Cádiz

Cádiz, una ciudad llena de obstáculos para los repartidores

  • Zonas de carga y descarga insuficientes y ocupadas por vehículos no autorizados son algunos de los problemas que se encuentran cada día los transportistas que trabajan en la capital gaditana

Parte de una zona de carga y descarga ocupada por la terraza de un bar en la calle Doctor Fleming.

Parte de una zona de carga y descarga ocupada por la terraza de un bar en la calle Doctor Fleming. / Lourdes de Vicente

Los repartidores realizan una labor esencial, sin embargo, cada vez encuentran más problemas para trabajar en Cádiz. La peatonalización de algunas calles les lleva a dar grandes rodeos para llegar a su destino, a lo que se suma la disminución en los últimos tiempos de las zonas de carga y descarga, que, además, en algunos lugares están compartidas con la zona verde de estacionamiento, donde pueden aparcar los residentes restándole sitio a las furgonetas de reparto. También hay otras zonas de carga y descarga que están ocupadas en parte por terrazas de bares o por contenedores de basura. Y todo esto, sin contar con los conductores que dejan sus vehículos particulares en estas zonas.

Hay que tener en cuenta que la compra online se ha disparado en los últimos años, de forma que hay empresas como Seur o MRW, entre otras, que han tenido que aumentar considerablemente el número de camionetas de reparto para poder dar un buen servicio a la población. Así, actualmente, "en Cádiz, hay cada día entre 1.100 y 1.200 camionetas de reparto", afirma Juan Manuel Florentino, vicepresidente de la Asociación de Repartidores Gaditanos (ARGA).

"La gente no es consciente de que si nosotros paramos, la ciudad se para. Somos esenciales. Las mascarillas y los geles que usamos a raíz de la pandemia y todo el material que han recibido los centros sanitarios ha pasado por un camión. Nosotros abastecemos a los hospitales, a las farmacias, a los supermercados... abastecemos a toda la ciudad", reflexiona Juan Manuel Florentino.

Hacemos un recorrido por la ciudad con este transportista en su furgoneta. Es un miércoles, un día tranquilo para el reparto –las jornadas más duras son las que se aproximan al fin de semana–, y aún así los problemas saltan a la vista.

Arrancamos en la Zona Franca, donde apenas hay espacios reservados para carga y descarga, a pesar de la cantidad de naves industriales que hay allí y de haberlo solicitado ARGA en varias ocasiones. Juan Manuel ralentiza la marcha para poder observar cómo un trailer lleno de coches se detiene frente a un concesionario, en una zona no habilitada para carga y descarga, para dejar los vehículos que transporta. No puede hacer otra cosa.

El vicepresidente de ARGA hace referencia al caso de un bazar cercano, que tampoco tiene en sus proximidades zonas de carga y descarga. "Recibe mucha mercancía y las camionetas tienen que parar en la propia carretera para descargarla porque el aparcamiento está siempre lleno de coches de los clientes”, argumenta Juan Manuel.

Camionetas de reparto en doble fila en la calle Lázaro Dou. Camionetas de reparto en doble fila en la calle Lázaro Dou.

Camionetas de reparto en doble fila en la calle Lázaro Dou. / Lourdes de Vicente

Atravesamos varias calles de Loreto, donde vemos una furgoneta de Amazon Prime parada en segunda fila porque no tiene donde aparcar. Hay cerca una zona de carga y descarga, pero es insuficiente para la cantidad de establecimientos que hay en los alrededores. Y aquí descubrimos uno de los grandes problemas que se encuentran los transportistas: el de las camionetas de los negocios que se quedan toda la mañana ocupando una zona de carga y descarga. Esos vehículos no están autorizados para aparcar en estos lugares, pero nadie los multa. Y pueden verse por toda la ciudad.

Mientras hacemos el recorrido, escuchamos mensajes de otros transportistas que están trabajando en la capital gaditana. Algunos avisan de las zonas que están más colapsadas de tráfico, para que los demás eviten circular por allí, y de los lugares donde se puede aparcar. Pero la mayoría son quejas porque las zonas de carga y descarga de muchas calles están ocupadas por turismos, de forma que ellos no pueden aparcar. "Así no se puede trabajar", lamenta uno de los repartidores.

Más de mil euros al año en multas

Al pasar por Segunda Aguada, Juan Manuel advierte que en este barrio sólo hay una zona de carga y descarga, siendo uno de los que tienen mayor densidad de población: "Todos los días verás furgonetas en doble fila porque no tienen dónde parar para dejar la mercancía. Por eso somos un blanco fácil para las multas". Comenta que hay repartidores que pagan al año más de mil euros en multas.

El vicepresidente de ARGA llama especialmente la atención sobre las multas que se encuentran cuando sobrepasan el horario de carga y descarga por el retraso de un trabajo "y no multan a los coches que están estacionados en la misma zona de carga y descarga durante el horario en el que está prohibido", algo que para este repartidor "no tiene ningún sentido". Eso les hace pensar que hay cierta discriminación o "persecución a este sector de trabajadores autónomos que nos dedicamos a suministrar la ciudad".

Juan Manuel se queja también de las limitaciones de tiempo que tienen para estacionar, porque "algunos trabajadores necesitan más de una hora para realizar las labores de carga y descarga". Y sobre el horario de las calles perpendiculares al paseo marítimo, donde sólo pueden realizar su labor hasta las 12:00 horas. 

Al llegar a la avenida de la Bahía, resalta que siendo una vía tan larga, con comercios y un colegio donde tienen que llevar material con frecuencia, sólo hay una zona de carga y descarga, que, además, está delante de un paso de peatones que tienen que invadir para cargar y descargar, y también para maniobrar. En este caso, "si no llevas cámara trasera en la camioneta, no se ve al peatón", con el peligro que esto conlleva.

Asimismo, critica las pocas plazas de carga y descarga que hay en el barrio de Astilleros, "con la de gente que vive allí y los negocios que hay".

Pero donde más problemas tienen los transportistas es en el casco antiguo. El primero lo encontramos en la calle Lázaro Dou, "uno de los puntos más calientes de la ciudad", según Juan Manuel. Aquí hay dos carriles de circulación y uno está casi siempre ocupado por camionetas de reparto, a pesar de no ser todo zona de carga y descarga. "El concejal Martín Vila nos prometió poner el carril entero de carga y descarga, pero no se ha hecho", apunta este transportista, quien explica que en esta calle paran los trabajadores que reparten al barrio de Santa María y a San Juan de Dios.

Lamenta que en la avenida 4 de Diciembre de 1977 se han eliminado 18 metros de carga y descarga, "y la que queda, está llena de coches sin permiso para aparcar ahí y sin que nadie los controle". En este punto, lanza una cuestión: "Si los transportistas sólo pueden estar una hora trabajando, ¿por qué hay vehículos autorizados que no son transportistas y están allí todo el día?". Buena pregunta.

Pasamos por la plaza del Palillero, donde hay varios comercios y ninguna zona de carga y descarga cerca. "Para traer aquí la mercancía, hay que parar en la avenida 4 de Diciembre o en la plaza Candelaria y trasladar los palés de las mercancías, que son muchos kilos de peso", explica. En Candelaria, sólo pueden estar hasta las 12:00 horas, por lo que muchos transportistas no entran allí "porque temen pasarse de la hora y que les pongan una multa". Así, paran en la avenida 4 de Diciembre, donde tienen que ponerse en doble fila por falta de espacio reservado para ellos.

La plaza de España es un lugar muy frecuentado por los repartidores, ya que tienen que entregar material en los edificios oficiales que hay allí, en el Colegio Celestino Mutis, en los comercios de los alrededores y en numerosas viviendas, pero sólo hay dos plazas de carga y descarga en esa parte de la plaza. "Esto ya es insuficiente y encima, se perderán cuando se peatonalice", critica Juan Manuel. Al otro lado de la plaza hay nueve estacionamientos que también se perderán.

Zona de carga y descarga compartida con zona verde en la plaza del Mentidero. Zona de carga y descarga compartida con zona verde en la plaza del Mentidero.

Zona de carga y descarga compartida con zona verde en la plaza del Mentidero. / Lourdes de Vicente

Otro "punto caliente" del casco antiguo para el vicepresidente de ARGA es la plaza de Mina. La zona de carga y descarga estaba antes delante de la heladería y tras las protestas de este negocio, se planteó el cambio. Los repartidores pidieron que se pusiera frente al edificio de Educación, que es la zona más ancha de la plaza y suele estar vacía, "pero incomprensiblemente, se ha puesto en la esquina de Calderón de la Barca con Zorrilla, por donde pasan las camionetas a lo justo, incluso hay algunas que no pueden pasar si hay otro vehículo". Además, en su opinión, las plazas que han puesto son insuficientes.

Al salir a la Alameda, comenta que desde la altura de la calle Zorrilla hasta La Caleta, no hay ninguna zona de carga y descarga. En realidad, hay una en la esquina de Calderón de la Barca, pero actualmente está en obras. Hay que recordar que en ese tramo está el Baluarte de la Candelaria, varias facultades y el colegio Carlos III. Además, desde ahí tienen que repartir también a los comercios y viviendas de la zona interior. Es cierto que en la plaza del Mentidero, donde hay numerosos establecimientos hosteleros, hay varias plazas de carga y descarga hasta las 20:00 horas, pero son también plazas de zona verde y allí pueden aparcar libremente los residentes que tienen tarjeta.

Resalta que en las proximidades del Hospital San Rafael no hay zonas de carga y descarga. Las plazas más cercanas se encuentran en un lateral del Teatro Falla, que es también zona verde. Asimismo, advierte que los repartidores de los comercios de la plaza de Viudas tienen que dejar la camioneta en el lateral del teatro.

Otro "punto caliente" para Juan Manuel es la plaza de San Antonio, donde los espacios reservados para carga y descarga "son insuficientes". Indica que los martes y los viernes son los peores días en este lugar. Comenta que al haberse peatonalizado la calle Veedor, los vehículos tienen que dar "una vuelta enorme", pasando por la calle Zaragoza, donde tienen que abrirse mucho para entrar en Benjumeda. La camioneta de Juan Manuel no es muy grande y puede pasar por allí, pero asegura que hay otras de mayores dimensiones que no caben. Para entrar en la calle Soledad tiene que montarse en la acera: "Hemos pedido que se rebaje la acera", dice mientras pasamos por allí con dificultad debido a la cantidad de ciudadanos que transitan por esa esquina.

Otro sitio conflictivo para los repartidores es Alcalá Galiano, donde la zona de carga y descarga está compartida con la zona verde y se ha reducido el horario permitido para los transportistas. Actualmente, caben nueve vehículos y durante nuestro recorrido, de los que había aparcados, sólo dos eran de reparto.

Hace mención también a la señalización. Pone el ejemplo de la plaza del Falla, donde hay un disco de Prohibido circular vehículos industriales, "¿pero si no pueden circular, cómo abastecemos a los comercios que hay aquí?", pregunta Juan Manuel, quien al pasar por la calle Sagasta, recuerda que los trabajadores que reparten a los negocios y viviendas de toda esa vía, al colegio San Felipe y las farmacias de la zona tienen que aparcar en el lateral del Falla o en San Antonio.

Llegamos a La Viña. "Otro punto caliente", advierte este transportista, mencionando especialmente la calle de la Palma y la plaza Pinto, "que están llenas de bares y sólo hay carga y descarga delante de la farmacia, que, además, se comparte con zona verde". Aquí, como no hay posibilidad de dejar la camioneta en doble fila porque no hay espacio, se ven muchas paradas sobre las aceras.

Juan Manuel lamenta que en la parte trasera del Mercado se han perdido 30 metros de carga y descarga "porque Martín Vila considera que hay que hacer una maniobra peligrosa. Pero eso se podría solventar dejando la zona más peligrosa para los vehículos más pequeños". Desde aquí se abastece a los comercios del Mercado y también a los de los callejones.

Llegamos a la calle Arquitecto Acero, donde el problema reside en que la zona de carga y descarga está en el lado de la Catedral y muchas camionetas invaden la acera: "Hemos pedido que pongan un tope de ruedas porque las camionetas más grandes llegan hasta las escaleras y la gente no puede pasar. También hemos pedido cambiar la zona de carga y descarga con los taxis", comenta.

Terrazas de bares y contenedores en carga y descarga

En el recorrido de vuelta, pasamos por Fernández Ladreda. Desde la zona donde está la Policía Nacional hasta Granja San Ildefonso no hay ninguna carga y descarga donde puedan parar las camionetas que abastecen a los bares, al instituto Columela y a los vecinos de la zona.

Al atravesar Ciudad de Santander, vemos que entre las calles Brunete y Tolosa Latour, en la zona donde están ubicadas las plazas de carga y descarga, si aparca una furgoneta grande, no puede pasar un autobús.

En extramuros, nos encontramos en muchos casos zonas de carga y descarga ocupadas por contenedores de basura y por terrazas de bares. Una de ellas es la de la calle Dr. Fleming, donde los repartidores se ven obligados a parar y realizar su trabajo en doble fila por este motivo.

La zona de carga y descarga de la avenida Marconi, en el lateral del hospital, es "totalmente insuficiente" para abastecer a esa parte de la ciudad.

En la calle Sirenas nos encontramos a las 12:38 horas a un agente de Policía multando a transportistas que se han pasado del horario permitido para la carga y descarga, ya que en las calles perpendiculares al paseo marítimo el horario termina a las 12:00 horas. "Aquí hay muchos bares que abren a las 12:00, ¿cómo se les entrega la mercancía?", cuestiona Juan Manuel, quien recuerda que en la playa de Cortadura no hay zona de carga y descarga, y en verano está siempre lleno de coches. Entonces, pregunta: "¿Cómo se abastece a los chiringuitos?". Tampoco hay carga y descarga en el barrio de Cortadura: "Si un vecino compra un televisor o un frigorífico, o pide que le lleven la compra del supermercado a domicilio, ¿dónde para la camioneta el repartidor?".

Esto es solo una pequeña muestra de las dificultades que se encuentran cada día los transportistas para trabajar en Cádiz. "Esta es una ciudad pequeña, o la aprovechamos más o acabamos pagando las consecuencias los más débiles, que somos los trabajadores que tenemos que echar más horas por la dificultad para aparcar o la falta de espacio para poder trabajar, cuando somos el servicio más esencial que abastecemos a toda la ciudad. Hay que pensar que todo lo que tenemos en nuestras casas ha pasado por un camión. Sólo queremos que respeten nuestro trabajo porque se nos va mucho dinero en multas; pedimos que sean más estrictos en el control de las zonas de carga y descarga. Creo que estamos pidiendo algo lógico", expresa el vicepresidente de ARGA, quien quiere dejar claro que "nosotros no estamos en contra de la peatonalización de las calles, al contrario, porque si no hay coches se circula mejor y podemos trabajar mejor. Lo que queremos es que se escuchen las necesidades que tenemos".

A pesar de ello, sí muestra su disconformidad con la peatonalización de la calle Marianista Cubillo. Durante nuestro recorrido, al pasar por Amílcar Barca a la altura de esta vía, explica que para ir desde ahí hasta avenida de Portugal (que es la continuación de Marianista Cubillo), "hay que llegar hasta la calle Brasil para hacer el cambio de sentido, es decir, tenemos que recorrer unos dos kilómetros en cada sentido". Así, asegura no entender la postura de Martín Vila tanto en este caso como en de la calle Veedor, ya que al peatonalizarlas, "nos hace dar una vuelta enorme, lo que implica que hay más circulación de coches y más contaminación".

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