Historia de las terrazas en Cádiz. De Vera Borja a Martín Vila
Polémica en Cádiz con las terrazas de los bares
Antonio de María recuerda que fue el Ayuntamiento quien impulsó la instalación de veladores en los años 90
“Las terrazas son un éxito, no un fracaso”, defiende el presidente de Horeca
Una historia con un principio y un final (por ahora). Un círculo que se remonta a finales de los 80 y principios de los 90 del siglo pasado y que Horeca cierra en este arranque de 2022. El presidente de la patronal, Antonio de María, ha querido echar hoy la vista atrás para recordar cómo en ese Cádiz de hace cuarenta años no había terrazas, “salvo contadas excepciones” como las del Telescopio y el Anteojo en la Alameda, el Parisién en San Francisco, el Terraza en la Catedral “y poquitos más”.
“En tiempos de Carlos Díaz, con Antonio Gamero (dueño de las recordadas confiterías de La Camelia) de presidente de Horeca, Vera Borja (que fuera concejal de Urbanismo del Ayuntamiento entre 1987 y 1991) promovió la instalación de terrazas, porque en aquellos tiempos cerraban los bares y abrían bancos”, ha recordado De María, señalando ese contexto en el que una vez que cerraban los bancos “las calles quedaban desiertas, sin vida” o en el que la Plaza de Mina “era un punto de venta de droga”. “Entonces empezamos a movernos con este tema de las terrazas” y a convencer a los hosteleros de las bondades de instalar mesas y sillas en el exterior.
El crecimiento que a nivel turístico ya empezó a experimentar la ciudad terminó de convencer al sector del buen resultado de estas terrazas, que empezaron a ampliarse de manera progresiva. “Luego llegó la ley antitabaco, que provocó que se ampliaran las terrazas para que la gente pudiera fumar”, señala De María ya en tiempos más recientes; y el espaldarazo definitivo de las terrazas lo sitúa con la pandemia del Covid y la recomendación de consumir en el exterior de los locales.
“Las terrazas dan muchos puestos de trabajo, dan vida a los proveedores, generan actividad al Mercado de Abastos”, destaca el presidente de Horeca, que ve difícil “encontrar un yacimiento de empleo tan fuerte y tan a la mano” como este recurso de la hostelería. Por todo ello, y frente a los choques con el Ayuntamiento y la nueva ordenanza, De María defiende que las terrazas “son un éxito, no un fracaso”. “En una ciudad sin hostelería no se podría vivir”, llega a afirmar el presidente de los hosteleros, que apunta además que si en La Palma se lleva a cabo esa reducción de mesas no podrá absorberse el turismo que visita la ciudad, y que ya este pasado verano ya ha generado reservas, listas de espera y llenos en la mayoría de locales de hostelería.
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