la Estrella de Oriente, encarnada por la cantante Pasión Vega, que precedía a la del Cartero Real, papel desempeñado por Carlos Garrido, exultante mostrando su séquito de alrededor de 130 personas delante de la carroza. Además de caramelos, desde esta carroza se lanzaron 500 pelotas, 200 camisetas y llaveros, lo que provocó el delirio entre niños y niñas, que no pararon de recolectar regalos y golosinas tras las preceptivas vallas de seguridad. 

Más nutrido era aún el grupo que acompañaba a Melchor, encarnado por Pepe Mata, gerente de la Fundación Cádiz C.F.. Entre sus pajes no faltaron banderas del equipo amarillo, que va a necesitar la ayuda de Melchor, Gaspar, Baltasar y todos los reyes posibles.

Desde su carroza el Rey Gaspar, Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol, lanzaba los caramelos facilitados por la Delegación de Fiestas más gominolas y chocolatinas promocionales de la entidad que dirige. Detrás cerraba el cortejo la carroza de un rey tan querido por los niños como Baltasar, encarnado por Manuel Rosety, decano de la Facultad de Medicina de Cádiz, que también estaba arropado con un buen número de pajes. 

En el desfile, las carrozas, todas con su particular música, lucieron al ser más grandes que en años anteriores. La magia no cesó hasta el final. Al llegar a la plaza de San Juan de Dios, los Monarcas de Oriente, el Cartero, la Estrella y sus respectivos séquitos bajaron de sus carrozas para dirigirse al Ayuntamiento. Desde el balcón consistorial saludaron a la ciudadanía mientras en la fachada se proyectaba un espectáculo de luz y sonido que incrementó la sensación de felicidad de todos los presentes. 

La adoración al Niño Jesús en el convento Santo Domingo, con el prior dominico, fray Pascual Saturio, como maestro de ceremonias, iba a ser la guinda a la gran jornada de la ilusión, previa a un 6 de enero en el que Cádiz espera levantarse colmada de regalos.